Okupas Sevilla
Los okupas del Tardón permiten a la dueña recoger sus pertenencias
Ceden ante la noticia de ABC mientras la joven sigue el proceso para desalojarlos
Espadas propone una mesa de trabajo para analizar las leyes anti okupas
Paola Mancilla ha podido regresar a su casa durante unos minutos para recoger algunas pertenencias y juguetes de su hija de dos años . La presión mediática tras la noticia publicada por ABC de Sevilla sobre esta okupación ilegal en el Tardón ha obligado a las personas que se han instalado en la vivienda a permitirle la entrada.
Tras dos meses y medio, esta joven, natural de Bolivia, ha podido comprobar el estado en el que se encuentra el piso, propiedad de su madre, en el que reside desde hace cinco años . « Al menos he recogido mi ropa y la de la niña y, sobre todo, sus juguetes, que hemos tenido que comprarle algunos nuevo s para que esté entretenida durante este tiempo porque me fui sin nada, admite, mientras continúa con la lucha para recuperar su hogar». Hoy me siento más respaldada. Yo creo que ahora no me ven tan indefensa porque ha habido mucha atención mediática y espero que recapaciten y se marchen», señala con más esperanza que la primera vez que contó su historia a este medio.
Paola se marchó de su casa de la calle Jacinto Benavente tras ser agredida por la pareja a la que había alquilado una habitación . Decidió arrendarla durante el confinamiento para conseguir algunos ingresos con los que pagar la hipoteca, de la que ella se ha hecho cargo durante la ausencia de su madre, y para los gastos de la pequeña. Lo que iba a ser un mes de convivencia se convirtió en un infierno, como ella misma relata, que terminó en un episodio violento que ya denunció en su día. Casi tres meses después, aquellos inquilinos se marcharon, pero dejando en su lugar a otra familia que dice haberles alquilado el inmueble y se niega a marcharse, llegándole a pedir dinero para devolverle el piso.
Desde mediados de mes Paola Mancilla intenta recuperar su casa y ha iniciado los trámites judiciales, pero mucho se teme que ese proceso «puede durar más de un año» , como le ha asegurado algún abogado. Actualmente se aloja en casa de varios amigos a los que está «inmensamente agradecida». «Si no fuera por ellos ahora me vería en la calle con mi hija, porque no tengo recursos para alquilar otra vivienda, tendría que buscar alguna habitación y sigo pagando la hipoteca«, lamenta. Y no sólo la hipoteca, también los gastos de luz y agua de su piso que otros están disfrutando con los pocos ingresos que tiene por su trabajo en la cocina de un restaurante.
La afectada recalca que no ha querido cortar los suministros por si eso «pudiera agravar el problema». «Yo lo que quiero es que se vayan cuanto antes y despertar de una pesadilla. Esto que me está pasando no se lo deseo a nadie«, señala, a la espera de que la justicia le dé pronto respuesta o pueda llegar a un acuerdo con los okupas.
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