Misterios de Sevilla: el fantasma que me acompañó a casa
A veces, tras una investigación paranormal, las presencias pueden sentirse en otro lugar, aquel en el que estás
A veces no llegamos a comprender la magnitud de un suceso que puede marcar nuestra vida cuando, en pro de la aventura paranormal , nos metemos en un edificio con el marchamo de estar encantado. Y es que nos podemos encontrar con que uno de los incómodos visitantes del otro lado se pueda venir con nosotros unas horas.
Es el caso de un buen amigo que, llamado por la popularidad del denominado «restaurante de los fantasmas» , pasó allí unas horas para investigación que tuvo una inquietante prolongación.
Había estado en el antiguo «Viandas» de noche, y quiso vivir aquello que había escuchado tanto en la radio como en otros medios de comunicación. Cuando finalizó, recogió su equipo y se marchó llagando a casa pasadas las 3 de la madrugada.
Estaba cansado, habían sido muchas emociones. Se acostó directamente sin hacer ruido para no despertar a su esposa.
Sobre las 4 de la madrugada sintió sed y se levantó a beber agua. Marcó la clave de la alarma que gestiona la seguridad de la casa y entró en la cocina. Abrió el frigorífico y sintió como alguien estaba tras de él, pensó que eran imaginaciones suyas y bebió, pero no pudo reprimir su instinto de curiosidad y se dio la vuelta. Allí, tras él, estaba una mujer, en camisón, pelo largo mal cuidado , pelirroja, con cara mortecina que lo miraba fijamente.
Se quedó sin habla, impresionado, pero un resorte saltó en su cabeza que le dijo: «esto no puede ser real, debe ser o producto de tu imaginación, o que estás dormido o que te has traído a casa un fantasma del restaurante».
Sin perder los nervios cerró el frigorífico, activó la alarma y se acostó. Ya con un ojo en la puerta del pasillo, pues tenía miedo . No podía dormir y le daba vueltas a qué podía ser.
Sobre las 7:30 sintió curiosidad y se levantó. Volvió a marcar el número de la alarma y en la penumbra notó aquella presencia . Se acercó y nuevamente vio a aquella figura espectral que él veía como una persona normal pero que no debía estar allí.
Sobresaltado activó la alarma abandonando la cocina y se quedó vigilando. A las 9 de la mañana se levantó por última vez antes que su esposa despertara y pensó: «como este fantasma siga aquí cuando mi mujer se levante va a ser un shock». Pero al desactivar la alarma y entrar en la cocina, con las claras del día, ya no estaba aquella presencia. Respiró aliviado.
Muchas veces, tras una investigación paranormal, una entidad puede acompañarnos. Los parapsicólogos lo denominan «quedarse pegados a nosotros». No es una experiencia extraña, ya que en otras ocasiones han ocurrido situaciones similares en las que un ente vinculado emocionalmente a un lugar nos acompaña por unas horas para desaparecer después.
No volvió a repetirse , parece que es el justo tributo al profanador que pretende llevarse los secretos de aquel lugar que los guarda celosamente por toda la eternidad.
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