Tribuna de opinión

No al puente de la SE-40

El alcalde de Coria, Modesto González, reflexiona en voz alta sobre las dos opciones de atravesar el río Guadalquivir

Tramo de la SE-40 entre el término municipal de Gelves y Almensilla ABC

Modesto González

Fue allá por 1995 cuando tuve mi primer acercamiento al proyecto de la SE-40. Por aquel entonces, se debatían los primeros borradores del proyecto y, cómo no, la discusión fundamental se centraba en si esta infraestructura debía o no cruzar el Guadalquivir. De hecho, de no ser por las alegaciones presentadas al proyecto inicial por el Grupo Andalucista del Ayuntamiento de Coria del Río, el arco sur, que permite atravesar el río grande, jamás hubiera existido.

Con la corta visión con la que también se hizo el puente del Centenario, los políticos del gobierno central y autonómico pretendían que la SE-40 se quedara en una mera carretera para distribuir el tráfico de la capital y el área metropolitana , y no que se convirtiera en lo que entonces y ahora puede ser uno de los ejes vertebradores y facilitadores del transporte por carretera de Andalucía.

Pues bien, hoy igual que entonces parece que, aunque han cambiado los políticos, la cortedad en la visión estratégica es la misma, ha sido heredada. Veinticinco años después, tras innumerables arranques y parones del proyecto, el tramo Coria del Río-Dos Hermanas de la circunvalación parece un escollo insalvable. Ministros del PSOE y del PP por igual han sido incapaces de iniciar su ejecución.

Eso sí, hay que reconocer que la entonces ministra Magdalena Álvarez alcanzó su adjudicación en torno a 2010, pero la «penúltima» crisis financiera acabó de un plumazo con las esperanzas, que han permanecido guardadas en una nave industrial de Coria del Río desde el año 2011 en forma de tuneladora.

Cuando hay que apretarse el cinturón, y si hablamos de infraestructuras, las primeras en salir de la lista son las andaluzas. Es una costumbre que sobrellevamos con resignación, ¡qué le vamos a hacer...!

En los últimos meses se ha retomado de nuevo el debate y, para asombro de cualquiera, el Ministerio no habla de reiniciar la ejecución de la obra, sino de redactar un nuevo proyecto. Y con ello, tirar por tierra todo lo andado, incluidos informes ambientales de la Unión Europea que descartaban la construcción de un puente por su enorme impacto en un espacio tan sensible como el que debe atravesar (no olvidemos que nos ubicamos en las «puertas» de Doñana). Sin decirlo oficialmente, se propugna un puente, descartando el túnel ya aprobado, licitado y adjudicado.

¿Y cuál es el argumento? Pues el económico, como siempre cuando hablamos de Andalucía . Si hay que escatimar, pues no hay problema, escatimamos. Por no hablar de los dos años de procedimientos administrativos que esto supondrá como mínimo.

Y peor aún, si el Ministerio opta por consultar, consulta a los alcaldes de Sevilla y Dos Hermanas que «son de los suyos» y no le pondrán muchas pegas. Además, ¿para qué consultar a los alcaldes de Coria del Río o Palomares del Río , cuyos cascos urbanos quedarían a escasos 500 metros del puente y serían los más afectados? Si el ministro se tiene que reunir lo hace con el alcalde de Sevilla, despreciando por completo a aquellos territorios que sufriremos las consecuencias de una infraestructura aberrante.

Es sorprendente también cómo, entre los opinadores públicos elegidos en favor de la estrategia defensora del puente, son contados los que viven en el territorio, los que saldrán a la puerta de su casa y tendrán que soportar esta infame presencia, con todos sus inconvenientes de destrucción ambiental del Bajo Guadalquivir .

Cuando todo apunta hacia la sostenibilidad, de la que el gobierno de España y el alcalde de Sevilla son adalides, aquí corremos un tupido velo y apostamos por todo lo contrario. A hacer puñetas Doñana o las recuperaciones del Guadaira, del Pudio o del Porzuna , todos ellos afluentes del Guadalquivir, no sólo en aguas, sino también en aporte de fauna. Al territorio y a las inversiones de recuperación y naturalización realizadas en los últimos años que les den.

Por no hablar del argumento del alto presupuesto de la obra , como la excusa perfecta para escatimarla, esquilmando al mismo tiempo y sin dar la más mísera importancia a los factores que en todos los informes iniciales aconsejaban el túnel. Y más aún, utilizar las falacias de «si no se hace el puente, no se podrá concluir la SE-40» o «el puente se terminaría mucho más rápido dado que es más económico» para convencer a la población. Todas ellas se caen cuando vemos cómo un proyecto, no menos dificultoso en lo técnico, como el túnel que atravesará la ría de Bilbao, acaba de ser licitado y se desarrollará en los próximos años.

Pues bien, ante todo este despropósito, solo queda esperar que esta voz sea escuchada, como representante de una parte de ese territorio. Mientras tanto, sepa el Ministerio que vamos a estar enfrente y que recurriremos a donde sea necesario para evitar que Coria del Río, el Bajo Guadalquivir y Andalucía por extensión, vuelvan a ser ninguneadas.

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