Misterio y tragedia de la Cruz de los Caballeros

Una cruz que oculta la memoria de un duelo trágico

Jose Manuel García Bautista

Sucedió el 4 de mayo del año 1645 , y se tiene constancia de la historia por un archivo del siglo XVII.

Dice así: un caballero de nombre Don José de Zuleta y Ordiales , tuvo unas palabras ofensivas con otro linajudo, Don Juan Gutiérrez Tello de Guzmán y Medina (otro Guzmán), el cual, además, era provincial de la Santa Inquisición y por aquellas ofensas llegaron a desafiarse a espadas y se fueron, en una fría mañana de primavera, a las inmediaciones del río Guadaíra.

Los padrinos del duelo fueron, por parte del caballero Tello de Guzmán, su pariente Blas Rodríguez de Medina , mientras que por Zulueta, don Jerónimo de Viedma , ambos pertenecientes de la Orden de Santiago.

Llegado el día del duelo y embozados fueron al lugar de la cita y, tras cumplir con los requeridos rituales, comenzó la pelea. Al rato, y visto por los padrinos el cansancio de los duelistas , además de la ineficacia de la lucha, resolvieron suspenderla y finalizar el desafío. Sin embargo, al acercarse los testigos notaron que el caballero Tello de Guzmán tenía una pequeña herida en la mano ... aquello enfureció de tal forma a los padrinos que comenzaron por insultarse unos a otros y un padrino instó al caballero don Jerónimo de Viedma a batirse en el acto con él.

Por más que éste decía que no había motivos para batirse y que ya habían cumplido con la honorabilidad del caso con la pequeña herida , no hubo forma y enfurecido le replico:

- ¡No voto a Cristo, que hemos de reñir nosotros!

Y después de esta frase se dirigió con la espada en alto en plan de acometerle y don Jerónimo de Viedma le contestó:

- ¡Puesto que vos Blas, queréis que riñamos...hecho!

Y como dos lobos hambrientos se lanzaron el uno contra el otro, pero el de Medina le asestó un espadazo que le atravesó el pecho y le salió por la espalda y quedó muerto en el acto, pero también quedó medio muerto el de Viedma que falleció veinte días después.

Los primeros desafiados, cuya reconciliación aceleró el suceso, tomaron al muerto y al herido en su coche de caballos y los trajeron a la ciudad, el muerto fue enterrado en el panteón familiar que existe en la Parroquia de San Bartolomé.

En el lugar donde ocurrió se colocó una cruz de hierro forjado sobre magnífica peana de mampostería , la cual estuvo allí durante muchos años y era conocida como «La cruz de los caballeros», en recuerdo de aquella absurda tragedia.

Años después fue colocada en otro lugar de Sevilla y hoy es el mudo recuerdo de aquella tragedia.

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