ENTREVISTA
«Mi padre era rojo y mi madre de derechas y convivían en armonía. Pido desmemoria histórica»
El cardiólogo sevillano Carlos Infantes Alcón presenta el libro «Jirones de toda una vida» dedicado a Francisco Infantes Florido, a punto de ser fusilado en 1936. Dice que la ley de Zapatero «es una bomba que revienta la convivencia»
Carlos Infantes Alcón (Sevilla, 1944) fue durante 32 años jefe del Servicio de Cirugía Cardiovascular del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla . Por sus manos han pasado más de seis mil corazones y es pionero en trasplantes de válvulas cardiacas, técnica que perfeccionó durante su estancia en la Universidad de Stanford y en el Santa Clara Valley Medical Center de California.
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Es miembro de la Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular y de la Real Academia de Medicina de Sevilla. El próximo 16 de mayo presentará el libro « Jirones de toda una vida. Francisco Infantes Florido. Sevilla, 1906-1990», dedicado a su padre y en el que recopila todos sus escritos.
¿Este libro es el agradecimiento de un hijo a su padre?
Sí, de agradecimiento como hijo y de reconocimiento como poeta y escritor. Si no hubiera sido por la decisión de mi padre de no quedarse en Almadén de la Plata , su pueblo natal, yo no habría sido cardiólogo y estaría allí con una boina calada . Él entendió entonces que el pueblo te comía y que había que salir de él. Fue una decisión valiente porque él era muy emprendedor y tenía espíritu comercial.
Eran siete hermanos.
Sí. Uno se quedó allí gestionando las tierras de mi abuelo y seis vinieron a Sevilla. Se repartieron el trabajo, las funciones, y salen adelante como una familia. Uno de mis tíos se hizo abogado , otro farmacéutico, otros dos montaron un negocio y mi tía cuidó de todos ellos como una madre. José Antonio, otro de mis tíos que era también abogado, se hizo sacerdote y llegó a ser obispo de Córdoba.
Su padre tuvo que quemar muchos de sus escritos en 1936, según cuenta en el libro.
Su formación humana y liberal le llevó a militar en la izquierda donde hizo amigos como Manuel Azaña, al que apreciaba mucho . Fundó la revista «Nueva Poesía» y se carteó con Lorca, Unamuno y Miguel Hérnandez . Su significación política le llevó a la clandestinidad y los nacionales fusilaron a varios de sus compañeros y a él no lo fusilaron de milagro. Tuvo que huir a El Real de la Jara y quemar todo lo que había escrito porque le comprometía.
Su madre pertenecía al bando que estuvo a punto de fusilarlo.
Mi madre era una persona de ideología conservadora, de derechas. Los rojos, como se les llamaba, habían fusilado a su hermano por sus ideas y ella tuvo que ir a reconocer el cadáver . Fue un momento terrible para ella pero a pesar de estar en los dos bandos de la Guerra Civil se enamoraron y lograron formar una familia y criarnos a mis dos hermanos y a mí en un ambiente de armonía, sin rencores ni revanchas.
Y sin memoria histórica...
Desde luego. Aunque tenían ideas diferentes convivieron perfectamente y con gran respeto entre ellos.
Franco y ETA
Desgraciadamente, sí. Yo no creo que haya que olvidar, ni perdonar, porque eso es algo muy personal, pero sí comprender. Y lo que no entiendo es que haya que olvidar a la ETA y haya que recordar lo que pasó en España hace 80 años.
¿Zapatero reabrió heridas que estaban cicatrizando con la Ley de Memoria Histórica?
Esa ley es una bomba con espoleta que revienta la convivencia. No hay más que ver lo que pasa con el Valle de los Caídos, de lo que se están aprovechando los partidos de izquierda y de derecha, e incluso los independentistas, para meter baza . Además, a esa ley no se le dota económicamente y se obliga a la gente a protestar, a hacer huelgas, a salir en los periódicos, para sacar a sus antepasados de las cunetas, cuando todo eso tenía que haberse hecho con discreción y sin que saliera en los medios de comunicación. El daño a la convivencia es brutal.
Manuel del Valle, exalcalde socialista de Sevilla, pedía en una entrevista con ABC una ley de «desmemoria histórica».
Yo me considero liberal, no soy de ninguno de los bandos y aplaudo por eso a Manuel del Valle . Se ha fomentado el odio y esto es muy peligroso. Mi padre tenía muchos amigos a los que fusilaron y que tendrían ideas y escritos que no han visto la luz. Con el rescate de los escritos de mi padre quiero que se homenajee también a todas esas personas a las que la guerra y el odio les impidió publicar sus ideas. Me gustaría que fuera la voz de todos aquellos que no tuvieron voz.
Esos escritos de su padre los encontró en una vieja maleta llena de polvo.
Sí, la encontré cuando murió. Era una maleta llena de polvo y de ácaros pero con un montón de papeles y de escritos suyos. «Jirones de toda una vida» recoge todo esto. Siempre he pensado cuántas maletas habrá por ahí como las de mi padre que no han podido encontrarse o salir a la luz en forma de libro. Él se negó a publicar nada mientras viviera Franco pero al final un infarto y una enfermedad le impidieron hacerlo.
¿Qué clase de escritor y poeta era?
Mi padre tenía una imaginación tremenda y una sensibilidad muy grande que exhibe, por ejemplo, en una elegía dedicada a García Lorca llena de seda; pero también había escritos muy duros y agresivos sobre la guerra, sus canalladas y sus verdugos . Él siempre se declaró agnóstico pero en sus escritos se veía que buscaba siempre a Dios. Recuerdo que decía que no había diez mandamientos sino uno: ama a tu prójimo como a ti mismo. Siempre pensaba en los demás, su ausencia de egoísmo.
El cuidado familiar de los padres mayores es algo que también se está perdiendo en España.
La Ley de Dependencia es el reflejo de esa gran pérdida de valores de la familia . A los mayores antes se les cuidaba y ahora se ha perdido esa responsabilidad. Esa ley constata, a mi juicio, el fracaso de nuestra sociedad en valores. A esa ley la veo como un mal menor porque ahora los hermanos se pelean y se quitan de en medio unos a otros y se pasan a los abuelos como una pelota de ping-pong.