La presión policial al contrabando le da un respiro al sector del tabaco
El volumen de ventas de los estancos de la provincia crece este año casi un 3%, una recuperación leve tras años de balances en rojo
Este 2016 está suponiendo un pequeño respiro para el sector del tabaco tras años duros por la caída en picado de las ventas, fruto de varios factores como el descenso del consumo y el impacto del contrabando. En el primer semestre se ha producido una disminución del porcentaje que representa el tabaco ilegal en el mercado. La presión policial y una cierta mejora en los bolsillos de los consumidores , que han regresado al estanco, son las variables que maneja uno de los colectivos más golpeados por la crisis.
La multinacional Altadis repetía ayer cita en Sevilla y lograba congregar a más de 600 estanqueros del país en el Palacio de Congresos. Por segundo año consecutivo se analizaron los últimos avances en la batalla emprendida contra la competencia desleal que significan los contrabandistas. No es un problema sectorial que atañe sólo a un colectivo específico, ya que las ventas ilegales también financian al crimen organizado , una preocupación de dimensiones globales como subrayaba en una de las mesas redondas el jefe de investigación de Vigilancia Aduanera, Jesús Catalán.
A pesar de los negros nubarrones que han acechado al sector desde el «crack» financiero , en 2016 se ha roto la tendencia alcista y se ha detectado un descenso leve del tabaco de contrabando que se detecta en el mercado, según un estudio realizado por la consultora Ipsos y dado a conocer en el Congreso.
Andalucía, la región más castigada por esta actividad, es donde más se ha reducido el contrabando
A nivel nacional, el tabaco de contrabando se come el 8,2% del mercado, cuatro puntos menos que en el mismo periodo analizado de 2015. En Andalucía, la región más castigada por estas actividades ilegales, el descenso es más notable, del 34,6% al 25,3%. Esta tendencia a la baja es compartida en las ocho provincias andaluzas. Sevilla tocó techo en 2014 cuando el 56,5% del tabaco que se consumió tenía una procedencia ilegal.
Este año no se ha ofrecido ese porcentaje de cuota de mercado desgranado por provincias, pero sí se conoce el volumen de ventas en los estancos. En Sevilla creció un 2,96%, que se traduce en 3,7 millones de euros más en las cuentas de resultados de los negocios. Es un síntoma inequívoco de que el sector ha tomado aire. De enero a agosto se vendieron en los establecimientos autorizados de la provincia 38,2 millones de cajetillas frente a las 37,3 que adquirieron los clientes en 2015. Una mejoría tras años de balances en negativo.
La nueva amenaza: el tráfico de hojas
Sin embargo, en la estadística por productos hay una discrepancia, manteniendo la tendencia anterior a la baja. Se trata del tabaco de liar . En el primer semestre del año se vendieron en la provincia 78 mil kilos ; mientras que el año pasado ese dato superaba los 80 mil kilos. Aquí puede influir la mejora en el consumo doméstico, con fumadores que han regresado a la cajetilla (más cara). Pero también es consecuencia de un nuevo fenómeno en el mundo del contrabando: el tráfico ilegal de hojas de tabaco .
La primera mesa redonda del congreso se centró en esta nueva realidad que ya maneja cifras millonarias. Desde la Compañía Española de Tabaco en Rama (Cetarsa) advertían que un excedente en la producción del tabaco en España, unido a una pérdida económica de los agricultores que ven cómo esos cultivos son cada vez menos rentable, está facilitando que ese producto llegue al mercado negro.
El delegado del Gobierno, Antonio Sanz, encargado de clausurar el congreso, subrayó el «notable aumento de las intervenciones» de picadura de tabaco, hasta alcanzar «una cifra récord» de 260 toneladas confiscadas durante los ocho primeros meses del año, con un aumento de casi un 330% respecto a 2015 en Andalucía.
En la Sierra Norte se desmanteló el año pasado la mayor fábrica clandestina de tabaco. En una nave de El Castillo de las Guardas, la Benemérita encontró un centro con capacidad para producir 65.000 cajetillas al día. Son las otras caras del contrabando tradicional, que siguen amenazando la economía de miles de familias que viven del tabaco, pagando, además, sus impuestos.