CENTRO DE ACOGIDA MUNICIPAL

«Mi padre no quiere que esté en su casa pero mi madre con 87 años viene a verme al albergue»

Javier Martín relata cómo llegó al centro y afirma que salir de la droga es cuestión de voluntad

Javier Martín ayer en el centro de acogida de Sevilla. En febrero cumple 58 años MILLÄN HERCE

AMALIA F.LÉRIDA

Abajo, en el jardín del albergue de Sevilla los residentes jugaban ayer al dominó, charlaban o hacían una pancarta de bienvenida porque era la jornada de puertas abiertas. Sólo, en un extremo apartado, muy tranquilo, leía el periódico Javier .

En febrero cumple 58 años y hace tres meses que lo llevó al albergue la Policía derivado del hospital porque él mismo pidió ayuda cuando intentó autolesionarse un día que dormía en un banco de Chapina .

Se ha llevado 40 años enganchado al alcohol y a los tranquilizantes que tomaba para levantarse, ducharse, salir a la calle y estudiar Magisterio, una carrera que terminó aunque nunca ha ejercido.

Se casó pero se separó hace 15 años. Luego se fue a vivir con sus padres, pero las recaídas motivaron que el padre no lo quisiera en el domicilio. Los hijos de 25 y 26 años viven con la madre y tampoco en esa casa hay sitio para él.

Ahora está en el albergue en donde lo visita su madre de 87 años de edad y le lleva ropa limpia, convencido, después de varios tratamientos, de que él mismo, por su propia voluntad, se tiene que deshabituar.

«Mis padres siempre me han admitido en casa pero esta vez me tuve que ir del domicilio. A mi madre no le importa que yo vuelva pero mi padre no quiere porque piensa que voy a estar un tiempo bien y luego voy a recaer», lamenta Javier.

Quitarse de las adiciones es «una labor personal que me he planteado. Se puede caer veinte veces pero a la siguiente hay que tomárselo como una nueva oportunidad porque todo está en la mente».

Dice que cuando «ya tu cuerpo no te acompaña tienes que pensar que la autodestrucción tiene tres salidas: un psiquiátrico; la muerte, en el mejor de los casos; o, la cárcel».

Aconseja a las personas con adicciones que se levanten cuando se caigan que no hay número de caídas y que no pierdan de vista que «las drogas hacen perder el sentido de la supervivencia porque no es una realidad auténtica la que se vive».

El equipo del Centro de Acogida Municipal de Sevilla no da abasto atendiendo a la cada día más creciente demanda de personas de todo tipo y condición social — no hay ya perfil definido— que llaman a la puerta pidiendo cobijo y ayuda para emprender una nueva vida.

Coordinados con la Policía, los hospitales, los vecinos y las organizaciones benéficas, los asistentes sociales y técnicos forman parte de una red que tiene como finalidad reinsertar a los residentes del albergue en la sociedad.

Cada vez son más los que llegan, una media de treinta diarios , y el Ayuntamiento de Sevilla consciente de ello se propone en estos cuatro años ampliar la oferta de servicios, según dijo ayer el delegado de Bienestar Social y Empleo, Juan Manuel Flores, que acompañó a los periodistas en la visita organizada con motivo de las jornadas de puertas abiertas.

Guiaba Emilio, uno de los residentes y Cristina Armellones que llegó con su niña chica al albergue. Ahora tiene 33 años y una paga de 350 euros y lucha por independizarse y encontrar trabajo de limpiadora que es lo que más le gusta, aunque también es actriz de la compañía «Mujereando».

Con María del Mar y Patricia, las educadoras, enseñaba los módulos de familias que son 9 pero sólo hay 6 ocupados porque las que han llegado no cumplen los requisitos; y, los de hombres, que tenían los cuartos sin hacer y aprovechaban la mañana para tomar el sol o poner la lavadora mientras que Sonia, la directora de la Unidad Municipal de Intervención y Emergencia Social, contaba que no es fácil sacar de la calle a las personas que llevan 20 años durmiendo en un banco.

El albergue tiene en total 165 plazas en las que los residentes pueden estar desde un día hasta seis meses. A ello hay que añadir 20 plazas del centro de día y 30 en la residencia Miguel de Mañara

El delegado de Bienestar Social y Empleo, Juan Manuel Flores , dijo ayer durante la visita al albergue, que en estos cuatro años el Ayuntamiento se propone aumentar los servicios que, según el perfil, se ofrecen a las personas sin hogar. Su número van en aumento cada año.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación