Misterios de Sevilla
Las apariciones espectrales de la vieja fábrica de cristales
Numerosos testigos hablan de extraños sucesos en el interior de la fábrica de vidrio de Sevilla, en la avenida de Miraflores

En uno de los puntos neurálgicos de Sevilla se encuentra una vieja fábrica donde se realizaba la fabricación de vidrio . Muy desconocida para el sevillano, salvo por las referencias en algún que otro programa de televisión o algún artículo en un diario local sobre la Sevilla de hace décadas y aquellas industrias emergentes de la época.
Pero como todo en la vida tiene un principio y un final, este viejo lugar pronto cedió ante el impulso de las importaciones de fabricantes más económicos lo que llevó al cierre de la fábrica.
Pocos reparaban que tras la tapia de aquella concurrida calle se escondía la vieja fábrica, aunque sólo unos pocos la conocían y sabían que en su interior se sentían ruidos extraños de procedencia desconocida. Muy cerca hay otros casos de misterio como el del antiguo Bazar España o el edificio donde se alzaba Saldauto próximo a las Sagradas Cárceles del colegio los Salesianos de la Trinidad en plena Ronda de Capuchinos y donde se encuentran interesantes vestigios arqueológicos.
Se pueden encontrar testigos que hablan de extraños sucesos en el interior de la fábrica de vidrio de Sevilla. Uno de estos testigos es un viejo guarda que nos contó numerosas experiencias.
Una de ella nos lleva a una fría noche de septiembre. En el interior de las instalaciones se comenzó a escuchar unos sonidos secos, golpes que iban ganando en intensidad, que parecían acercarse hasta la posición donde él se encontraba, lo que se llaman «raps». Producían inquietud y gran temor. El punto álgido llegó cuando sintió que algo golpeó con tanta violencia la puerta donde él se encontraba que incluso la cerró.
Creyó que habrían sido imaginaciones suyas, que todo debía ser como consecuencia de una extraña suerte de pesadilla, algo que jamás pudo explicar. Pero otra noche sintió cómo algo parecía corretear en medio de aquellas instalaciones, moviendo hojas y bolsas sin que hubiera un ápice de corriente. Fue entonces cuando vio una especie de sombra que parecía estar por allí, como moviéndose y desplazándose por medio de toda la maquinaria.
En todo ello se trató de buscar explicaciones y encontró que hace unos años dos empleados habían practicado una sesión de ouija en aquel mismo lugar, invocando al espíritu de los fallecidos, invocando a no se sabe bien qué entidad que se habría manifestado y que estaría morando desde entonces y para siempre en la vieja fábrica de cristales. Puede que todo fuera el resultado de la sugestión, pero siempre puede haber algo de realidad.
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