SECTOR INMOBILIARIO

El API más veterano de Sevilla: «Antes valía la palabra y darse la mano cuando se hacía un trato»

Manuel Reina Hijano, de 67 años, aconseja que medie un colegiado a la hora de comprar una casa

Arriba, Manuel Reina Hijano en un rincón de su despacho JUAN FLORES

Amalia F.Lérida

¡Qué hubiera sido del mancebo Andrada que ayudó a Santa Teresa de Jesús en el siglo XVI a encontrar inmuebles para sus monasterios y conventos si hubiera tenido que andar con tanto papeleo como se necesita hoy día para comprar una casa!

Desde Andrada, el primer agente de la propiedad inmobiliaria de la historia, a nuestros días ha llovido mucho, aunque quizás no tanto como desde hace unas década a esta parte en que las nuevas tecnologías y la profusa normativa del sector han dejado atrás esa palabra que iba a misa antes de hacer un trato pero también han traído más seguridad en el tráfico mercantil y la figura regulada y en constante formación de los profesionales que median en las operaciones.

Eso lo ha vivido y cuenta el agente de la propiedad inmobiliaria colegiado y en ejercicio más veterano de Sevilla. Manuel Reina Hijano tiene 67 años, el número 318 de colegiado y el mismo espíritu de servicio y honestidad con el que empezó este oficio. Es un profesional con los valores de la vieja escuela que se ha «reciclado» para adaptarse a las nuevas tecnologías y así ofrecer el mejor servicios a sus clientes. Le motivó que su cuñado estaba dentro del sector de la intermediación inmobiliaria y una convocatoria de oposiciones para la regularización de la actividad que sacó el Ministerio de la Vivienda en 1975. Él, con 23 años entonces, se presentó y la ganó.

«No entiendo que en la venta de una vivienda que llega a costar 500.000 euros puede intermediar cualquiera»

Siempre estuvo trabajando en el sector financiero y a final de la década de los setenta, cuando falleció su cuñado, su hermana le pidió a Reina, que entonces estaba dado de alta como no ejerciente, que siguiera con la agencia del marido porque tenía unas operaciones pendientes. Y ahí empezó pero a tiempo parcial. Con oficina abierta desde 1987 y al cien por cien, desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la noche, en 1996. La empresa del cuñado la modernizó. Le puso nombre, creó y patentó logotipos y la mecanizó, aunque todavía conserva la ficha en la que su pariente escribía a mano las gestiones: los nombres, las cantidades, las direcciones.

«Antes se ponía: “Doy 20.000 peseta a cuenta de la compra” y punto»

«Antes la gestión de la intermediación era más personalizada. Apenas se utilizaba nada electrónico y yo compré un ordenador con una impresora que me costó 600.000 pesetas. Hice una especie de base de datos muy elemental pero a nosotros nos servía. Eran otros tiempos. Entonces se confiaba mucho en la palabra de la persona que hacía el trato. Había papeles pero valía más la palabra y chocarse las manos. Hoy día está más profesionalizada pero para los que somos de la vieja escuela la palabra tiene valor. El que daba su palabra trataba de cumplirla aunque luego se diera cuenta de que salía perjudicado. Eso hoy día se estila menos». dice Manuel Reina.

También ha cambiado la documentación que antes acompañaba a las operaciones. «Se ponía: “Doy 20.000 peseta a cuenta de la compra” y punto. Hoy tenemos, entre otros documentos, la nota simple, la información catastral, la registral, para ver si hay cargas. La comisión al intermediario la pagaban las dos partes.Ahora quien vende es quien paga la gestión. Las oficinas existían antes pero también se podía llevar la gestión en las casas particulares . Se utilizaba el telefax y el correo porque la mecanización empezó en el año 2000».

Otra novedad que resalta es la manera de hacer publicidad. Los anuncios por palabras en la presa escrita han dado paso a la información que se muestra en internet no sólo ya de la agencia intermediaria sino del inmueble que está en el mercado.

Algunos portales tienen lo que se denomina «tour virtual 360 grados» mediante el cual podemos viajar a través de la casa como si fuéramos andando dentro de ella y viendo todos y cada uno de los rincones de las estancias. Eso ahorra tiempo a las partes porque, aunque la visita es obligada, esa primera aproximación evita viajes innecesarios.

No menos interesante es otra herramienta de la que habla Reina que facilita sobremanera la gestión de las operaciones. Se trata de la MVI o Metodología de Valoración Inmobiliaria . Gracias a ella los API conectan con una base del Colegio de Registradores de España en la que aparecen las operaciones que se han hecho por calles y los precios de compraventa para que el agente pueda darle una idea al usuario de lo que puede pedir por su casa cuando la quiera vender.

Manuel Reina se ha adaptado muy bien a las nueves exigencias y no echa de menos nada del pasado porque él sigue manteniendo el espíritu de esa palabra que cerraba un trato y de ese asesoramiento que se le debe dar al cliente sin prisa alguna para que decida.

Lo que no entiende es que, después del Real decreto-ley 4/2000 , cualquier persona pueda ejercer la intermediación sin necesidad de estar colegiada cuando es el colegio el que ofrece toda las garantías. «Aquí para vender frutas, por ejemplo, se tiene que tener un carné que identifique a la persona y la acredite para tal actividad, y en la compra más importante en su vida que hace una persona o la venta de una vivienda que llega a costar 500.000 euros puede intermediar cualquiera», termina.

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