Seguridad
Navidad en Sevilla: ¿Cómo mide la bulla la Policía Local?
Doce cámaras que calculan la densidad de una zona y un dron son las herramientas que emplean para cifrar cuántas personas hay en una calle y si procede cerrarla
La disciplina anárquica del sevillano, capaz de organizarse sin sentido ni medida en una bulla , ya no sirve en los tiempos que corren. La distancia social se ha convertido en ley, como el uso obligatorio de la mascarilla, con el objetivo de ponerle coto a la pandemia. Por eso, el tradicional bullicio navideño es una situación de altísimo riesgo que las autoridades quieren evitar. La Policía Local de Sevilla se ha sumado a la misma idea de otras policías y ha incorporado la tecnología para medir el nivel de ocupación de las arterias del Casco Antiguo que soportan más afluencia en estos días de compras y celebraciones. Drones, cámaras de vigilancia y la inteligencia artificial son algunas de los herramientas para medir si se han sobrepasado los niveles y se tiene que cerrar una calle y desviar el flujo de personas hacia otra dirección.
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El jefe de la Policía Local de Sevilla, José Medina , explica a ABC que este año se han incorporado al dispositivo de Navidad doce cámaras, situadas en la zona de influencia entre Campana, Salvador, Sierpes, Plaza Nueva y Avenida de la Constitución que miden la densidad del tráfico de personas que circulan por el radio de acción de cada dispositivo de vigilancia. «Las imágenes que captan no son imágenes al uso, son manchas que nos van indicando el nivel de ocupación». A través de algoritmos matemáticos, el sistema va calculando cuál es el espacio que hay en torno a un peatón. «Hasta una persona por cada cuatro metros cuadrados estaríamos en una situación de normalidad. Por debajo de esa marca, se activaría la siguiente fase, que llamamos de especial seguimiento», señala el jefe de la Policía.
Fotos que engañan
En ese punto del control del aforamiento, los agentes recurren al dron para verificar cuál es el estado real de la vía que están analizando. «El aparato tiene un alcance de hasta seis kilómetros desde el punto de vuelo –que se sitúa en el Ayuntamiento-; lo que nos permite tener una visión muy aproximada de todas las calles que conforman el eje de actuación de este dispositivo policial». A través de las imágenes con perspectiva cenital , los agentes verifican cuál es el nivel de ocupación real y se preparan en caso de que detecten un incremento del tránsito de personas. Las imágenes que capta el dron desde arriba desmontan en no pocas ocasiones la sensación de aglomeración que dejan fotografías tomadas en el mismo punto pero a pie de calle. La perspectiva engaña. «Nos llegan por redes sociales y otros cauces imágenes que muestran a priori mucha gente. Sin embargo, cuando compruebas el estado real con el dron, ves que existe la suficiente distancia», señala el jefe de la Policía.
De ese nivel amarillo o de especial vigilancia, se pasaría al límite por debajo del cual no se garantiza una distancia mínima y es necesario cerrar una calle y desviar la circulación de personas hacia otras vías para ir desatascando la bulla. Ese límite que provoca el corte de la calle es la de una persona con menos de un metro y medio cuadrado disponible a su alrededor.
Cuando la ocupación baja a una persona por 1,5 metro cuadrado, se cierra la calle y se desvía el flujo de personas
La decisión de poner un único sentido en Sierpes y Tetuán buscan evitar la congestión de vías que comunican puntos neurálgicos como Campana o la Plaza Nueva. Además, en caso de corte porque se ha superado el aforo, «es mucho más fácil de gestionar porque conduces a las personas hacia un mismo sentido y no reabres hasta que no se recupera la normalidad», señala José Medina. Caso distinto es la avenida de la Constitución, donde ha dispuesto un doble carril en el tramo comprendido entre el Ayuntamiento y la puerta de San Miguel, de tal manera que los peatones que vayan hacia San Francisco lo deben hacer por el carril más cercano a la fachada de la Catedral y los que transiten en sentido opuesto deben hacerlo por la acera de enfrente.
Para favorecer un flujo de personas constante y que no se provoquen tapones, el gran enemigo del dispositivo de este año son las concentraciones que se montan de manera improvisada para esperar a que las luces de Navidad se enciendan o para presenciar algún espectáculo callejero. En este sentido, el Consistorio baraja adelantar el encendido de las luces e impedir actuaciones callejeras en puntos de mucho tránsito.
La Policía preveía para este fin de semana un aumento de visitantes al Casco Antiguo después de las modificaciones que ha introducido la Junta de Andalucía en cuanto a la movilidad entre localidades de una misma provincia y la ampliación del horario comercial. Y la previsión no se equivocó, se vio mucha gente, sobre todo en la tarde-noche del sábado. Desde redes sociales, el Ayuntamiento insiste en apelar a la responsabilidad individual de los ciudadanos para que huyan de las concentraciones.