Los mercados de abasto de Sevilla resucitan en el año del coronavirus
Las plazas de abastos recuperan su «labor social» en los barrios y ganan nuevos clientes
Juan Carlos Camacho es la segunda generación de carniceros. Su padre empezó en el antiguo mercado de la Encarnación y a él le ha tocado vivir años de provisionalidad, la mudanza al nuevo edificio y, ahora, una pandemia. Con mascarilla y mandil, no para de atender. «¿Que cómo ha ido el año? Nos ha enseñado a comprar y a cocinar. Me vienen clientes que nunca antes había visto y hasta me piden recetas para poner un cocido o un puchero . Algo bueno nos ha traído este virus».
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Es la lectura positiva que deja este año de pandemia en las plazas de abasto de Sevilla. Muchos comercios, en especial los de alimentación y droguería, han llegado a registrar picos de ventas desde que se decretara el Estado de Alarma. El confinamiento domiciliario de la primavera y el cierre perimetral de este otoño han hecho que muchos sevillanos descubran estos comercios de proximidad en sus barrios. « Hemos conocido gente nueva que vivían a dos calles del mercado pero no venían por tema de horarios o porque salían de compras a grandes superfici es cuando llegaba el fin de semana», explica Manolo Rodríguez, placero del Tiro de Línea.
Manolo cuenta también que esta nueva clientela «ha llegado para quedarse», así como «el salto de calidad» que han dado los mercados con la incorporación de nuevos productos a la cesta de la compra. «Son artículos más gourmet. Como los bares estaban cerrados, la gente los compraba para cenar en casa los fines de semana». Entre las bandejas de la vitrina, Manolo muestra la «carne estrella» de la pandemia: « T. Borne es un lomo bajo con solomillo de ternera de vaca. También se llevan mucho las carnes del ganado angus, de retinto, novillo…»
La tendencia se corrobora también al otro lado del río. En el mercado de Triana aseguran que este virus nos ha enseñado a «comprar más sano» y a valorar «la familiaridad» y «la calidad» de las plazas de abasto. «Hemos vuelto a hacer la compra de nuestros abuelos. Apostamos por lo saludable frente al plástico y la pre cocina; y vamos casi a diario a reponer la despensa », aclara Teresa Ojeda, vicepresidenta del mercado trianero. Junto a otros placeros del arrabal, recuerda que en estos meses el comercio de proximidad ha hecho una «labor social más que comercial» con los vecinos más mayores, a los que incluso « se les recogía medicamentos de la farmacia» para que no salieran de casa. «Al principio, nos pilló a traspiés, pero se impuso el compañerismo y salimos adelante. Se atendía a todo el mundo. Aunque solo se pidiera un kilo de tomates, ahí que se lo llevábamos».
El reparto a domicilio y los pedidos por teléfono o internet (con «El Mercado de Sevilla») han calado en los barrios. « De un día para otro empezó a sonar el teléfono y se dispararon las ventas , con picos de cerca de cien encargos al día en un solo puesto. El Tiro de Línea ya tenía este servicio, pero menos mal que estos chavales no echaron una mano», destaca Paco Ávila, presidente la Federación de Mercados de Abastos , quien apunta además que esta venta no presencial ha hecho que «muchos establecimientos, sobre todos de alimentación y droguería, no tengan un bache , como sí han tenido otros sectores, como la hostelería».
En este sentido, desde el Ayuntamiento de Sevilla se trabaja en una plataforma de comercio electrónico para los mercados . Se licitará «antes de final de año», con un coste de 500.00 euros, para su desarrollo «en 2021 y 2022». Mientras, a poco de decir adiós a 2020, hay quien, pese a «todo lo malo», puede contar «algo positivo»: La pandemia ha dado una segunda vida a las plazas de abasto.