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Pablo Emilio Pérez Mallaína: «Para salvar ‘La Pura y Limpia’ se cortaron los mástiles y se tiraron cañones y anclas»
En 1641, la nave almiranta de la flota de Nueva España, encalló y se desarboló en los arrecifes de la costa noreste de La Española. Se llamaba ‘La Pura y Limpia Concepción’
Es una historia para escribir una novela o hacer una serie televisiva. ¿No le parece?
Tiene todos los ingredientes. Las historias de la mar de esa época eran así. Solía decirse: «La mar es sitio donde muchos se hacen ricos, pero infinitos más yacen enterrados».
'La Pura y Limpia’ es casi la crónica de un naufragio anunciado. Salir a finales de septiembre de La Habana es garantía de que algún huracán te pillará.
La flota salió tarde por diferentes motivos de Veracruz. Razón por la que muchos no se embarcaban por miedo a morir.
Sabemos que el barco llevaba una carga de toneladas de plata, sedas y porcelanas chinas de la dinastía Ming. Y se perdió todo.
Al salir ‘La Pura y Limpia’ de Nueva España había podido cargar las mercancías que, procedentes de China, habían llegado en el galeón de Manila. Entre ellas las valiosísimas porcelanas de la dinastía Ming.
Al mando del barco, Juan Núñez de Villavicencio. ¿Qué tal se portó?
Tuvo un comportamiento discutible. Fue uno de los pocos que se salvó en la única barca que quedó, aunque él dijo que lo embarcaron a la fuerza, por eso no se le censuró en tierra. Pero hay un historiador que dice que más que lo que hizo debió hacer.
O sea, que no cumplió con el altísimo honor de los caballeros del mar de morir con las botas puestas…
No, no, creo que nunca pensó hundirse con el barco. Pocos años antes, en el galeón ‘Nuestra Señora del Juncal’, los nobles se hundieron con el barco, mientras que el contramaestre y los simples marineros se salvaron en una chalupa. Villavicencio no quiso seguir este ejemplo.
El caso es que los náufragos sufrieron un relato lleno de calamidades.
La flota perdió seis barcos en las costas de la Florida, pero la almiranta fue arrastrada por los vientos hasta La Española. Para intentar salvar ‘La Pura y Limpia’ cortaron los mástiles, se tiraron los cañones y las anclas, las cajas de los pasajeros. De quinientas personas se salvaron solo doscientas.
¿Y cómo se salvaron?
Una vez que encallaron, a más de cien kilómetros de la costa, construyeron balsas con los restos del barco. Un par de esas balsas se desorientaron y muchos de ellos murieron o bebieron agua del mar y enloquecieron. Otros fueron devorados por los tiburones. Y otros capturados por los piratas de la isla Tortuga.
En esta historia aparece, años más tarde, un avispado colono norteamericano que busca financiación en Inglaterra y logra llevarse treinta toneladas de plata de ‘La Pura y Limpia’.
El personaje se llamaba Williams Phips y, engañando a las autoridades españolas, a las que dijo que iba a comerciar, rescató cerca de treinta toneladas de plata, equivalentes a un millón doscientos cincuenta mil pesos de a ocho. Una auténtica fortuna.
El pecio no estaba muy hondo. Pero, ¿cómo se sacaban un millón doscientas cincuenta mil monedas sin los equipos actuales?
A pulmón libre, con nativos de la isla, acostumbrados a sumergirse a quince metros de profundidad.
Y de alguna forma precede en sus actuaciones a las prácticas fraudulentas de muchos cazatesoros actuales, que disfrazan el saqueo con otras labores.
Es la misma técnica, el mismo tipo de personajes y procedentes de los mismos lugares: ingleses y norteamericanos
Curiosamente a Williams Phips lo nombran caballero en Inglaterra y, posteriormente, llegará a ser célebre gobernador de Massachusetts…
Fue el primer colono inglés nombrado caballero por la metrópolis inglesa. Y como gobernador se hizo célebre por su participación en el juicio de las brujas de Salem, nombrando a los jueces del tribunal.
El caso es que el tesoro de ‘La Pura y Limpia’ ha sido objeto de saqueo hasta hace poco…
En los años setenta del pasado siglo aún buscaba en los restos del naufragio un cazatesoros célebre: Burt Webber.
Historias como estas podrían ser contadas en las nuevas Atarazanas
Claramente. Y también la propia historia del edificio que es la historia de Sevilla durante ochocientos años
Entiendo que con un Archivo de Indias y con un departamento de Historia de América tan potente, los autores intelectuales de los contenidos de las Atarazanas no habría que buscarlos más lejos.
Sería un dislate desaprovechar las potencialidades que hay en la ciudad.
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