ATLETISMO ADAPTADO
Medallistas del atletismo adaptado: el sueño de una pareja por ir al mundial
José Joaquín y Reme han ganado varias medallas a nivel nacional y tienen como objetivo el próximo mundial de atletismo adaptado
Albinismo, estrabismo, nistagmo y astigmatismo. Esto supone para ella un 83% de déficit visual. Él, con cataratas congénitas y un 73% de déficit, no ve nada por su ojo derecho. Por el izquierdo, «se defiende». José Joaquín Sánchez (Sevilla, 1988) y Reme Medina (Olvera, 1993) se conocieron a través de unos amigos de la ONCE , a la que ambos pertenecen desde siempre. Reme estudió para ser maestra de educación infantil y, por supuesto, quiere opositar. José ha hecho de todo: estudió un grado medio en comercio, otro en administración y ahora estudia un grado superior de marketing y publicidad, algo que le apasiona y a lo que le gustaría dedicarse en un futuro. También vendió cupones cuando le tocó hacerlo e incluso fue segurata durante la Semana Santa. Un poco de todo.
Hace un año y medio que Reme y José están juntos. En menos de ese tiempo, Reme -que empezó en esto del deporte por ocio- ha conseguido ser subcampeona de España en lanzamiento de disco y de peso. «En realidad, en menos de un mes», apostilla entre risas. Por su parte, José lleva el deporte muy dentro desde que tenía once años. Ya con quince empezó a competir de manera más profesional. Después, tuvo una recaída y llegó a pesar casi 130 kilos. No obstante, con el deporte consiguió salir de todo aquello. De la ansiedad. También consiguió medallas: campeón de España en peso, subcampeón en 200 metros.
Ella tuerce el gesto, cambia el ángulo de su mirada cuando habla. Él entrecierra un poco los ojos, como escudriñando su alrededor. «Lo suyo» es genético. José está operado desde pequeño, tiene una lente en el ojo izquierdo para no usar gafas. El derecho es un caso perdido. A Reme no sabían a qué medico llevarle para que le dijeran qué tenía. Nacieron con ello y «se adaptaron». En realidad, se adaptan a todo: tienen sus artimañas, sus truquillos. «Vamos al Burguer King y estamos todo el rato haciendo fotos para ver lo que hay», dice ella. «En la universidad tirábamos de grabadora, nos la apañábamos», agrega él. «No veía ni una diapositiva, pero bueno, nos adaptábamos», puntualiza Reme con una sonrisa.
Federados por el Centro Deportivo San Pablo y entrenados bajo la batuta de Antonio Olivencia, José y Reme tienen un sueño común: alcanzar la mínima para el próximo mundial de Dubái en 2019. El disco es la prueba «oficial» de Reme , con la que quiere participar, pero curiosamente donde tiene mejor marca es en peso, la modalidad que domina José. Y es que un día, Reme -que no recuerda cómo- empezó a probar con el disco. Hasta que llegó a su primer control, consiguiendo un lanzamiento de 14 metros. Más adelante, otro control: 15 metros. «Me pedían 18 como mínima para presentarme a las pruebas nacionales», señala. Así que José y Reme fueron hasta Huelva para hacer el último control: 19,60 metros . En poco más de un mes, en Fuenlabrada, Reme consiguió ser subcampeona de España. «Ahora quiero poder afianzar y empezar a girar».
Hacer un lanzamiento para ellos es muy complicado. «Normalmente lo hacemos parados: te agachas y lanzas. Incluso así es difícil porque perdemos el equilibrio. Imagínate ahora que estamos practicando con desplazamiento», argumenta Reme, y agrega José: «Una persona que no tiene discapacidad ninguna puede quedarse más fácil con los movimientos, tanto por imitación como por equilibro».
Y eso que José la mínima la supera fácil. Pero nunca ha conseguido ir a una prueba internacional. Quien sí lo hizo fue su hermano, Francisco José Sánchez, paralímpico en Atenas en 2004, donde quedó octavo y quien durante un tiempo obtuvo el récord del mundo en 60 metros. «El problema para mí es que está Kim López» dice él. Ella lo corrobora: «Es el máximo exponente del mundo». «Tiene marcas de una persona que prácticamente ve bien», se resigna José , que dice hacer unos once metros mientras, Kim, hace dieciséis. «Ahora con el desplazamiento puedo mejorar entre dos y tres metros y mi esperanza es llegar a los metros que me faltan».
Mínima Dream
La pista en la que ambos entrenan deja mucho que desear. Desgastada, descuidada, amateur. En las pruebas oficiales deben realizar el lanzamiento dentro de una «jaula» y con unas marcas en el suelo. Acostumbrarse y entrenar los lanzamientos en una pista adaptada les ayudaría bastante. «Pero no hay reja, tengo que hacer como que la tengo detrás y calcular más o menos las marcas que tengo delante» , afirma Reme. Aún así, a pesar de esta pista, de sus horarios de estudio, sus ambiciones laborales, nada de esto les aparta de su sueño: conseguir la mínima.
Fue Francis Campos, guía oficial de quienes practican el atletismo adaptado en San Pablo, quien tuvo la idea de hacer piña. Como allí acuden algunos miembros de la ONCE a hacer deporte, Francis propuso a José y Reme formar una «subsección» (no denominada club, aún) a la que bautizaron como Mínima Dream . Un espacio donde integrar a todos estos deportistas de atletismo adaptado que tienen el mismo sueño que José y Reme: alcanzar la marca mínima en sus modalidades y llegar a competir. Es por eso que sueñan con que Mínima Dream crezca. Ser una gran familia. Llegar a mucha más gente y contagiarles el amor hacia el deporte. «Tenemos un amigo que no tiene familia, ni amigos y el deporte se lo da todo. Aunque luego no consiga nada. Pero al venir aquí, o al campeonato, se siente integrado».
«Nuestra intención es dar a conocer este proyecto porque hay gente para la que el deporte es su vida. No tienen familia a lo mejor y esto les da vida», dice José, sujetando la bola de entreno, cargado de materiales, mientras se dirige hacia la pista de atletismo. Allí realizan unos movimientos para mostrar la complejidad ante la que se enfrentan: al hacer el desplazamiento es mucho más fácil perder el equilibrio o salirse del foso y, por tanto, quedar descalificados. Aunque ellos, ante este problema, aplican la misma solución que han utilizado el resto de su vida: se adaptan. No lo olvidemos: a la hora de aprender ellos tienen sus armas, sus truquillos.