Pierre Labouverie: «Parece que todo el yihadismo viniera ahora de Molenbeek»

El embajador belga añaliza en Sevilla la actualidad política y confiesa su admiración por Andalucía

El embajador belga, Pierre Labouverie, ayer en el patio del Consulado en Sevilla J. M. SERRANO

MANUEL MARÍA BECERRO

Se confiesa un enamorado de España, Andalucía y Sevilla, donde ya estuvo en 2015 disfrutando de la Semana Santa. Regresa en breve a Madrid y no disfrutará de la Feria, pero antes atiende a ABC en el Consulado, donde Pierre Labouverie analiza la actualidad hispano-belga, marcada a fuego por los atentados de Bruselas y la inestabilidad política nacional.

—El español ha sido un pueblo muy castigado por el terrorismo, también por el yihadista. ¿Nos hace más solidarios? ¿O la costumbre hace que todo nuevo atentado sea uno más?

—En general la reacción del pueblo español ha sido extremadamente positiva. Al inicio hubo una gran muestra de cariño, empezando por el Rey y la Reina, que vinieron a la residencia a firmar el libro de condolencias. Hubo multitud de gestos muy importantes en un momento de gran dolor y sorpresa para nosotros. Después empezaron las críticas por cómo actuaba Bélgica, muchas de ellas desmedidas. Algunas personas han hablado de la situación belga sin conocer nada, afirmando por ejemplo que los servicios policiales no se entienden porque hablan distintos idiomas, algo que es ridículo. Cuando se produce un atentado puede haber cierta descoordinación y declaraciones contradictorias, pero es algo normal, humano, en momentos de gran confusión y emoción. Ocurre en más países.

—¿Y cómo se salvaguarda la convivencia en barrios tan estigmatizados ya como Molenbeek?

—Molenbeek es ahora una palabra muy mala. Parece como si todo el yihadismo internacional europeo viene de allí y no es verdad, es una exageración totalmente excesiva. Seguro que es un barrio difícil y que nuestros políticos no siempre han visto el peligro, pero el hecho es que, como ha dicho un ministro galo, en Francia hay cien Molenbeek, y en otros países hay barrios iguales. Este terrorismo no conoce fronteras. En Bélgica no todo es perfecto, seguro, y cualquier error policial o de los servicios secretos se critica como en ningún otro país, pero también hemos decidido abrir una comisión de investigación para ver qué no ha funcionado bien, no sólo en seguridad. En todo caso, creo que se ha hablado poco del dolor de las personas y mucho de política. Y al principio al menos tenemos que pensar más en las familias y las víctimas. Debe haber un momento de cariño y respeto.

«Para que España alcance los niveles de consenso que tenemos en Bélgica debe trabajarse a largo plazo»

—El paro bajó el mes pasado en España. La economía belga, mientras el país lograba la plusmarca mundial de 541 días sin gobierno, creció un 2%. ¿Alguna moraleja a extraer?

—Es una pregunta muy interesante, porque el hecho es que no hubo gobierno durante un periodo muy largo en el que nuestro Ejecutivo en funciones, como el de Rajoy, no podía tomar decisiones de reducir gastos y presupuestos que se aplicaban en el resto de Europa. Y eso dicen los economistas que al final fue positivo. Pero desde luego no pienso que sea bueno para un país estar sin gobierno. Había personas que bromeaban diciendo que Bélgica funciona mejor así, pero es una broma. No podíamos seguir sin ejecutivo: los círculos financieros estaban empezando a ponerse nerviosos.

—Parece que los mercados garantizan en último extremo las investiduras. Los analistas creen que fue la rebaja en la calificación de Standard & Poor’s lo que aceleró que Elio di Rupo fuera primer ministro antes de 2012.

—Si una agencia baja el nivel de la deuda de un país, le va a costar muchísimo dinero a sus ciudadanos. Y como el belga es una persona razonable, los políticos entendieron que era el momento de ir a un acuerdo.

—También jugó a favor de Bélgica durante aquel año y medio sin gobierno la descentralización administrativa, muy española también.

—Sí, ambos tenemos gobiernos regionales con grandes competencias y por eso Bélgica pudo seguir trabajando de manera normal. Aparte, el Gobierno en funciones conservaba su antigua mayoría parlamentaria y, cuando había que tomar decisiones importantes, como por ejemplo la participación en la intervención en Libia, lo hicimos. Fue un momento extraordinario, porque también ocupábamos la presidencia de la Unión Europea.

—¿Encuentra más paralelismos que diferencias entre la situación política española y la belga de 2010?

—No se pueden comparar, son situaciones muy diferentes. En Bélgica hemos conocido gobiernos de coalición prácticamente desde el origen del país.

—Está claro que un pacto a seis bandas aquí, de unidad nacional, es más que imposible. Pero ¿ve soluciones en el arco parlamentario español?

—Bueno, soy un espectador, no más. No voy a decir lo que pienso de la política. Sí creo que, para alcanzar los niveles de consenso que desde muchísimos años tenemos en Bélgica, hay que desarrollar un trabajo a largo plazo. Pero quizá la gente lo quiere. Los votos reflejan la voluntad popular.

«Aunque los expertos dicen que para la economía belga fue algo positivo, un país sin gobierno no es nada bueno»

—¿Les preocupan las tensiones territoriales que se viven en España?

—Creo que tenemos problemas mucho más importantes, con el terrorismo, los refugiados, la crisis económica... No necesitamos más problemas.

—¿Y cómo ven en general los belgas España, Andalucía y Sevilla?

—Hay un gran afecto del pueblo belga hacia España en general y hacia Andalucía en particular. Vienen a este país cada año dos millones de belgas y muchos están comprando pisos. No es sólo por el sol, sino por el ambiente. La manera de recibir a los extranjeros es agradable y cariñosa. Los españoles deberían valorar más este país fantástico. En la calle da la sensación de que la gente se ama más que en el norte. Y la familia es un valor que ha sido muy importante frente a la crisis. Sevilla es una ciudad muy conocida. Los contactos con Bélgica vienen de la historia común, desde Carlos V hasta más recientemente la Reina Fabiola. El contacto con los sevillanos es muy fácil.

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