María Asunción Milá, el homenaje a toda una vida contra la pena capital
El Colegio de Abogados, Derecho y el Instituto de Criminología reconocieron ayer su labor humanitaria
![Un momento del acto de homenaje a María Asunción Milá de Salinas, celebrado ayer en la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla](https://s1.abcstatics.com/media/sevilla/2016/10/28/s/homenaje-asuncion-mila-kWOF--620x349@abc.jpg)
A sus 97 años de edad, María Asunción Milá de Salinas conserva una envidiable lucidez mental que le permite seguir defendiendo con tesón la que ha sido una de sus principales causas vitales: la lucha por la abolición de la pena de muerte en el mundo.
Ayer, arropada por numerosos amigos y el calor de su amplia familia—es madre de doce hijos, uno de ellos fallecido recientemente—, recibió emocionada el homenaje que el Colegio de Abogados de Sevilla, la Facultad de Derecho y el Instituto de Criminología de la Hispalense quisieron rendirle como «referente» que es en la defensa de los derechos humanos , tal como la definió José Joaquín Gallardo, decano del citado ente colegial, en el transcurso de un acto que se convirtió, por parte de las instituciones participantes, en un alegato contra la pena capital. Así lo puso de manifiesto Borja Mapelli, director del Instituto de Criminología, quien aludió a las asignaturas que España tiene aún pendientes en la materia así como al nuevo riesgo que representa para la vida la aplicación de la eutanasia activa por motivos distintos a la enfermedad terminal.
Ante un nutrido auditorio entre el que se encontraban numerosos estudiantes universitarios, Luis Arroyo Zapatero, catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Castilla-La Mancha, subrayó la valentía que María Asunción Milá demostró hace cincuenta años, en «una sociedad de hombres», cuando comenzaba a alzar su voz. Trajo al recuerdo cuando la conoció; su papel, allá por los años 70 del siglo pasado, en la constitución de la Asociación Española contra la Pena de Muerte y destacó el celo que esta activista social ha puesto en los últimos tiempos para que el Papa Francisco tenga en consideración en la reforma del Catecismo la condena a la pena de muerte . Tanto que relató la anécdota de una carta que María Asunción le escribió a Su Santidad en tal sentido y del que recibió respuesta personal después del recordatorio que del asunto en cuestión le transmitió al Papa el propio profesor y amigo de María Asunción.
El Catecismo
Antonio Pérez Luño, otro buen amigo de la homenajeada, se refirió a su relación con Amnistía Internacional y al papel que desempeñó en la creación de la Asociación Española contra la Pena de Muerte, de la que fue secretaria cuando era su presidente Ramón Carande y formaba parte de ella, entre otros intelectuales, su marido Manuel Salinas Benjumea, fallecido en 2006. Pérez Luño resaltó el «fervor abolicionista insobornable» de María Asunción Milá con respecto a casos de presos en el corredor de la muerte, su carácter de «lectora infatigable», sus estudios de Teología, las tertulias y debates sobre temas de actualidad en su domicilio familiar del barrio de Santa Cruz... «Ha cumplido —dijo— con su vocación abolicionista y humanitaria, logrando su principal objetivo y las metas de su destino humano». No pasó por alto tampoco el empeño que ha puesto para promover la reforma del Catecismo en el aspecto relacionado con la pena de muerte hasta el punto de que casi se ha convertido en «martillo de obispos» por su insistencia, señaló.
El arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, asistió a este emotivo homenaje a cuyo término intervino para hacerle saber a María Asunción Milá que su esfuerzo va a verse pronto recompensado y que ya en el Catecismo de la Iglesia Católica para Jóvenes se contempla la condena explícita de la pena de muerte. El arzobispo hizo hincapié en el talante humanista de la homenajeada, una «excelente cristiana», apostilló. De ello dio, sin duda, buena muestra Milá de Salinas cuando en sus palabras de agradecimiento incidió en el eje de su actividad social y en su convicción de que «matar al homicida es multiplicar sin fin el homicidio». Trajo al presente la memoria de su marido, que le decía: «¿Te das cuenta de que es la vida la que te enseña que el Evangelio es verdad?». «¿Por qué a veces se desvirtúa? », se preguntó. Y concluyó poniendo especial énfasis en el mensaje evangélico y en la importancia del amor, porque «el Evangelio es verdad, no busquemos remedio por otro lado».