Circunnavegación

Primera vuelta al mundo: peripecias de Limasawa

Mapa de la travesía por las islas de Limasawa, Bohol y Cebú, actualmente Filipinas ABC

Ignacio Fernández Vial

El 27 de marzo de 1521 tienen a la vista la isla de Limasawa (Filipinas). Cuando se disponían a dejar caer las anclas en su playa, se acerca hacia ellos una embarcación tripulada por ocho nativos. El malayo Enrique, que estaba al servicio de Magallanes , se dirige a ellos para comprobar si conocían su idioma. Grande fue el júbilo al comprobar que así era, ya que este hecho les manifestaba que ya se encontraban cerca de las ansiadas islas de las especias.

Como los naturales de la isla se negaron a subir a bordo , a pesar de las buenas palabras que les dirigía Enrique, los castellanos les tiraron al agua para que los recogieran un gorro rojo y algunas bagatelas amarradas a una tabla. Tomadas estas bagatelas, inmediatamente regresan a tierra para comunicar a su rey la llegada de tan extrañas naves. Al poco tiempo, aparece el gran jefe de los isleños, quien nada más llegar, envía a algunos de sus hombres a parlamentar con los recién llegados, mientras él queda esperando en su barco. Al regreso de sus embajadores, el monarca le quiere entregar a Magallanes, como señal de amistad, un lingote de oro y una cesta llena de jengibre , pero el capitán general rehúsa el presentable. El sanitario Fernando de Bustamante nos dice el porqué de esta inesperada decisión de Magallanes: «Fue debido a que Magallanes, sabedor de que se encontraba ya muy cerca de las Molucas, no quería dar la sensación ante los reyezuelos del lugar, de que habían llegado hasta allí con fines puramente comerciales, sino que su expedición era fundamentalmente de paz, para así conseguir que estos les ayudaran a llegar a las islas productoras de especies, para a partir de aquí, ya descubrir sus verdaderas intenciones».

Extraña actitud la del capitán general de una armada que tenía bajo su responsabilidad, no sólo hallar el paso entre los dos océanos, sino además de ello, regresar a España con las bodegas de sus barcos lo más repletas posible de mercancías valiosas, de manera que hicieran rentable la muy fuerte inversión realizada por la corona. Sabemos que los géneros a cargar que tenían prioridad absoluta eran las especias de las Molucas , pero el oro que pudieran haber conseguido en estas islas tampoco era despreciable, y sin lugar a dudas, su escaso volumen nunca hubiera impedido posteriormente, poder estibar en las bodegas numerosos sacos de especias, pero lo que es más extraño es que rechazara este metal cuando aún sus bodegas estaban totalmente vacías. Confiado el rey de la buena voluntad de los recién llegados, sube a bordo de la nao Trinidad acompañado por seis de sus hombres principales y allí intercambia regalos con Magallanes, pero esta vez sus presentes son una pequeña muestra de los alimentos del lugar, mientras que él recibe de los castellanos una túnica de tela roja y amarilla y un gorro fino rojo, mientras que a su séquito les entregan espejos y cuchillos. Finalizado este acto protocolario, el capitán general manda a uno de sus sobresalientes que se coloque sus armaduras y ordena a tres de sus hombres que le diesen sablazos y puñaladas en presencia del rey, para de esta manera demostrarle que nada podía herir a un castellano armado y que uno de ellos podría combatir con cien guerreros de los suyos. Este acto de fuerza, acompañado del disparo de algunos cañonazos, surte el efecto deseado al dejar convencido a los prebostes de la isla, que mejor les sería colaborar con estos extraños hombres que enfrentarse a ellos.

El domingo 31 de marzo , Magallanes le pide al clérigo que vaya a tierra para ir preparando un altar en donde decir misa.

«Bajamos cincuenta hombres, sin la armadura completa, más armados, sin embargo, y vestidos de la mejor manera posible. En cuanto nuestras chalupas tocaron a la orilla, se dispararon seis bombardazos en señal de paz. Saltamos a tierra, donde los dos reyes, que habían salido a nuestro encuentro, abrazaron al comandante. Fuimos así formados hasta el lugar en que se diría la misa, que no estaba muy lejos de la orilla. En el momento de la Eucaristía las naves hicieron una descarga general de artillería… Magallanes añadió que era preciso colocar una cruz sobre la más elevada cima de la serranía… Acordaron que a mediodía se plantaría la cruz en la cumbre de una montaña».

Tres días más tarde, el 3 de abril , parten de Limasawa guiados por el rey. En un principio ponen proa al N. hasta dar en la isla de Seilani (Leyte). Al llegar a su altura ven unas islas. Se dirigen hacia allá, pero como se les hace de noche fondean en la cercanía de una de ellas, Paciján . Al alba reemprenden su marcha, poniendo la proa hacia un canal que separa dos islas, Mactán y Cebú. El rey piloto les indica que se internen en este paso, pues les lleva a un gran pueblo, y así fue pues un poco más adelante dejan caer sus anclas, en frente de la capital del reino, Cebú.

El 29 de marzo , fallece el hombre de armas de la Trinidad, Fernando. Y el 3 de abril a bordo de la Victoria pierden su vida dos hombres más, el piloto Baltasar Genovés , y el sobresaliente Juan de Villalón .

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