EL RINCÓN DE...Joaquín Rodríguez Mateos

«Aún quedan muchos documentos de hermandades en el servicio doméstico»

Acaba de ponerle el punto y final a un libro imprescindible para conocer los archivos de nuestras hermandades

Se titula «Orígenes históricos de las hermandades de Sevilla»

Sobre estas líneas, Joaquín Rodríguez Mateos VANESSA GÓMEZ

Félix Machuca

Acaba de ponerle el punto y final a un libro imprescindible para conocer el origen y el estado de los archivos de nuestras hermandades. Y también para saber cómo, cuándo, dónde y por qué fueron, en un número importante, devastados. Se titula «Orígenes históricos de las hermandades de Sevilla».

—¿Los fondos documentales de las hermandades están en buenas manos?

— Pues no siempre. Y no porque las hermandades no valoren lo suyo, sino precisamente porque los documentos no son suficientemente valorados como el patrimonio que son, y lo que conlleva su cuidado.

—¿Se conoce la trascendencia de esos archivos documentales por los que lo administran y gestionan?

El problema viene justo detrás de la gestión, cuando los documentos ya han cumplido. Pocos piensan que después también hay otra vida para ellos, como la memoria que son de la institución.

—¿Fue la incuria, el desconocimiento o la barbarie los inductores del esquilmo documental?

—Pues como en botica, hay un poco de todo. Aunque probablemente la ignorancia es la madre de todos los desaguisados.

—Vayamos por partes: empecemos por la incuria. ¿Me puede avanzar un ejemplo concreto en la que fuera determinante?

—Son tantos… Desde el momento en que los documentos se apilan casi como desechos ya se está dictando sentencia sobre su futuro, y eso es algo desgraciadamente muy frecuente.

—Deme, por favor, otro ejemplo sobre el desconocimiento del valor documental de lo que se guardaba en los archivos.

— Es trágico ver cómo muchas corporaciones han perdido no sólo sus documentos, sino su propia memoria. Paradójicamente, algunas rastrean hoy su historia en otros archivos porque ellas no conservan los suyos.

—La barbarie no solo fue afrancesada, ¿verdad?

—Sin duda que no, nunca hemos necesitado maestros para eso. Destruir conscientemente un archivo es querer borrar parte de la historia, y tampoco hay que olvidar que a veces no interesa que existan documentos.

—Hagamos presentismo. ¿Quién destrozó más archivos: la francesada, el fascismo o el comunismo?

—Pues todos hicieron bien su trabajo. Fíjese, en el fondo estamos hablando de la intolerancia, y del interés por destruir la memoria de esta forma de religiosidad. Desde luego, julio del 36 fue terrible para el patrimonio de las hermandades del casco norte.

—En esta historia sobre la destrucción patrimonial de las hermandades también aparecen hermanos con poco seso y manos largas…

— Sí, siempre ha habido quien se ha considerado con derechos de propiedad sobre los documentos. O que se creen valedores de la historia de su hermandad, y por eso pretenden atesorarlos.

—¿Sabe en qué proporción esos «documentos de acogidas» en domicilios particulares fueron devueltos?

—Digamos que en los últimos años se ha ido avanzando bastante en este aspecto. Pero aún quedan muchos documentos en el servicio doméstico.

—Hablando de manos largas ¿conoce casos de investigadores que le cogieran tanto cariño a los documentos que no pudieran pasar sin ellos?

—Por supuesto. Hemos tenido en este mundillo demasiados aficionados a la investigación que los han usado como cosas suyas. Algunos han sido muy dañinos, verdaderamente de juzgado de guardia.

—Si le pido que reseñe tres documentos de hermandades de alto valor patrimonial que desaparecieron para siempre ¿me los podría decir?

—No podría particularizar. Baste con decir que hay hermandades que perdieron por ejemplo sus reglas fundacionales, o que no conservan el respaldo documental de sus títulos ni de sus propiedades.

—¿Usted se atrevería a pensar que el valor patrimonial de nuestras mejores imágenes es similar al valor documental archivado en nuestras hermandades?

—No lo comparo, sólo diría que todo forma parte de nuestro patrimonio común, y que no se podría explicar lo uno sin lo otro.

—Cuando un archivo de una hermandad desaparece o se destruye ¿qué parte de la memoria le estamos borrando?

—Pues se le está privando de su auténtica historia. Porque entonces sólo queda la frágil, imprecisa y a veces interesada memoria oral. Y por supuesto queda la puerta abierta a la manipulación histórica.

—¿En qué porcentaje se ha reducido la incuria, el desconocimiento y la barbarie en este asunto?

—Bueno, hoy no serían socialmente admisibles ciertas actuaciones. Y aunque se avanza, todavía persiste mucha incuria. Queda aún mucho trabajo por hacer en la sensibilización por este asunto.

-Después de oírle durante esta charla llego a la conclusión de que los responsables no fueron solos los franceses y la barbarie…

- Desde luego, el pecado empieza por uno mismo.

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