«La muerte de mi hijo se saldó con una multa de 180 euros»

Las víctimas de accidentes de tráfico se entrevistan con los infractores para concienciar de las consecuencias de sus actos

Mª Ángeles Villafranca, delegada en Andalucía de Stop Accidentes. ABC

Silvia Tubio

Los amigos de Miguel Ángel le hacen partícipe siempre de cada nueva buena que llega a la pandilla . Está al día de cada embarazo y bebé que nace en el que fue el entorno de su único hijo. «Tratan de animarme así, aunque no puedo evitar pensar en todo lo que me estoy perdiendo. Ahora podría ser abuela y por un accidente me quedé sin nada».

Mª Ángeles Villafranca perdió a su hijo el 23 de marzo de 2006 en la carretera que une las localidades granadinas de Atarfe y Albolote. Poco después de aquello, su marido no pudo superar la tragedia familiar y se quitó la vida. «Esto no se supera nunca. Crié a un hijo que nunca tuvo un vicio, que creció sano. Es egoísta pensarlo, pero a mí no me tocaba». Esta costurera decidió embarcarse en el asociacionismo para ayudar a otras víctimas y, de camino, salir en auxilio de ella misma. Hoy en día preside la delegación andaluza de Stop Accidentes.

El accidente que se llevó a su hijo hace 14 años no se debió al alcohol, sino a una causa que hoy en día se sitúa entre las que provocan una mayor siniestralidad: el uso del teléfono móvil al volante. « Miguel Ángel (20 años) iba con su coche nuevo, sólo tenía diez días». En el carril contrario, el conductor de un Patrol discutía con su mujer por teléfono. Perdió por completo la atención sobre la conducción y acabó invadiendo el sentido contrario. «Su vehículo era mucho más potente y robusto y se llevó por delante el de mi hijo». El choque frontal fue definitivo para el joven, que murió en el acto.

La delegada de Stop Accidentes reclama un endurecimiento de las penas por estos delitos

La primera sentencia de muerte de Mª Ángeles llegó aquel 23 de marzo. Pero no sería la única. «Al conductor que mató a mi hijo sólo le impusieron una falta. La muerte de mi hijo se saldó con el pago de 180 euros». Fue entonces cuando sentenciaron de muerte a su marido. «No pudo superar eso. Se le fueron las pocas ganas que le quedaban por vivir». A día de hoy, el uso del teléfono móvil está clasificado como infracción grave, pero no está dentro de los supuestos de los delitos contra la seguridad vial.

Miguel Ángel, poco antes del accidente ABC

Como representante andaluza de la asociación Stop Accidentes participa con cierta asiduidad en los cursos de sensibilización que obliga la ley a los conductores condenados que pierden el carné como requisito para poder volver a ponerse frente al volante. Es una firme defensora de esta medida. «Ellos mismos te dicen que hay un antes y un después tras esas entrevistas. Se tienen que enfrentar a lo que son las consecuencias de sus actos porque lo que deja un conductor borracho tras un accidente son víctimas».

Esos cursos le han llevado también a la cárcel , donde ha visto en más de una ocasión cómo se han echado a llorar conductores que cumplen condena por cometer un delito que ha costado vidas humanas. «En una fracción de segundo, tu vida cambia para siempre. Es algo que por desgracia sólo lo aprenden cuando ya ha ocurrido el accidente». También es crítica con el hecho de que esa formación que reciben los reos es costeada con fondos públicos. «Esos cursos deberían pagárselos ellos. No tiene sentido que después de lo que han hecho, les tengamos que pagar la rehabilitación».

Sobre las penas que llevan aparejados los delitos contra la seguridad vial es rotunda en solicitar, como hacen otras asociaciones de víctimas, un endurecimiento. «Las vidas humanas, cuando se pierden en la carretera, cuestan poco».

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