El rincón de... María del Carmen Castro
«El manuscrito de Fernando Blanco White fue vendido por 500 dólares a la Universidad de Princeton»
María del Carmen Castro acaba de publicar un libro sobre la vida del hermano menor de Blanco White, Fernando, titulado «Memorias de un prisionero de guerra» (Ediciones Alfar)
Profesora de instituto hasta hace unas semanas, disfruta de su jubilación y de sus aciertos editoriales. Acaba de publicar un libro sobre la vida del hermano menor de Blanco White, Fernando, titulado «Memorias de un prisionero de guerra» (Ediciones Alfar)
Le puedo asegurar que, de esa ilustre familia, era su hermano José María a quien mejor conocemos.
Es cierto. A Fernando no se le conoce. En su juventud estuvo estudiando hasta que se alistó, como voluntario, en la guerra de la independencia. Lo hicieron teniente porque tenía estudios.
Tenemos a dos hermanos, uno sacerdote y otro militar con una diferencia de edad de 11 años, compartiendo los mismos amigos y tertulias.
Los amigos eran los mismos. Primero fueron amigos de José María y luego amigos y profesores de Fernando. Eran asiduos de la casa familiar y no era extraño ver entrar a Alberto Lista, Reinoso, Arjona, Mármol…
Para ir conociendo mejor a Fernando, ¿podríamos encuadrarlo dentro de los perfiles liberales de la época?
Sí. Era un liberal moderado. Vivió tiempos de radicalización ideológica durante su cautiverio en Francia donde conoció a Riego, que estuvieron juntos en el mismo campo de prisioneros de Chalon-Sur-Saone.
¿Siendo liberal nunca cayó en la tentación de ser un afrancesado?
Compartía ideas de la revolución francesa pero también fue enemigo de los franceses contra los que luchó. Nunca fue un afrancesado.
¿Y también se mostró partidario de la emancipación de las provincias hispanas de ultramar
Sí, fue partidario, como su hermano José María, de conceder una amplia autonomía a las provincias de ultramar, pero siguiendo conectadas a la metrópolis. Creía en una especie de Commonwealth.
¿Se le conoció vinculación o trato con logias masónicas inglesas?
No lo sabemos. Sí sé, porque así lo vemos en el diario que he traducido, que tuvo relaciones con la masonería. En un lugar del diario dice que entró en un bar y compartió bebida con un francmasón, imagino porque conocería el código secreto con el que se identificaban.
El asunto es que Fernando Blanco White pide el ingreso en el ejército para luchar contra el invasor francés.
Tenía veintiún años. Lo hace por patriotismo y cuando cae prisionero lo pasó muy mal en Francia. No es que fuera maltratado. Pero estaba muy limitado de movimientos pese a haber dado su palabra de honor de no escapar.
Lo hacen prisionero en Somosierra en 1808. ¿Ahí toma la decisión de escribir sus memorias?
No. Escribe sus memorias en Londres, en 1815. Él se fugó de Francia un año antes. Y dice al principio que escribe el diario para no olvidar a las buenas personas con las que se encontró y le ayudaron en su huida.
¿Son una memoria sobre las calamidades de un prisionero?
Hace referencia a compañeros que se escaparon y lo capturaron y fueron maltratados. En su caso el único maltrato fue la perdida de libertad y la lejanía de su patria y familia. El pudo seguir con sus estudios durante el cautiverio.
Hay una secuencia en esas memorias muy curiosa: el encuentro de los evadidos españoles con una familia catalana. ¿Lo puede referir?
Al principio de la evasión se encuentra con el señor Torra y su hijo pequeño que lo acompañaba. Fernando dice que, aunque no lo conocían, lo acogieron en el grupo de fugados porque «todos somos españoles».
Que pensará el señor Torra de esto si lo leyera.
En aquella época no había problemas de identidades regionales. Fernando escribe en sus memorias que un día el niño de Torra fue a darle un recado pero que no se hacía entender porque sólo hablaba catalán.
Me gustaría que citara una frase que le impactara de esas memorias.
Me acuerdo de la ilusión que tenía de llegar a Inglaterra, lo mal que se comía en Holanda y cómo cambia el trato de los funcionarios y militares que lo acogen cuando se enteran de que era «inglés», ya que sus abuelos eran irlandeses y por entonces Irlanda formaba parte del Reino Unido.
El manuscrito tiene una letra endiablada. ¿Cómo se las arregló para ponerlo en cristiano?
Con mucha paciencia. Me ha costado mucho trabajo hacer esa traducción.
Creo que el manuscrito y otros documentos se vendieron en los años sesenta a la Universidad de Princeton por quinientos dólares…
Lo vendió la viuda de un biznieto de Fernando Blanco White, doña Margarita Ladrón de Guevara. Yo creo sinceramente que no era consciente del valor de esa documentación. Es posible también que aquella venta los salvara de un destino mucho peor.
A diferencia de su hermano José María, Fernando regresa a España y trabaja en la Universidad y en el Instituto San Isidoro.
Volvió para hacerse cargo del negocio familiar porque había muerto el padre.
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