OBITUARIO
Muere el ingeniero Mariano Palancar, artífice de la corta de la Cartuja
Quien fuera concejal de Tráfico bajo el mandato de Soledad Becerril como alcaldesa, falleció el lunes a los 96 años de edad
Mariano Palancar Penella (Madrid, 1924), ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, murió el lunes en Sevilla a la provecta edad de 96 años. Su nombre quedará siempre ligado a una de las mayores obras de infraestructura hidráulica que se han hecho en Sevilla: la corta de la Cartuja con la que Sevilla se defendía de las posibles avenidas del río.
Palancar dirigió las obras desde el puesto de director de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir , que había ocupado en 1968 con sólo 44 años de edad. Al comienzo de la década de los años 70 del pasado siglo, se vio la necesidad de una nueva defensa de la ciudad contra las inundaciones toda vez que el muro de San Jerónimo presentaba socavones que comprometían la seguridad de Sevilla.
En 1972, el Gobierno aprobó el proyecto definitivo y encagó al Ministerio de la Vivienda las expropiaciones necesarias para trazar un nuevo cauce por el que circularía el río Guadalquivir salvando el meando de San Jerónimo y la posibilidad de que se inundara la ciudad en la punta de una crecida del caudal. El planteamiento se vio ratificado de sobra en la riada centenaria de 1995.
Las obras de la corta de la Cartuja concluyeron de manera definitiva en 1982, justo el año en que el Gobierno de la UCD solicita de la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE por sus siglas en francés) la concesión de una muestra universal coincidiendo con el quinto centenario del descubrimiento de América en 1992. Los terrenos de la isla de la Cartuja resultantes de la transformación urbanística derivada de la corta hidráulica, unas 400 hectáreas ganadas al cauce inundable del Guadalquivir, se presentaron como la mejor opción.
Palancar se jubiló en 1995 y entró a colaborar en política de la mano de Soledad Becerril . Asumió el cargo de concejal de Tráfico y fue el único de los ediles, en atención a su edad, a los que se le nombró un director de área en aquella corporación marcada por la austeridad. También ejerció como presidente de Emasesa , desde donde se fajó con la sequía. Desde su cargo tuvo que afrontar un duro saneamiento de la empresa e inversiones para paliar futuras sequías. Y de esa experiencia nació su «Manual de la Sequía» , considerado como el mejor existente, según el Colegio de Ingenieros que lo homenajeó hace algunos años.
Como concejal de Tráfico, puso en marcha un ambicioso plan de aparcamientos subterráneos y la implantación de la zona azul para estacionar en superficie.
Durante largos años mantuvo correspondencia con este periódico en las secciones de Tribuna y de Cartas al director.
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