Mara Álvarez: Un trabajo que alimenta el espíritu

Para Mara Álvarez, el «arte y el diseño» han sido algo presente en su casa desde que tiene uso de razón. Su madre, María del Mar Núñez y su tía Delia fundaron Pol Núñez , una firma de moda flamenca que luego se convirtió también en una romántica y delicada opción para las novias . «Desde pequeña lo he vivido y siempre he sentido admiración por cada cosa que mi madre hacía. Recuerdo patrones, tijeras, su costurero, verla dibujando en cualquier papel... Por eso en mi taller me siento como en casa».

Su madre se puso al frente de las novias Pol Núñez y después de licenciarse en Empresa en Madrid, Mara decidió irse a Londres a formarse en moda en la Escuela Marangoni . «Buscaba un punto de vista nuevo y cosmopolita para los vestidos de novia. Mi llegada a la marca se vio como savia nueva , pero nunca he querido que Pol Núñez pierda su identidad, así que abrí muy bien los ojos para aprender de ellas». En 2008 decidió que Pol Núñez debía seguir creciendo y por eso se fue sola a Madrid y abrió el primer atelier para novias . «Creo que aquel paso fue el inicio de todo. Madrid nos abrió muchas puertas, nos empezaron a conocer, desfilamos en Cibeles Novias, salimos en portadas... Después dimos el salto a Barcelona, presentando colecciones completas para terminar de implantar nuestros vestidos de novia en España y el extranjero », recuerda esta sevillana que después de 15 años viviendo entre Madrid y Londres ha vuelto a su ciudad.

Puede que la clave del éxito en un vestido de novia resida en encontrar ese diseño que aúne tendencia y atemporalidad . ¿Misión imposible? «Creo que la clave es no exagerar la tendencia . Siempre es más elegante insinuar la influencia de una moda, que exagerar o mostrar un estilo demasiado evidente. Intentamos hacer cosas bonitas que perduren en el tiempo». Tras más de dos décadas en el sector nupcial, Pol Núñez se ha adaptado a todo tipo de cambios . «Hemos incorporado nuevas tecnologías a nuestros procesos de elaboración. Contamos con máquinas de digitalización que facilitan el trabajo, pero seguimos trabajando de forma artesanal porque es siempre un plus de calidad en nuestros vestidos», explica. También han notado un notable cambio en las novias . Según la diseñadora, antes se confiaban en las manos del diseñador y la opinión de sus madres era fundamental, pero ahora llegan con muchas ideas y las madres opinan menos. «Además el vestido era todo un misterio porque no había tanta información en las redes y era más fácil sorprender», explica.

Esta entrevista tiene lugar días después de que haya dado a luz a su tercer hijo. ¿Cómo logra separar dos mundos tan exigentes? «Mi marido y mis hijos me dan la fuerza que necesito para mi día a día, y mi trabajo es una adicción sin la que no sabría llevar mi familia, me alimenta el espíritu. Valoro mucho mi tiempo y sé que lo tengo que dividir, así que intento que el tiempo que paso con mis hijos sea tiempo de calidad, y el que estoy en el taller intento aprovecharlo al máximo».