Misterios de Sevilla: los 'Expedientes X' del hospital de San Lázaro

Antigua leprosería de la ciudad, los pasillos de esta antigua edificación son escenario de diversos relatos paranormales

José Manuel García Bautista

Al final de la avenida del doctor Fedriani de Sevilla , nos detenemos para entrar en el vetusto edificio del hospital de San Lázaro , un lugar que también pone los pelos de punta.

El hecho más sorprendente que ocurrió en su interior nos traslada a la década de los 70 cuando Miguel Fernández Carrasco , vecino del Aljarafe , debió ser atendido en sus dependencias ya que según él: «una nave de origen extraño lo había agredido».

Llegó lleno de magulladuras y roces y tiznado de una especie de grasa vegetal. Los doctores Monsalve Cano y Troaño lo atendieron y cursaron parte al Juzgado de Instrucción número 6 en el Prado de San Sebastián, donde el juez Sr. Bouza Gil admitió la denuncia. Posteriormente quedó archivada por falta de pruebas. El periodista Benigno González sería cronista de excepción de este caso en la edición de ABC el día 29 de Enero de 1976.

En este mismo edificio antaño se ubicaba una de las leproserías de la ciudad, mandada construir fuera de los límites de Sevilla por el rey Alfonso X 'El Sabio' y donde recalaban todos aquellos que habían contraído la lepra o cualquier enfermedad infecciosa que pudiera poner en peligro a los habitantes de la ciudad.

Especialmente virulento fue el brote de epidemia de peste , tal y como contábamos en el primer volumen de estas guías, fechado en 1649 y que terminó con la mitad de la población, entre ellos el del inigualable Juan Martínez Montañés que dejó esta vida un 18 de Junio de ese mismo año.

Son muchos los relatos que se cuentan sobre el interior de este edificio, por lo que hay que saber separar la leyenda de la realidad . Es curioso porque en su interior buena parte del equipo de trabajadores, sanitarios o de mantenimiento, tiene una historia extraña que contar, desde una formación de aparecidos como almas en pena que debe recordarnos su anterior condición de leprosería con esta suerte de 'Santa Compaña' hasta la visión etérea de una señora vestida de negro. Entre pacientes y trabajadores forman una sólida red de testimonios que abogan por la realidad de los fenómenos paranormales en su interior. El por entonces supervisor de quirófanos habla de la aparición de una monja en dicha zona, y tal vez entre exageración o, ¿quién sabe?, realidad, comentaba que fue aquella monja espectral la causante del fallecimiento de tres personas.

En cierta ocasión un ATS del centro hospitalario quedó encerrado en una zona sin uso, entonces comenzó a sentir como algo frío se le acercaba y ante él se comenzó a forma la imagen fantasmagórica, etérea, de una aparecida que casi lo mata de la impresión.

Entre los empleados de este centro sanitario también se habla de extraños sonidos, de psicofonías , de quejidos y llantos lastimeros que provienen de la nada. Si visitamos la segunda planta del edificio encontramos otra de esas historias que nos hablan de una habitación maldita, hechizada, embrujada... Es la 203, donde nos comenta Francisco C. que: «Aquí se vio una vez un hombre rondar , se acercaron unos compañeros y le dijeron si era paciente del centro. Tenía muy mal aspecto. Entonces aquel hombre dio su nombre y sus datos y uno de los enfermeros fue a comprobarlo. De repente el hombre se desvaneció . Lo curioso fue que al revisar los datos que les había facilitado se comprobó que aquel señor había sido paciente y que había fallecido allí mismo hacía ya unos años . Vamos, todo un fantasma».

¿Leyenda o realidad? Sólo hace falta pasar una noche en el interior de este hospital para ser consciente de que algo muy extraño sucede en su interior.

Más sucesos paranormales

Cerca del Hospital de San Lázaro está el Cementerio de San Fernando , ahí nos cuenta José Antonio Pajares como un amigo taxista recogió a una mujer, por la noche, en las cercanías. El conductor le preguntó: «¿Dónde la llevo?» y ella dijo lacónicamente «al cementerio». El automóvil se vio inundado de un repentino frío, la mujer no hablaba, estaba muy pálida. El conductor creía que iba al Hospital de San Lázaro, la miró por el retrovisor y su rostro no reflejaba ninguna emoción.

Al llegar al cementerio, antes de detener el automóvil, le dijo: «¿dónde quiere que la deje, Señora?» y nadie contestó, se giró y allí atrás, en el asiento trasero, no había nadie…

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