CRÓNICAS DE UN BARRIO: EL ARENAL
«La mitad de los bares tiene un “permiso oculto” para cerrar una hora más tarde»
Los vecinos exigen que no se peatonalice la calle Dos de Mayo para las Atarazanas, porque, a juicio de éstos, «estrangularía la circulación al Centro»
El 15 de mayo de 1996, más de 350 vecinos del Arenal se plantaron ante las puertas del Ayuntamiento para exigir el fin de la «movida» en sus calles. Lo hicieron con bolsas repletas de cristales rotos, vasos de plástico, cartones de vino y latas de refresco que arrojaron contra los escalones. Restos de basura que no eran más que el reflejo de lo que casi a diario encontraban a las puertas de sus viviendas a causa del «botellón» . De esta forma, exigían al gobierno municipal, liderado por Soledad Becerril, soluciones al mal que llevaban padeciendo desde hacía más de cinco años que, entre otras cosas, mantenía en vela a los vecinos hasta altas horas de la madrugada. Antonio Fernández Pérez, actual presidente de la asociación de vecinos Torre del Oro, guarda con orgullo las páginas en las que ABC se hacía eco de este acto reivindicativo.
Sin embargo, ante la falta de medidas contundentes, fueron más allá, y elevaron una demanda contra el Ayuntamiento que recayó en la Sección Primera de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. El 29 de octubre de 1998, el TSJA daba la razón a los vecinos , siendo ésta la primera sentencia dictada en España contra el «botellón».
A punto de cumplirse veinte años de aquella movilización vecinal, el ruido continúa siendo uno de los grandes problemas en el Arenal. Aunque ahora el origen de ese alboroto a horas intempestivas no está en el «botellón», sino en los bares que continúan llegando al barrio pese a estar declarado como «zona acústicamente saturada» . «Las molestias no sólo vienen de los veladores, generan igualmente muchísimo escándalo las personas que salen de los locales a fumar, que lo hacen además con su copa, cuando está prohibido beber en la calle. Charlan a plena voz y los responsables de los establecimientos no se preocupan por que respeten el descanso de los vecinos. Es verdad que, al haber una sentencia, cuando llamamos a la Policía por exceso de ruido o por incumplimiento del horario suele acudir . No obstante -añade Antonio-, la mitad de los bares parece que tiene un “permiso oculto” para cerrar una hora más tarde, y no todos son multados por igual».
Asimismo, este líder vecinal afirma que la Policía debería intervenir para que en aceras como la del Paseo de Colón -entre las calles Adriano y Reyes Católicos-, se permitiese el paso a los peatones . «Entre los veladores y la gente que está bebiendo a las puertas de los bares. Pasar por el escaso pasillo que dejan es una odisea. Yo mismo iba con el cochecito de bebé de mi nieto y uno de los camareros me tuvo que abrir paso entre los clientes porque era imposible transcurrir por allí».
En este sentido, Antonio Fernández celebra que el gobierno de Juan Espadas esté estudiando implantar de nuevo la Policía de Barrio, de esta forma, «se paliaría la escasa presencia que existe actualmente». «Aparecen un día y luego pasan semanas que ni se les ve -asevera-. Vienen a veces en moto y que quedan un rato en la calle Adriano, pero nada más. Si tenemos una urgencia, tenemos que ir al Prado o a la Alameda. La vigilancia que existía antes no la hay, parece que vamos para atrás».
La conservación de las calles y el arbolado es otra de las prioridades para los vecinos del Arenal. En este punto, Antonio recuerda el aparcamiento subterráneo que en los años 90 se iba a construir en la calle Adriano. «Se iniciaron las obras y levantaron toda la acera de la margen derecha (junto a la plaza de toros). Pero el proyecto dio marcha atrás, y tal y como se abrió, se tapó. Por falta de presupuesto (año 1992), en lugar de reponer las losetas del acerado echaron, de forma provisional, una capa de cemento. Una solución pasajera que se ha convertido en definitiva. Hemos pedido infinidad de veces que repongan las losetas para tener una acera uniforme, pero ningún gobierno ha reparado en ello». Otras zonas del barrio, como la confluencia de las calles Arfe y García de Vinuesa, así como el mal estado del pavimento de la calle Adriano , son para la asociación «puntos negros» para los peatones. «Todo es un parcheo», apuntan. En cuanto al arbolado, hacen hincapié en los grandes ejemplares que hay en la calle Adriano. «Son árboles muy antiguos, muchos están podridos y se están cayendo. Algunos -señala- incluso se están metiendo en las casas de los vecinos porque no los podan».
Por último, consideran que es «muy necesario» dotar al barrio de un centro de día para personas mayores. Y no se trata de una nueva reivindicación. En noviembre de 2000, durante la inauguración de la actual sede vecinal dentro del mercado del Arenal, Antonio Fernández trasladó al entonces alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, una propuesta para que una zona del mercado se convirtiera en centro para la tercera edad, a lo que respondió el regidor que «estudiaría la petición». Pasados casi dos años, el 5 de febrero de 2002 el Ayuntamiento hizo pública la convocatoria de ayudas para equipamientos y acondicionamiento de locales sociales. La entidad del Arenal, acogiéndose a ella, solicitó una de estas subvenciones para el centro de mayores, de la que nunca tuvieron respuesta. Desprovisto el barrio de locales públicos vacíos, el proyecto quedó varado.
No obstante, los vecinos tienen una nueva propuesta . «Lipasam lleva cerca de dos años sin utilizar el edificio de la calle Antonia Díaz como almacén. Con poco presupuesto, se podría hacer ahí el centro de mayores, que no serviría sólo para los vecinos del Arenal, sino para todo el Casco Antiguo. Estamos hartos de pedirlo, el sitio está pero no hay voluntad ni por parte de este Ayuntamiento, por el momento, ni por todos los que han pasado».