INTEGRACIÓN LABORAL
No ve ni oye pero sacó la carrera de Educación Especial. «Es tan inteligente que podría ganar un Nobel»
La presidenta de Apascide dice que Genet Corcuera es un caso único en el mundo. Nacida en Etiopía, trabaja en el centro de sordociegos de Salteras
Genet Corcuera, de 34 años , es una profesora de Educación Especial que presta servicio en el centro de sordociegos de Salteras, el único de España para personas con esta discapacidad. Ella logró graduarse por la Complutense y tiene los conocimientos, la paciencia y latemplanza de todas sus compañeros de trabajo, pero no es como ellas: Genet ni ve ni oye.
Nació en Etiopía y era una niña normal hasta los 2 años, cuando empezó a perder audición y visión. Fue a peor y ahora es sordociega total. Nos dice, a través de sus manos, que terminó la carrera hace 3 años. Una mediadora le traducía las clases y ella estudiaba con libros en braille que la sacaban de su aislamiento.
Su coeficiente intelectual es muy alto. « Es un caso único en el mundo. Si no fuera sordociega, habría ganado un Nobel» , dice de ella Dolores Romero , presidenta de Apascide , Asociación Española de Familias de Personas con Sordoceguera.
Mueve las manos como un torbellino, como otros escriben en el móvil por whatsapp , y dice que tienen muchos amigos, oyentes y no, ciegos y no. Y también una hermana y una sobrina. Cuando tenía 7 años la adoptó una mujer española, que se la trajo de Africa. Allí estudiaba en una escuela religiosa fundada por la madre Teresa de Calcuta. Dice que no sabe nada de sus padres, pero supone que murieron en la guerra. Vive sola en una casa sevillana desde hace 7 meses, aunque tiene apoyos de día, tanto de la Once como de Apascide.
Su móvil lo tiene adaptado y se entiende con sus amigos a través de tarjetas. Le gustaría formar una familia pero confiesa que aún no tiene novio. «Quiero tener hijos y cuidarlos para que ellos también me cuiden a mí cuando yo sea vieja», dice con sus manos, riendo.
Lleva unas gafas de pasta de color rojo para protegerse de alguna rama afilada de un árbol. Sus ojos, velados por una nube blanca, son tan bonitos como su sonrisa. A lgunos discapacitados que han podido estudiar no necesitan trabajar porque tienen una pensión que les permite vivir. No es el caso de Genet, que quiere trabajar y ganar dinero. «somos iguales que los demás, solo que nos faltan dos sentidos», dice. Y añade: «Me siento muy valiente enseñando a personas como ella».
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