El rincón de...
Myriam Calvo Borrego: «La gente se quiere casar sí o sí y retrasan la celebración para el año que viene»
Empresaria, funda y dirige desde hace 15 años la marca «Santa Teresa», dedicada a celebrar bodas y eventos

Tengo entendido que en septiembre se casa su hijo y quiere celebrarlo lógicamente en su «casa»…
Es la ilusión que tenemos y con ese optimismo lo vemos. Creemos que para septiembre podamos estar ya a un nivel cercano a lo que es la normalidad en nuestro sector.
¿Para septiembre ve brotes verdes en el negocio del catering?
Soy optimista. Y los veo siempre y cuando la vuelta a la vieja y no a la nueva normalidad sea un hecho.
Por ejemplo, las bodas cerradas para celebrarse en su espacio rural afectadas por el confinamiento ¿se han cerrado o se han retranqueado en el tiempo?
Marzo, abril, mayo, junio, julio y agosto se han aplazado. Y en un grado menor se han anulado. A las aplazadas se le han buscado fechas disponibles acordes con las preferencias de los novios.
¿Han sido muchas las anuladas?
No, la gente se quiere casar sí o si y deciden cambiar las fechas, aunque la celebren el año que viene.
Eso las amontona para el último trimestre sin seguridad alguna de que se celebren…
Ese el riesgo. Algunos han cambiado hasta dos veces de fecha esperando que la situación mejorara. Como no ha sido así la han reservado para el año que viene.
¿Quiere hablar de pérdidas?
La temporada alta, como le ha pasado a toda la hostelería, se ha perdido. En Sevilla, la primavera, es una estación repleta de este tipo de eventos: bodas, bautizos y comuniones. Las pérdidas en nuestro caso, con una hacienda de finales del XVII, han venido de la mano del mantenimiento.
¿Se acogió la empresa a un ERTE?
Sí.
Quiero pensar también que, algunos clientes, con la crisis económica en lo alto, se habrá visto obligado a renegociar el acuerdo y plantearse otro tipo de celebración…
Lamentablemente muchos clientes cuando cerraron la celebración tenían una situación económica absolutamente diferente a la que viven hoy por la crisis. Y en estos casos se han visto obligados a rebajar todas sus expectativas.
¿Continúan las peticiones de celebración para los próximos meses o han bajado mucho?
Han bajado por las circunstancias del confinamiento. Pero no han dejado de producirse reservas. Esperamos que en esta fase sigan aumentando.
Saben ya a ciencia cierta a qué atenerse con el número de invitados permitidos, la limitación de espacios y distancias?
A ciencia cierta no sabemos nada. Una celebración de bodas no es lo mismo que tomarte una tapa en un velador. Aquí si no hay un aperitivo donde haya confraternización entre los invitados y una barra libre, estaríamos hablando de otra cosa que la que tenían los novios en mente.
Hablando de distancia de seguridad: ¿cuál es la que hay que guardar en un tipo de eventos como estos donde prima el cuerpo a cuerpo y la distancia corta?
Le hemos dado cien millones de vueltas al asunto. Y siempre pretendiendo buscar un equilibrio entre lo que es la salud y el negocio. Los novios quieren celebraciones al uso. Pero evidentemente la situación es excepcional y no te lo permite. Por eso las celebraciones se retrasan buscando que el tiempo y la medicina hayan mejorado la situación.
El BOE para la fase segunda recoge celebraciones de cien invitados.
Así es. Cien en exterior y cincuenta en interior. Pero no tenemos claro qué medidas y limitaciones nos pedirá el gobierno en esta fase. Por eso las parejas no se arriesgan a fijar una fecha inmediata.
Algunos empresarios de su sector dicen que bodas como las que se celebraban antes no se volverán a ver… por un tiempo. ¿Está de acuerdo?
Pero yo no pierdo la esperanza de que pasado un periodo no muy largo volvamos a celebrarlas. Tanto por la enfermedad como por la crisis.
Imagino que algunas parejas no han encajado bien la suspensión de la boda. ¿Recuerda algún caso?
Recuerdo una pareja que, al inicio de esta crisis, el novio se puso nervioso porque lo habían destinado fuera de España. A Oxford. Y tenía miedo a que cerraran las fronteras. La novia por no perder la boda soñada se negó a casarse de forma precipitada y hoy uno está en Inglaterra y la otra en España, sin casarse y sin la boda que soñaban.
O sea que alguna lágrima le ha llegado desde el otro lado del teléfono…
Muchas. Tengo el hombro desencajado…Y es normal.
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