Archidiócesis

Los pobres se multiplicaron más de un 25% en Sevilla por culpa de la pandemia

El informe de Cáritas en 2020 ofrece un panorama dramático en la provincia, cuando fueron atendidas 50.000 personas en exclusión social

El director de Cáritas diocesana, Mariano Pérez de Ayala, junto a monseñor Juan José Asenjo Juan Flores
Javier Macías

Javier Macías

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El informe de Cáritas Diocesana de Sevilla deja un panorama desolador en el primer año de la pandemia. En 2020, la entidad de la Iglesia atendió a un 26,6% más de familias que el año anterior. En total, acompañó a 50.773 personas vulnerables , lo que supone un agravamiento de la situación de pobreza y exclusión social por culpa de las restricciones de movilidad y contacto social, que forzaron al cierre de negocios, el aumento de la precariedad laboral, el ascenso de la tasa de desempleo.

Todo ello, afectó más a las familias que viven de la economía sumergida , sobre todo en los meses del confinamiento, según ha explicado este martes el director de Cáritas en Sevilla, Mariano Pérez de Ayala en la presentación del informe. Otro de los datos más reveladores que ahondan en esta situación es que «los pobres son aún más pobres». De los beneficiarios de las ayudas de la Iglesia, una de cada cuatro familias acudió por primera vez a Cáritas o regresó después de un año o más a solicitar ayuda.

El estudio Urban Audit que publica cada año el Instituto Nacional de Estadística volvía a poner en cabeza del ranking de los quince barrios más pobres de España a seis sevillanos, encabezados por el Polígono Sur. El informe de Cáritas confirma lo que refleja el INE: en las Tres Mil Viviendas junto con Torreblanca y Tres Barrios se ha multiplicado el número de familias ayudadas, de las 1.428 en 2019 a las 2.542 en 2020.

El perfil de las familias atendidas

En la mayoría de los casos, las familias atendidas responden a los siguientes perfiles: en situación de desempleo de larga duración con problemas añadidos, dependientes de ayudas sociales o prestaciones no contributivas que no dan cobertura a las necesidades más básicas, familias con menores a cargo -monoparentales, separadas- con bajo nivel de estudio y sin empleo o con trabajos precarios , presencia de problemas de salud mental o migrantes con solicitud de asilo y protección internacional denegadas, aunque con formación elevada.

La crisis del Covid ha puesto de manifiesto, además, que están sufriendo especialmente las familias con menores o con algún familiar a cargo , especialmente aquellas en las que la mujer es la única sustentadora del hogar. La brecha digital ha sido clave para hundir más a estas familias en un año fundamental para ponder mantener el contacto laboral, educativo y hasta afectivo. De ahí el absentismo escolar. Pero, también, se ha visto reflejado en la imposibilidad de realizar la tramitación online de las prestaciones como el Ingreso Mínimo Vital, los certificados del SEPE o las citas previas con la Administración.

En este caso, especialmente ha causado un enorme problema en la población migrante en situación irregular , que no han podido acceder a ningún tipo de ayuda pública. También, a las personas mayores en riesgo de exclusión , que han visto cómo la soledad y el aislamiento se han anclado en sus hogares desde el confinamiento.

Asistencia fundamental

Por ello, Cáritas no ha cerrado en ningún momento su atención, ni la básica ni en los programas específicos , que en los meses con mayores restricciones sanitarias han reconvertido su funcionalidad sin dejar de atender a los demandantes. Así, la entidad de la Iglesia atendió a 17.707 familias a través de las 251 cáritas parroquiales en toda la provincia. Esto supuso una inversión de casi 9,3 millones de euros , de la cual el 75% proviene de fondos propios por donaciones y colaboradores y el otro 25% por algún tipo de subvención pública.

La mayoría de esas 50.773 personas atendidas necesitaron cobertura para la alimentación (un 71% más que en 2019) o gastos en vivienda (19% más). Pero, además de esa atención primaria, Cáritas especializó las ayudas en distintos programas para conseguir que la dependencia sea menor en el futuro para estas personas. Así 727 sevillanos participaron en el programa de empleo; 462 en los proyectos de personas sin hogar y el Centro Amigo; 236 mujer es en 11 proyectos específicos; 40 familias asesoradas en materia de vivienda y Seguridad Social; 107 personas en proyectos de infancia y juventud; 271 migrantes en el proyecto de formación y acogida 'Nazatet'; 257 participantes en proyectos de animación a personas mayores y 18 empleados de inclusión a través de la empresa de economía social de Cáritas dioesana, Bioalverde SL.

El voluntariado

Llama la atención otro dato que refleja la solidaridad de numerosas personas pese a las circunstancias sanitarias: un volumen importante del voluntariado - 2.704 personas - está formado por personas cuya edad media supera los 60 años . Es decir, el colectivo de más riesgo por la pandemia. Sin embargo, pese a los requerimientos de Cáritas, muchos no han dejado de colaborar e, incluso se ha aumentado el número de solicitudes recibidas para ejercer el voluntariado.

Durante la presentación del informe, el administrador apostólico de la Archidiócesis de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo , cerró su intervención con una frase de Miguel Mañara: «Cuando un pobre llame a las puertas del hospital, recibidlo abrazándolo, no desde la distancia, sino desde la inmediatez. Besad sus llagas antes de curarlos porque, bajo sus pobres harapos, está la carne de Cristo».

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