Luis Rojas-Marcos pide en Sevilla a la RAE que acepte el verbo «voluntariar»
El prestigioso psiquiatra, galardonado por el Teléfono de la Esperanza, defiende que la pandemia ha aumentado la capacidad de las personas a resistir y de ayudar a los demás
El prestigioso psiquiatra Luis Rojas-Marcos ha defendido este lunes en Sevilla la labor del voluntariado en estos tiempos de pandemia y ha pedido a la Real Acacemia de la Lengua que «acepte el verbo voluntariar» como ya existe en otros idiomas (en inglés se usa el término volunteer).
El médico ha hecho esta petición antes de recibir el premio que este lunes le ha otorgado el Teléfono de la Esperanza a la Intervención Psicolosocial por su contribución a la lucha contra las enfermedades mentales en un acto que se ha celebrado el Hogar Virgen de los Reyes en el que han intervenido el delegado de Bienestar Social, Empleo y Planes Integrales de Transformación Social del Ayuntamiento de Sevilla, Juan Manuel Flores, y el director de ASITES, Miguel Ángel Terrero en un acto que celebraba además el cincuenta aniversario de esta institución.
Rojas-Marcos, que ha acudido al acto acompañado de su hermano Alejandro (exalcalde de Sevilla) ha defendido la labor del voluntariado en estos tiempos y ha dicho que esas labores tienen un impacto positivo. «Ayudar a otros ayuda a uno mismo», ha dicho el psiquiatra, muy conocido por su trabajo en Nueva York donde lleva años ejerciendo la psiquiatría.
En este sentido, Rojas-Marcos ha recalcado ese efecto positivo insistiendo en que la persona que realiza una hora de voluntariado a la semana «duerme mejor, tiene menos ansiedad y abusa menos del alcohol».
Más conflictos
Y es que, según ha admitido el facultativo, la pandemia ha tenido serios efectos sobre la salud ya que se ha producido un aumento de la ansiedad, las depresiones y también (al menos en Estados Unidos) un aumento de los índices de suicidios y de las atenciones en las consultas psiquiátricas. Además ha aumentado el consumo de alcohol y de droga y también aumentaron los conflictos.
Es lo que considera la «parte negativa» de la pandemia que, a su juicio, también ha traído aspectos positivos como es el hecho de que ha aumentado la capacidad de las personas de «resistir sin romperse» y que se ha visto la flexibilidad para adaptarse a situaciones duras.
Porque, según ha recalcado, la pandemia a afectado a la vida diaria de millones de personas ya que cuando se pierde el sentido de futuro aumenta la vulnerabilidad.
El doble de llamadas
El presidente del Teléfono de la Esperanza, Miguel Ángel Terrero, ha destacado el hecho de que el órgano que preside haya cumplido cincuenta año de vida y ha explicado que durante la pandemia prácticamente se han duplicado las llamadas . Según Terrero, pese al aumento del número de asistencias que se han producido el perfil de la persona que pide ayuda no ha cambiado demasiado. Sigue siendo una mujer de entre 30 y 55 años.
Terreros ha recordado que el fundador del Teléfono, Serafín Madrid, fue «un visionario» que se dio cuenta de que el teléfono era un canal muy poderoso para escuchar a personas en situación vulnerable y ha explicado que la institución que preside ha cambiado para adaptarse a los nuevos canales de comunicación.
Desde el Ayuntamiento, el delegado de Bienestar Social, Juan Manuel Flores, ha destacado la labor que ha hecho el Teléfono de la Esperanza en sus 50 años de existencia y ha recordado que sigue llevando la esperanza a personas que están en situación vulnerable. «Cuando tenemos un problema poder conversar es fundamental», ha dicho Flores agradeciendo la labor del voluntariado y mostrándose orgulloso de que el presitigioso psiquiatra Luis Rojas Marcos haya acudido a Sevilla a recoger el galardón. Flores ha hecho un repaso por la brillante trayectoria de este psiquiatra, que además de estudiar en la Universidad de Sevilla, posee el título de doctor por las universidades de Bilbao y Nueva York. Rojas-Marcos es miembro de la Academia de Medicina de Nueva York y de la Asociación Americana de Salud Pública y fue director del Sistema Psiquiátrico Hospitalario Municipal de Nueva York desde 1982 hasta 1992 .
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