500 aniversario

Primera vuelta al mundo: En las Islas de los Ladrones

Primera vuelta al mundo es una serie de artículos en la que el marino Ignacio Fernández Vial recrea cada sábado el viaje de Magallanes y Elcano

En aguas del océano Pacífico habían navegado 11.700 millas

Ignacio Fernández Víal

Después de cruzar el gran Pacífico, nada más fondear por fin en la isla de Guam , la Armada se ve rodeada de numerosas embarcaciones que arbolaban velas latinas, y ven cómo sus tripulantes, atrevidos en exceso, suben a bordo de las naos castellanas, deseosos de curiosear sin disimulo todo lo les llama la atención. Pero no se limitan a mirarlo todo. Sin rubor alguno, pretenden apoderarse de todo lo que está a su mano, lo que provoca que Magallanes de la orden de desalojar a los nativos de las naves, suscitando un desafortunado incidente. El contramaestre de la Trinidad manda a uno de los nativos a abandonar la nave, pero al ver que no le obedece le abofetea, bofetón que le es devuelto por el agredido, y el contramaestre, injuriado, echa mano a su machete y le da una puñalada. El herido, asustado, se arroja al agua y con él el resto de los isleños.

Al siguiente día, vuelven otra vez los nativos en sus ligeras canoas, pero esta vez, con mayor audacia. Nada más llegar se dirigen a la Trinidad, y en rápida maniobra, cortan los cabos que unen su batel a la nave, y se lo llevan a remolque de sus embarcaciones. Magallanes, una vez recuperado de la sorpresa, manda levar anclas a las naos con idea de no pasar la noche aquel en aquel lugar, y se queda barloventeando en la mar aguardando al amanecer. Con las primeras luces, regresa al escenario del robo del batel, donde después de fondear, manda armar dos botes y se dirige con ellos a la playa al frente unos cuarenta a cincuenta hombres, con el fin de recuperar el batel de la nao capitana. Al llegar a tierra, los isleños les hacen frente, entrando en batalla. Los españoles les vencen matando a siete hombres y quemándoles cerca de cincuenta casas. «Cuando los nuestros herían a los isleños con sus flechas, atravesándoles de parte a parte, los desdichados intentaban arrancárselas de sus cuerpos, lo mismo por un lado que por otro, después de lo cual mirábanlas con sorpresa, y frecuentemente morían de la herida, lo que nos causaba compasión». Los nativos, incapaces de hacer daño a sus extraños enemigos con sus armas, unas simples lanzas guarnecidas en las puntas con una espina de pescado puntiaguda, abandonan el poblado y deciden devolver el batel a sus dueños.

Pasados tres días en la isla, y viendo que iba a ser muy complicado subir nuevos alimentos a bordo, deciden hacerse a la mar. El 9 de marzo de 1521, por la mañana, las tres naves que quedan de la Armada, Trinidad, Victoria y Concepción , abandonan esta tierra a la que habían llamado Islas de las Velas Latinas , pero a la que sustituyen el nombre por el de islas de Los Ladrones , por las experiencias vividas. Al anochecer de este mismo día lanzan al mar el cadáver del condestable de la Trinidad, el Maestre Andrés . Durante ocho jornadas consecutivas, navegan con rumbo O. 1/4 S.O., pasando de los 12º 40’ a los 10 º de latitud. A esta altura, al alba del día 16 de marzo, ven unas tierras elevadas situadas al N. de su posición a la que llamaron Suluam —isla de Siargao , al N.E. de Mindanao —, y a ella dirigen sus proas. Acaban de recalar en el archipiélago de San Lázaro, Filipinas .

En aguas del océano Pacífico habían navegado 11.700 millas con un andar medio de 4,59 nudos, esto nos dice que los vientos que les empujaban debían de ser como mínimo, del orden de 20 nudos. Qué suerte tuvo la armada al poder navegar tantas millas por este gran océano y en pleno verano austral, si encontrar nada más que vientos favorables que les empujaban por la popa, cuando en ésta estación es normal que se desencadenen recios temporales que han sido causa de numerosos naufragios, sobre todo en la época de la navegación a vela. Son muchos los que opinan hoy día, que se debió a causa del fenómeno meteorológico conocido como el Niño.

Desde el año 1667 hasta 1820, España incorpora Guam a su imperio, así como todas las Marianas, al mismo tiempo que las Carolinas y las Palaos . Las consideró vital para su comercio marítimo que unía en exclusiva a las Filipinas con el continente americano, concretamente con México . Los españoles le dieron el nombre de Guam, apelativo que se deriva del nombre que le daban los chamorros, Guaján, y el de Marianas al resto de este gran archipiélago, en honor de la reina Mariana de Austria, esposa de Felipe IV . En 1690, los isleños se levantan en armas, con el fin de echar a sus colonizadores, pero la revuelta quedó sofocada, quedando establecida definitivamente la soberanía española en toda la región. En 1815 se instauró en las Marianas una colonia de norteamericanos, pero la llegada de tropas españolas hizo que los intrusos tuvieran que partir nuevamente a sus tierras. Esta isla perteneció al reino de España hasta que en 1898, se cedió al gobierno de los Estados Unidos, que aún la conserva como territorio no incorporado. Los españoles dejaron tras de sí una huella cultural enorme, su lenguaje, música, danza, tradiciones y la religión católica, siguen arraigadas entre la población aborigen.

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