Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla 2018: El «making of» del cortejo
Muchos nervios entre los más pequeños y padres pendientes de sus hijos antes de subir a las carrozas
Aún faltaban más de tres horas para que la Estrella de la Ilusión saliera a las calles de Sevilla, pero en el interior del Rectorado de la Universidad de Sevilla pages, beduínos, cenicientas y reyes corrían de un sitio para otro, buscando su carroza o haciendo cola para maquillarse. Los más pequeños, mientras tanto, aprovechaban para comerse un bocadillo. Debían coger fuerzas para el trabajo que tenían por delante: lanzar caramelos.
Por orden de llegada, los beduínos se ponían el traje, chubasquero incluido, y pedían la vez para que una legión de maquilladoras les dieran un toque de color ; oscuro, claro está. Atrás quedaron los años en los que el betún corría por todos lados.
A las puertas, mientras unos cantan villancicos , los voluntarios de las carrozas pasan lista para ir poniendo en su sitio a cada uno de los peques. Mucho cuidado, porque la escalera es alta. Y que se pongan bien apretaditos, tienen que caber todos; además, «así no pasan frío» se escuchaba por uno y otro lado.
Y los coches de apoyo, recargando combustible para los sueños. Venga caramelos, gusanitos, globos y alguna que otra pelota . Ya está todo listo. Ahora descansen, porque la tarde será larga, al menos, hasta las ocho y cuarto de la tarde.
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