Los populismos, el «cáncer» del siglo XXI: las causas y consecuencias

El director de ABC de Sevilla participa en una mesa redonda con el de El Independiente y el presidente de la RTVA

Rafael Porras, Casimiro García-Abadillo, Victoria Prego y Álvaro Ybarra participan en una mesa redonda en Cajasol J. M. SERRANO

Javier Macías

La Fundación Cajasol ha acogido este miércoles una mesa redonda sobre el populismo y sus causas y consecuencias, en la que han participado los directores de ABC de Sevilla, El Independiente y el presidente del Consejo de Administración de la Radio Televisión de Andalucía , con la moderación de la periodista Victoria Prego.

Todos los intervinientes han coincidido en señalar que los populismos representan el gran mal del siglo XXI, incluso lo han llegado a calificar como un «cáncer» que está poniendo en peligro las democracias liberales.

Álvaro Ybarra (ABC de Sevilla)

El director de ABC de Sevilla , Álvaro Ybarra , apuntó a tres factores por los que en países de «gran solera democrática» se han desarrollado estas tendencias políticas. Por un lado, «la aparición de demagogos que aprovechan las crisis para lanzar propuestas utópicas». En segundo lugar, lo achacó a la «ingenuidad de los votantes ante la desinformación» que producen hoy día las «fake news», sobre todo «lo más jóvenes». Y, como último factor, señaló a los «defectos del propio sistema neoliberal , incapaz de evitar la corrupción y que ha fomentado las desigualdades».

Sin embargo, Ybarra considera que los populimos no son una corriente ideológica únicamente de izquierdas , y recordó que han nacido recientemente también en las derechas, como ha ocurrido con el Brexit en Reino Unido, en Brasil con Bolsonaro o en Estados Unidos con Trump. «Todos tienen puntos en común, pero realidades diferentes», explicó.

«Los populismos no son una corriente ideológica únicamente de izquierdas, prueba de ello es el Brexit, Trump y Bolsonaro»

Entre esos puntos comunes está el económico , en el que cuando «la gente tiene dificultades para llegar a fin de mes, el primer culpable es el sistema, algo que aprovechan los demagogos». Por otro lado está la «visión maniquea del mundo» , en el que «por un lado está el pueblo y por otra la élite», donde «no hay clase media, que es lo que frena la aparición de estos populismos». También están, para el director de ABC de Sevilla, «los planteamientos emocionales por encima de los racionales», algo que calificó como «muy peligroso» ya que provocan «situaciónes dramáticas como la quiebra de la seguridad social». Y, por último, «la quiebra moral basada en las ensoñaciones del estado del bienestar social, con una visión cortoplacista que afecta a los beneficios futuros, prometidos y no capitalizados como las pensiones y la salud».

Casimiro García-Abadillo (El Independiente)

El director de El Independiente considera, al igual que Álvaro Ybarra, que «el nacionalismo es una forma de populismo», donde predominan los sentimientos por encima de la razón. García-Abadillo apuntó que «cuando en Cataluña lanzan el mensaje de "España nos roba" », lo que hacían era cargar el estereotipo de que «nosotros somos un pueblo laborioso, trabajador, democrático, frente a los andaluces o extremeños, que son vagos y franquistas». A esto -indicó-, se le suman la visión xenófoba de que «tengo unas características de ADN que me hacen superior».

Al mismo tiempo de los nacionalismos, otra característica de los populismos actuales es el euroescepticismo . «La idea de Europa es la idea de la pérdida de soberanía, para compartir los valores comunes. Por eso, todos los populistas son euroescépticos, desde el partido del Brexit, que piensan que la UE es un grupo de burócratas que están sangrando a los contribuyentes británicos, a los que piensan que es un zoco de los capitalistas».

«El nacionalismo es una forma de populismo, que refuerza los estereotipos para marcar las diferencias sociales e, incluso, de ADN»

Como características comunes de los populismos, el director de El Independiente citó el uso de las redes sociales para lanzar mensajes, muchos de ellos «que se refuerzan en noticias falsas» . En este sentido, puso como ejemplo las campañas de Trump y de Salvini, «que manejaron con maestría las redes sociales para convertir a los inmigrantes en el centro de las preocupaciones».

Rafael Porras (RTVA)

El presidente del Consejo de Administración de la RTVA recordó, por su parte, que «tendemos a creer que los populismos es algo nuevo , pero en Rusia ya existía en el siglo XIX y, también, en Estados Unidos a finales de ese siglo y a principios del XX». Y, concretamente en España, puso como ejemplo el populismo de Jesús Gil en Marbella, o el de Ruiz Mateos y Mario Conde.

Así, Porras entiende que tanto esos casos como los actuales tienen casuísticas similares y, a la vez, diferentes. Por ejemplo, están los chalecos amarillos en Francia , «donde no hay un líder que esté delante». Otra de las paradojas de las que se hizo eco el presidente de la RTVA es que no en todos los casos los populismos surgen de la «revancha de los desposeídos», es decir, de aquellos que están desfavorecidos. Así, citó el caso de Bolsonaro , al que «no han votado los brasileños más pobres». «Cuando quiere hablarse de un supuesto abandono del Estado a los desfavorecidos, el populismo también aparece en países donde el gasto social no ha disminuido, como ha ocurrido en Francia, Austria o incluso en España».

«Hay ejemplos donde no existe un líder, como es el caso de los chalecos amarillos en Francia»

Así, distingue tres factores fundamentales . En primer lugar las categorías socioeconómicas : «Las crisis económicas están detrás y, también, la deslocalización de la centralidad económica en Occidente, y que ésta se está yendo a Asia y Rusia». Por otro lado, «existe un generalizado miedo al futuro , donde grandes capas de la población se sienten huérfanos de lo que está por venir. Aquí -según Rafael Porras-, el populismo alimenta la percepción de que las cosas van a ir a peor y, en esto, los medios de comunicación colaboramos como presos de las redes sociales y a la hora de transmitir una realidad entre el empobrecimiento irremediable y la inmigración que nos desnaturaliza». Un lugar donde «nunca es culpable el ciudadano, sino el establisment o la casta. Y, en último lugar, están los factores políticos , «la aparente incapacidad del Estado para liderar a los ciudadanos, donde la corrupción sistémica no se combate de la manera más eficaz».

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