Universidad
Los profesores de la Universidad de Sevilla rechazan que grabar las clases sea obligatorio
La intención del Rectorado de instalar cámaras para el próximo curso para que parte del alumnado siga las asignaturas on line provoca polémica entre los docentes

La organización de próximo curso en la Universidad de Sevilla con los protocolos anti Covid-19 que serán necesarios para que vuelvan las clases puede traer al Rectorado más de un quebradero de cabeza. Porque la posibilidad de que las clases sean semipresenciales con aforos reducidos y lleven implícita la grabación de estas sesiones como se ha anunciado no gusta a los profesores e investigadores universitarios.
De hecho, ayer se produjo una mesa de negociación de los sindicatos CC.OO, CSIF, UGT y SAT con tres vicerrectores porque los trabajadores quieren que se reconozcan que los escenarios previstos a partir del próximo otoño (la previsión es empezar las clases el día 5 de octubre) modifican sustancialmente las condiciones de trabajo de los profesores e investigadores.
Fue una cita entre varios vicerrectores y los representantes sindicales en la que se trataron mucha cuestiones que hay sobre la mesa pero en la que no quedó nada claro. Sólo que los profesores quieren poder decidir ellos mismos si se graban sus clases o no, ya que se trata de una cuestión, la de las cámaras, que no gusta a muchos.
Próxima cita
En la reunión, que acabó sin acuerdo y con un emplazamiento para volver a debatir en una próxima cita el próximo 4 de septiembre, desde el Rectorado se dejó claro que la intención de la Universidad de Sevilla es que los aforos de las clases sean reducidas (con un número distinto en función del tamaño de las aulas) y que el resto de alumnos tendrá que seguir la docencia on line. Para ello habrá cámaras en las clases grabando a los profesores, algo que requerirá una importante inversión que ronda el millón de euros y que, según parece, se afrontará en los próximos meses.
En cualquier caso, los profesores piden que el streaming (la grabación de las clases) no sea obligatoria y que cada profesor decida como imparte su docencia. «Los estudiantes no quieren que se les grabe durante los exámenes y es normal que algunos profesores tampoco quieran verse delante de una cámara», decía ayer Teresa López, de CC.OO.
De hecho, según dicen, la inversión que se va a hacer para comprar esas cámaras podría destinarse a una modernización de los equipos de trabajo, los despachos y laboratorios. «La digitalización debe servir para aligerar el trabajo, no para hacerlo más difícil ni que ocupe más tiempo», explican. En cualquier caso, todo está abierto y hay quien propone que en lugar de instalar cámaras que transmitan imágenes de los profesores, sólo se grabe la voz.
Además piden que se garanticen todas las medidas sanitarias e higiénicas en la vuelta a las aulas y que se hagan más contratos para asumir la sobrecarga de trabajo que se les vendrá encima con el nuevo modelo de docencia.
La modificación de las condiciones de trabajo puede llevar también implícita, según los sindicatos, un incremento de las horas de trabajo para adaptar la docencia a los nuevos modelos de estudio. También piden ayudas económicas para la conciliación , para la adquisición de material informático, bibliográfico y de oficina así como la reactivación de los laboratorios. Desde CC.OO. que ha solicitado una mesa de trabajo que continúe durante todo el curso. E incluso no descartan convocar movilizaciones en septiembre si no se produce un acuerdo que parece ir para largo ya que la próxima cita para negociar será después del verano.
Consejo de gobierno
Serán temas que también estarán sobre la mesa en el consejo de gobierno que el rector, Miguel Ángel Castro, ha convocado para el próximo martes 28 de julio en el que, entre otros puntos está prevista la aprobación del calendario académico para el próximo curso o algunos aspectos relacionados con la formación del profesorado, modificación de títulos o las dobles titulaciones internacionales.
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