Sociedad

La odisea de una familia sevillana para poder recoger a sus mellizos, fruto de un vientre de alquiler en Ucrania

Una familia lleva cuatro meses esperando que España les deje volver con sus hijos, pero un cambio de leyes en la gestación subrogada en España lo impide

Carmen y Joaquín posan con los mellizos, la madre gestante de ambos y la hija de esta última ABC

C. González

Carmen Redondo es una sevillana de 39 años trasplantada de hígado desde hace cuatro. La ilusión de su vida era ser madre, pero la enfermedad se la arrancó de cuajo . Desde el pasado mes de marzo está en Kiev ( Ucrania ) hasta donde fue para recoger a sus mellizos, niño y niña, nacidos por medio de gestación subrogada .

La joven Olena ha llevado durante nueve meses a sus pequeños, tiempo en el que el matrimonio —está allí con su marido Joaquín García— ha abandonado trabajo y familia para conseguir su objetivo: volver con los gemelos a España. Hasta ahora, no ha sido posible.

Y es así, porque el gobierno español dio instrucciones el pasado 18 de febrero a los consulados extranjeros indicando, entre otras medidas, que no tenía validez la prueba de ADN de los padres que asegura que los mellizos son hijos de Carmen y Joaquín para poder sacarlos del país.

Por lo tanto, los niños no son considerados españoles aunque sus padres sí lo sean . Para que obtenga la nacionalidad, el gobierno solicita que se tramite por vía judicial allí en Ucrania. Pero el problema, según indica esta pareja, es que «este país reconoce que los niños son nuestros desde el momento de la gestación , por lo que no tiene que volver a reconocer nada, es innecesario ya que en la partida de nacimiento de mis mellizos ponen nuestros nombres como su madre y padre».

El único camino que les queda es recurrir a la nacionalidad ucraniana y solicitar el pasaporte para volver a España y, una vez aquí, Carmen Redondo y todas las madres que están en la misma situación (unas cien familias de toda España) deben solicitar de nuevo vía judicial la adopción de estos niños.

La pareja sevillana ya ha comenzado otro largo camino que se inicia con la solicitud por parte de Joaquín de la filiación paterna; es decir, el r econocimiento de los hijos por medio de un juicio con nueva prueba de ADN , cadena de custodia incluida.

Todo esto, después de dejar atrás una situación muy complicada. Porque ambos llegaron a Kiev con un visado de tres meses , tiempo que hasta ahora era suficiente para toda la tramitación. Ha caducado el visado y, para no estar en situación ilegal en ese país, han tenido que ampliarlo.

El trabajo de Joaquín está medio abandonado . Es agente de seguros y «gracias a que sus compañeros son muy buenos y le ayudan, hace vía internet lo que puede para continuar», cuenta Carmen desde Kiev.

Pero lo más peligroso es su situación de trasplantada. Carmen necesita un tratamiento de por vida y a Ucrania se llevó sólo para tres meses. Su familia y doctores tuvieron que enviarles urgentemente todo lo que necesita y pronto le hará falta más. «Entiendo que si hace falta una sentencia judicial, se inicie todo el proceso, pero en España, he perdido innumerables citas médicas de endocrino y digestivo, con lo que supone en mi estado. Incluso me he tenido que hacer analíticas y mandarlas por WhatsApp al médico».

Nacieron prematuros

Los mellizos nacieron prematuros el 6 de marzo de este año, a las 35 semanas de gestación, pero al superar el peso —2,2 kilos de peso y 45 centímetros— no han necesitado estar en incubadora. Ante la inesperada llegada de los pequeños, al matrimonio no le dio tiempo de estar en el momento de su nacimiento, aunque han seguido de cerca toda la gestación, hablando por Skype con Olena, la madre gestante.

Llegaron a la clínica de Kiev el día 8 de marzo y Carmen cuenta que uno de los momentos más emotivos de este viaje ha sido cuando vio a Olena en la puerta de la clínica esperándolos y los pequeños en el nido.

Los niños están en un limbo legal, sin derecho ni a Seguridad Social . La agencia que realiza todos los trámites es de Madrid y se encarga incluso de darles alojamiento y poner una pediatra a su disposición el tiempo que están en Kiev. Pero para la madre supone muchos trastornos «por el calendario de vacunas, las comidas, los bebés necesitan un control que aquí no tienen, sólo los atienden en caso de urgencias».

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