Misterios de Sevilla: los fantasmas de El Torbiscal
Portazos, extrañas luminiscencias, sonidos de pasos o psicofonías han podido registrarse en este antiguo poblado utrerano
Uno de los «santuarios» del misterio en Sevilla se encuentra a no demasiada distancia de Utrera . Se trata del antiguo poblado de El Torbiscal , donde toda suerte de fenómenos extraños han reclamado, en no pocas ocasiones, la presencia de los investigadores de lo paranormal.
Acceder a su interior es complicado, es propiedad privada y no se conceden permisos para entrar, mucho menos para investigar, pero no son pocos los que logran visitar sus abandonadas calles e inquietarse con la soledad que se respira.
Tuvo mejores tiempos. En su día albergó a casi 500 personas que se ganaban la vida con el campo, siendo El Torbiscal un ejemplo de explotación rural agropecuaria . El poblado tuvo de todo lo necesario para vivir dentro: iglesia, teatro, escuela, puesto de atención médica, casas en varias calles y una carretera muy cercana.
Pero El Torbiscal cayó en desuso y, poco a poco, fue quedando abandonado. No del todo, pues en su interior hablan los investigadores de presencias del más allá que vienen a manifestarse.
He tenido la oportunidad de estar allí en varias ocasiones con equipos de grabación y, la verdad, nunca deja indiferente visitar este punto donde lo imposible se puede hacer realidad.
Investigadores de lo extraño
El primero que visitó este enclave fue el compañero José David Flores, que ya me había hablado de las situaciones extrañas que se producen dentro y que disponía de copiosa información sobre la Historia del lugar. El grupo GPS también tuvo la oportunidad de visitar en diversas ocasiones el enclave desarrollando una buena labor de investigación y fotografía.
Pero… ¿qué sucede en El Torbiscal? En el poblado se ha visto, a decir de los testigos, a una joven que pasea a pocos metros de la entrada . Muchos la identifican con una aparición tipo «chica de la curva» pero va más allá de una simple leyenda, pues a diferencia de aquella, en este caso hay testigos que la han visto en primera persona.
Uno de ellos es Javier Marín, que contaba lo siguiente: «Fuimos a jugar al airsoft, buscando sitios nuevos. Hicimos dos grupos, como siempre, y comenzamos. Yo me quedé parapetado en una de las primeras casas y cuando pasaron unos minutos sentí un olor agradable, entonces vi pasar a una chica con un vestido claro, como si nada, como si allí no hubiera nadie. No se escuchaba nada, todo en silencio, un silencio raro».
Consiste en el denominado fenómeno de «silencio cero» o calma total, que suele preceder a experiencias inexplicables y de las que, en este lugar, tenemos un buen ejemplo.
El grupo GPS indicaba que podría estar relacionado con un accidente de tráfico ocurrido en esta zona. «Se habla que desde entonces se aparece esa joven, pero certezas hay pocas aunque sí conocimiento de accidentes en las proximidades», afirmaba Lorenzo Cabezas .
En este mismo sitio pudimos recoger varias psicofonías que nos decían: «marchaos», «salid de aquí» o el sonido de una inexistente campana que debió, en otro tiempo, coronar el campanario de la iglesia. Ese mismo sonido también fue captado por los compañeros de GPS.
Experiencias en el poblado abandonado
Francisco J. Fernández y Elena Marín son dos jóvenes que vivieron, hace un par de años, otros fenómenos intrigantes.
Nuestro amigo explicaba que al llegar al poblado «llamó mucho la atención que era como si hubiese habido una evacuación de repente y hubieran quedado las cosas a medio recoger. Cogimos la calle que está a la derecha de la iglesia y comenzamos a caminar entre los yerbajos que crecen de la misma carretera. Era más sobrecogedor de lo que habíamos escuchado en la radio pero estábamos lejos de impresionarnos o intimidarnos por ello. A las casas les faltaban azulejos y entramos a una accediendo al patio interior. Fue en ese momento cuando me quedé helado, porque escuché una campanita . Ea imposible que estuviera sonando, allí no había nada que pudiera originar ese sonido. No le comenté nada a mí compañera, pues pensé que podía haber sido un error mío o quién sabe... Le dimos la vuelta a ese bloque de casas y fue entonces cuando escuché de nuevo la campanita».
En un momento determinado se produjo un sonido, Elena dijo: «¿Has oído ese sonido?» y Francisco J. respondió: «pensaba que era tu móvil. Entonces volvió a sonar por tercera vez». Era como si algo invisible quisiera decirles algo.
En el teatro también se viven hechos extraños. Yo personalmente, mientras hacía fotografías desde el patio de butacas, vi como en el desarbolado escenario se paseaba una sombra que no proyectaba nada y cómo mis acompañantes sentían, claramente, como lloraba alguien. Allí solo estábamos nosotros.
Portazos, extrañas luminiscencias, sonidos «a muerto», pasos o psicofonías en un sitio, El Torbiscal, que está claramente relacionado con aquello que llaman Misterio (con mayúsculas).