La Madeja: el año de la Canina

En ningún otro lugar del mundo como en Sevilla, «mors mortem superavit». El año 2020 nos ha dejado en los huesos, pero saldremos

La Canina de la Hermandad del Santo Entierro, en su paso Juan Flores
Alberto García Reyes

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han ido cayendo las hojas del calendario con una lentitud desesperante. El tiempo no corre cuando todo depende de él y hasta en los relojes de arena pesa menos el grano cuando cae. En aquellos meses del confinamiento, Sevilla se vació como en la prosa primera de Chaves Nogales : «Desnudad con la imaginación a la maja vestida de Goya —no es la maja desnuda— y algo semejante será nuestra ciudad». La desnudez de Sevilla, su laberinto de calles desiertas, se concentra en la carpintería en bruto de un paso de misterio en el almacén o en los varales desatornillados de un palio que aguardan en una vitrina, como los huesos del santo incorrupto, el algodón de la Cuaresma. El esqueleto de la ciudad está bajo tierra. Entre las piedras de Roma y el barro almohade. Pero este 2020, que ha metido en un solo año la lentitud de un siglo, ha dejado un sedimento que en el futuro estudiarán los arqueólogos. Hemos visto pasar por el vacío la canina de la portada de la Feria, un amasijo de costillas de hierro que nunca llegó a tener carne. Y en cambio no hemos visto pasar por las sillas de la Avenida a la Canina con su lazo de esperanza: «Mors mortem superavit» . Pero sus zancos se han arriado delante de mucha gente. La muerte es la única procesión que ha salido a la calle este año para decirnos con los carpianos apoyados en el cráneo que meditemos.

Murió Manolo del Valle , el alcalde que nunca reía, antitópico de la sevillanía de pandereta con la que nos miran por encima del hombro todos los que son más bajitos que nosotros. Eran los primeros días del encierro. Todo estaba quieto menos la inquietud. Y aquella muerte fue como la del Amor en la rampa del Domingo de Ramos. Demasiado pronto y sin música. Callada. Una muerte conocida que nos ayudó a entender el dolor de la soledad en todas las muertes desconocidas. Los días pasaban como postrimerías de Valdés Leal , esqueletos con hachas, y la ciudad se despojó de todos sus ropajes para mostrarnos sus heridas incurables: la conversión del Centro en un parque turístico , la falta de liderazgo para rescatar al menos las infraestructuras ancestrales que nunca llegan, la dependencia absoluta del sector servicios, el eterno túnel sin salida por el que jamás pasaremos a la otra orilla del río... Pero la desnudez también enseña las cosas más bellas: el Gran Poder en la plaza de San Lorenzo , el Alumbrado en los balcones, la túnica planchada para volver al ropero, el itinerario de las cofradías hasta las casas de los deshechos, Paco Robles andando solo y con firmeza hacia sí mismo , los ayes de la Bienal de Flamenco... Ha muerto también Manolo Herrera en este año de seguiriya. Él fue quien encontró en el Patio de la Montería del Alcázar los melismas de yeso del cante andaluz. Por eso se ha ido como se van los que saben de un cuarto de cabales. Sin despedirse. Todos nos hemos ido de nosotros sin decirnos adiós. Hemos vivido un año sin vivir. Con el pellizco en el estómago de estar viendo crecer la yerba para nada. Y siempre haciendo cola en el Arco y en la calle Pureza para acercarnos a la Esperanza a través de los huesos secos de la calle Alfonso XII. Sevillano, medite. Nada es eterno, pero guarde la fe y recite la soleá del padre Javierre: «Canina, cuánto te quiero, / pero cómo te hace falta / un buen caldo de puchero» . En ningún otro lugar como en Sevilla, «mors mortem superavit». Aquí es donde la muerte vence a la muerte.

Lo que pasó...

Plan de aparcamientos. Espadas proyecta 21 aparcamientos en diez años. A ver cuántos termina construyendo.

Billete único. El billete único en los transportes metropolitanos es un avance histórico. Qué trabajito.

La Gavidia. El futuro de la comisaría ya está resuelto. O no. A vér qué hace la empresa ganadora.

Lo que pasará...

Los fondos europeos. Casi 90 proyectos valorados en 1.400 millones dependen de Europa. Sevilla espera.

El nuevo arzobispo. Asenjo ha pedido rapidez al Papa. Su sucesión es ya cuestión de semanas.

Feliz 2021. Se acaba el 2020. Tanta gloria lleve como paz deja. Olvidémoslo rápido. Feliz 2021.

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