500 aniversario
Primera vuelta al mundo: Gloria póstuma de Magallanes
Primera vuelta al mundo es una serie de artículos en la que el marino Ignacio Fernández Vial recrea cada sábado el viaje de Magallanes y Elcano
Con la muerte de este gran caudillo, Fernando de Magallanes , la armada pierde a un hombre enormemente valioso. Supo en todo momento vencer todas aquellas dificultades que se le presentaron a lo largo de los veinte meses que llevaban en la mar. Lo que sí parece claro es que su orgullo, y me atrevería a añadir su prepotencia, le impiden saber negociar, sea con quien sea. Con los oficiales de la Armada, a pesar de que Carlos I le obliga a ello, se niega repetidamente a informarles de las rutas que tenía previsto seguir. Esta actuación le acaba provocando la animadversión de algunos de sus mandos, con las consecuencias lógicas que esto conlleva. Pero aún más, su vanidad la hace ostensible incluso con su monarca portugués, Don Manuel I , al que en una audiencia con él acaba contestándole agriamente.
Sus últimas decisiones nos pueden parecer excesivamente crueles, como el abandono en tierra de Juan de Cartagena y Sánchez de la Reina . Como capitán general, se enfrentó con autoridad y una envidiable serenidad al motín de San Julián. Tenía que mantener a toda costa la disciplina a bordo, y esto no era nada fácil cuando se estaba navegando en condiciones extremas y teniendo como todo horizonte una incógnita permanente. El marino embarcado en estas naves, nunca sabía si llegaría a conseguir los ideales que le habían llevado a subir a bordo, o bien si se tendría que enfrentar a terribles padecimientos que le conducirían a la muerte. Y a estos hombres rudos e ignorantes, que son capaces de exponer sus vidas por un siempre incierto sueldo, son los que tiene que dirigir y mantener bajo su autoridad Magallanes. Empresa no fácil y que exige que, en ocasiones, se tengan que tomar decisiones tan drásticas y duras como las que marcan el fin del motín de San Julián.
Igualmente, Magallanes acierta plenamente al decidir permanecer refugiado en San Julián durante los duros meses del invierno austral. De salir a la mar en estas fechas, en pleno invierno austral, las posibilidades de haber sobrevivido hubieran sido mínimas. Las estadísticas meteorológicas de hoy día, nos dicen, que los vientos duros y la mar atemporalada está presente en estas aguas en un 85% de los días comprendidos en esta estación.
Mas comete un error que le costó muy caro a la Armada, mandar a la nao Santiago a que se hiciera a la mar, para continuar buscando el «paso». Para muchos, decisión incomprensible tomada por un hombre con tan dilatada experiencia en su larga vida de marino. Él sabía cómo se las gastaba la meteorología a esas latitudes, luego difícil es entender el porqué de esta medida que tan malas consecuencias provocó.
Fue sabiamente prudente en el reconocimiento del intrincado y peligroso laberinto del estrecho que lleva su nombre. Se mantuvo firme en sus tomas de decisiones, por muy duras que fueran, y aun sabiendo las consecuencias negativas que algunas de ellas iban a provocar entre buena parte de sus hombres. Pero por contra, consideramos plenamente desacertada su forma de actuar al llegar a las Filipinas. Sobre esto suscribimos en su totalidad lo que opina de ello el biógrafo de Elcano, José de Arteche .
«Desde su llegada a las islas Filipinas, Magallanes parece un hombre totalmente olvidado del objetivo primordial de la expedición. Dando rumbos absurdos, metido en pleitos de salvajes que nada bueno podían acarrearle, hay mucho de enigmático en su demora. Pues Magallanes faltaba a sabiendas a la orden expresa del rey, que le ordenaba ir derechamente a las islas Molucas».
Mafra y Herrera , cronistas que exaltan a Magallanes en muchos de sus pasajes, sin embargo, son unánimes a la hora de valorar su decisión de enfrentarse personalmente con las armas a los indios de Matán. «Porque un hombre que llevaba sobre sí un negocio de tanta importancia no tenía necesidad de probar sus fuerzas hasta el tiempo andando, porque de la victoria se sacaba poco fruto para el hecho que entre las manos tenía, de lo contrario se aventuraba el negocio de su armada que era harto más importante». «Y de esta manera murió aquel Gran Capitán, por su demasiada valentía, y haber querido, sin causa, tentar la fortuna y sujetarse, como a sabiendas, a las vueltas de ella».
Pigafetta cierra el capítulo de su vida con estas palabras, que son todo un homenaje póstumo a tan gran marino. «Pero la gloria de Magallanes sobrevivirá a su muerte. Adornado de todas las virtudes, mostró inquebrantable constancia en medio de sus mayores adversidades. En el mar se condenaba así mismo a más privaciones que la tripulación. Versado más que ninguno en el conocimiento de los mapas náuticos, sabía perfectamente el arte de la navegación, como lo demostró dando la vuelta al mundo, lo que nadie osó intentar antes». «Esta desgraciada batalla se libró el 27 de abril de 1521, en un sábado, día que el comandante había elegido porque lo tenía en particular devoción», concluye.
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