Tribunales
El militar brasileño detenido en San Pablo tenía que entregar la cocaína a otra persona en Alcampo
El acusado se muestra «profundamente arrepentido» y acepta seis años de cárcel y dos millones de multa
Manoel Silva Rodriguez, el militar brasileño que formaba parte de la comitiva del presidente Jair Bolsonaro y que fue pillado en el aeropuerto de Sevilla con 37 kilos de cocaína , ha sido juzgado este lunes y se ha mostrado «profundamente arrepentido», al tiempo que ha explicado que tenía que entregar la droga a una persona en el centro comercial Alcampo. Ha aceptado una condena de seis años y un día de cárcel por un delito contra la salud pública y una multa de dos millones de euros.
Este lunes estaba señalado el juicio contra Silva en la Sección Séptima. Inicialmente se enfrentaba a ocho años de cárcel y una multa de cuatro años, pero tras confesar la Fiscalía ha rebajado la petición de condena .
Silva ha reconocido los hechos, se ha mostrado «profundamente arrepentido» y ha aceptado seis años y un día de cárcel y pagar dos millones de euros de multa . El juicio ha quedado visto para sentencia.
«Mi misión era traer la droga a Europa y volver», explicó el militar, cuya defensa han ejercido los letrados Enrique Rojo y Diego Silva. «Quien me la entregó me dijo que su destino era Suiza y que yo debía meterla en Europa», dijo, detallando que tras salir del aeropuerto debería haber llevado esa cocaína al centro comercial Alcampo «sobre las tres o cuatro de la tarde» del día 25 para allí dar la droga a otro hombre a quien «no conocía».
«Tenía que ir con ropa de camuflaje , una camisa verde, y la otra persona me conocería por una foto. Íbamos a quedar en el Burger King y él me haría una señal», explicó.
Tenía un sueldo muy bajo
«Era la primera vez que lo hacía, me arrepiento profundamente y pido perdón al pueblo español y a las autoridades españolas. En 20 años de militar nunca me han abierto un expediente y nunca he tenido ninguna sanción, pero mi sueldo no es muy alto y estaba pasando por dificultades económicas », ha reconocido ante el juez con la ayuda de un intérprete, indicando además que se sacaba un dinero extra vendiendo y comprando móviles.
En el juicio han declarado tres guardias civiles y han coincidido en destacar que cuando pasó por el control, fue trasladado a una máquina de rayos X que detectó los bloques y que al ser preguntado éste contestó que «se trataba de queso».
No obstante, ante la prohibición de introducir alimentos procedentes de animales de fuera de la Unión Europea uno de los agentes hizo una cata de uno de los bloques con un punzón , «salió polvo blanco y en un primer análisis ya dio positivo en cocaína». Preguntado por si al militar podrían haberle intercambiado las maletas, uno de los agentes ha precisado que «los bloques estaban repartidos en las tres maletas que llevaba mezclados con efectos suyos».
Tras su declaración, el fiscal ha modificado sus conclusiones al considerar que el acusado «ha sido sincero y ha reconocido los hechos », motivo por el ha rebajado la pena de prisión a los seis años y ha ordenado la destrucción de la droga.
En su último turno de palabra, el acusado ha vuelto a mostrar su arrepentimiento y ha asegurado que cuando regrese a su país volverá con su familia y volverá a trabajar.
Su abogado Diego Silva ha precisado que en sentencia el tribunal tendrá que pronunciarse sobre el plazo de la pena que tendrá que cumplir en España. « Lo normal es que una vez que tenga el tercer grado la libertad condicional se sustituya por la expulsión del país y este periodo final de la pena lo cumpla ya en Brasil en libertad », ha precisado.
Por último, ha recordado que se hizo una investigación para averiguar el destino de la droga pero «finalmente no fue fructífera y va a ser él el único que asuma toda la responsabilidad».
El militar brasileño formaba parte de una expedición de avanzadilla previa al viaje programado a Japón por el presidente brasileño, Jair Bolsonaro , y fue detenido el 25 junio del año pasado en el aeropuerto de Sevilla con 37 kilogramos de cocaína dentro de una maleta que llevaba consigo.
Sobre las 14 horas del 25 de junio de 2019, tras venir junto a otros 20 pasajeros de un vuelo militar de la Brasilian Air Force pasó por el control aduanero del aeropuerto de Sevilla donde la Guardia Civil intervino, en una maleta de su propiedad, «37 bloques rectangulares de una sustancia que debidamente analizada resultó ser cocaína» con un peso de 37 kilos y una pureza base del 80,14 por ciento. Su valor alcanzaba en torno al millón y medio de euros en el mercado clandestino.
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