Tribunales
Piden más de siete años de cárcel por intentar matar a un joven en la calle Betis en la Nochebuena de 2019
Agresor y víctima tuvieron un enfrentamiento anterior y la madrugada del 25 de diciembre le clavó un objeto punzante en el costado a la salida de un local de copas
La Fiscalía de Sevilla solicita siete años y medio de cárcel para Carlos F.M. por intentar matar a un joven apuñalándolo a la salida de un bar de copas de la calle Betis durante la celebración de la Nochebuena de 2019 .
Víctima y agresor, ambos de 30 años, tuvieron un enfrentamiento previo . En concreto, tres días, se pelearon en la puerta de un salón de juegos de la capital . Sobre las siete de la mañana del día 25 de diciembre de hace dos años se volvieron a encontrar.
La víctima, Raúl G.C., salía de uno de los locales de copas de la calle Betis minutos después de las siete de la mañana . El procesado, que estaba con un grupo de amigos en plena vía, lo vio salir y se dirigió hacia él.
En ese momento, según el escrito de acusación provisional de la Fiscalía de Sevilla, al que ha tenido acceso este periódico, el acusado comenzó a agredir al otro joven. «Y con la intención de acabar con su vida le clavó con fuerza un objeto punzante en el costado, asestándole posteriormente un fuerte golpe en la cabeza con la parte roma de dicho objeto». Así describe el Ministerio Público la primera agresión.
Intervención de los porteros
Raúl se separó en cuanto pudo de su agresor y se acercó a la puerta de una discoteca cercana, donde se encontraba el personal de seguridad de la misma, a la postre clave para evitar que la situación fuese a más.
No obstante, el acusado, «sin cejar en el propósito de acabar con la vida» de Raúl, le siguió y, pese a la multitud que se había agolpado allí por la agresión, trató de atacar de nuevo a la víctima con el mismo objeto punzante . Fue impedido por uno de los porteros de la discoteca.
El agresor, que estuvo en prisión provisional por esos hechos desde el 27 de diciembre hasta el 23 de abril del año pasado, salió huyendo de la calle Betis tras ver que intervenían los porteros de la discoteca. Entre otras lesiones, Raúl sufrió traumatismo craneoencefálico y herida en el bazo . Tuvo que ser trasladado de urgencias a un centro hospitalario de la capital.
Por estos hechos, la Fiscalía solicita a Carlos F.M., como presunto responsable de un delito de homicidio en grado de tentativa, siete años y medio de prisión y la pena de alejamiento e incomunicación con respecto a la víctima durante una década. Será juzgado la semana que viene en la Audiencia de Sevilla .
Noche violenta
Aquella Nochebuena fue especialmente complicada en la capital andaluza. Horas antes del suceso de la calle Betis, la Policía Nacional detuvo a un varón de 31 años en San Jerónimo como presunto autor de la muerte de otro hombre por un asunto de celos . Fue sobre las 4.20 horas. Algunos testigos señalaban que la víctima se estaba desangrando por unas heridas «de las que salían la sangre a borbotones».
Cuando los efectivos sanitarios acudieron a la calle Marruecos, sólo pudieron certificar la muerte del hombre, de 47 años. El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional se hizo cargo de la investigación, que dio resultados a las pocas horas con el arresto del sospechoso. Tanto el detenido como el fallecido eran de nacionalidad española.
El detenido y su pareja iniciaron una fuerte discusión durante la pasada Nochebuena. La mujer decidió marcharse y al parecer se fue con la víctima, con quien mantendría algún tipo de relación. Al parecer, el detenido, al enterarse que estaban juntos, acudió al domicilio de la víctima y la apuñaló en reiteradas ocasiones .
Horas después de producirse la agresión mortal y la detención del supuesto homicida, los bomberos tenían que acudir a sofocar un incendio en el domicilio del agresor , situado detrás de los muros del antiguo convento de San Jerónimo en una zona de infravivienda, en la que conviven en espacios muy precarios distintas familias. Hasta cinco vehículos de los bomberos intervinieron en la emergencia, en la que se vieron obligados a apuntalar la vivienda del agresor para evitar el desplome de la estructura, que quedó muy afectada por el fuego.
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