Urbanismo
La nueva cara de Mateos Gago conserva la última huella judía en Sevilla
El pavimento de la calle saca a la luz el trazado de la vieja muralla sefardí, que se conserva enterrada en el subsuelo
Las obras de reurbanización de la calle Mateos Gago están tan avanzadas que para primeros de 2021 habrán terminado. La previsión inicial era que esta vía que desemboca en la Giralda estuviera lista antes de Semana Santa tras una importante actuación en la que se han renovado las redes de abastecimiento y saneamiento y se ha aprovechado para instalar una plataforma única que garantice la accesibilidad y tenga prioridad el peatón. Estos días, quienes paseen por Mateos Gago tendrán la sensación de que la calle se ha ensanchado y que el pavimento aporta una nueva imagen.
Como ha ocurrido con otras calles del casco histórico, ha desaparecido casi por completo el adoquín de Gerena , el tradicional que daba color a la vieja ciudad pero que el Ayuntamiento está haciendo desaparecer ya que, según indican sus técnicos, no es accesible salvo que se pula para eliminar la rugosidad, algo que -explican- es mucho más costoso. No obstante, lo que llama la atención del nuevo resultado de estas obras es que parte del adoquín que formaba la calzada se ha reutilizado en la misma pero sólo para delimitar el trazado de la antigua muralla de la Judería cuyos restos están enterrados justo debajo del suelo. Desde la calle Mesón del Moro hasta Fabiola, hace 30 años, durante las últimas obras que allí se afrontaron, apareció el lienzo que separaba el gueto sefardí de la ciudad cristiana. En 2020, aunque se ha excavado lo suficiente, el Ayuntamiento se ha cuidado de no afectar esta construcción soterrada a la hora de instalar el nuevo alcantarillado. Ahora, el material extraído de las antiguas canteras de Gerena ha rescatado la frontera de la ciudad sefardí, dejando a la vista su huella hasta ahora oculta.
Durante la ejecución de las obras, además del estudio arqueológico de la zona llevado a cabo por la empresa Arqueospal, ha estado trabajando a diario un arqueólogo que supervisa y revisa cada paso que se da de acuerdo a un protocolo técnico avalado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. De hecho, las obras de Mateos Gago han tenido que pasar por la Comisión Provincial de Patrimonio , tanto por la protección que tiene esta zona considerada conjunto histórico de la ciudad, declarada Bien de Interés Cultural. Ésta dio su informe favorable a la nueva cara de la calle, muy distinta a la que se conocía hasta ahora, y que está compuesta por adoquín gris , con las aceras con losetas de granito, alternándose con un encintado en rosa para enmarcar la zona de veladores. El color rosa es el elegido también para las losas de botones podotáctil que separan los acerados de calzada.
Holocausto sevillano
Después de 1248 , los judíos comenzaron a llegar a la ciudad y se hicieron con algunos de los principales negocios. Aumentaron en número, hasta el punto de que Alfonso X les entregó cuatro antiguas mezquitas para que las transformaran en sinagogas . En aquella Sevilla de las tres culturas en la que convivían en paz los cristianos, los judíos y los moriscos, comenzaron las rencillas por el cada vez mayor poderío económico de los segundos. Así, hasta que en la primavera de 1391 , el arcediano de Écija, Fernando Martínez, comenzó una campaña de difamación racista arengando a la población contra los judíos. Esa instigación derivó en una revuelta que acabó en una de las mayores matanzas en la historia. Un anticipo del holocausto.
Las masa saqueó la Judería con violencia contra las tiendas y sus habitantes. Pese a que las autoridades trataron de contener a los asaltantes, la ira era ya imparable. El 6 de junio de aquel año, el pueblo se levantó al grito de «muerte a los judíos» . Entró al barrio y asesinó a unos cuatro mil. Casi toda la población hebrea fue aniquilada.
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