VIOLENCIA EN CATALUÑA

«Llevo todas estas noches pensando dónde podría irme a vivir pero Barcelona es mi ciudad»

Mirentxu Corcoy, catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Barcelona y exmagistrada de la Audiencia Provincial de la capital catalana, dice que se vive en «estado de guerra» y que muchas personas abandonan Cataluña

Mirentxu Corcoy Bidasolo Rocío Ruz

Jesús Álvarez

Mirentxu Corcoy Bidasolo es catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Barcelona y ha sido jefa de estudios de Criminología. Autora de numerosas publicaciones jurídicas, fue magistrada durante doce años de la Audiencia Provincial de Barcelona . La entrevista se realiza este jueves en la Facultad de Derecho de Sevilla, durante un receso de quince minutos de un seminario en el que ha participado esta prestigiosa jurista catalana con ascendientes vascos por parte materna.

¿Cuál es la palabra que definiría lo que siente un catalán no independentista tras lo ocurrido esta semana?

Angustia, miedo. Yo viajo habitualmente por Latinoamérica y me meto en todos los sitios, es decir, no soy nada miedosa, pero creo que esa es la palabra . Da miedo lo que está pasando . Yo vivo en el centro de Barcelona.

¿Es una sensación casi de guerra?

Sí, diría que estamos en estado de guerra. Escucho los helicópteros sobrevolar mi bloque y todos los incidentes que forman los independentistas violentos.

¿Se esperaba una reacción tan violenta a la sentencia por parte de los CDR y otros grupos de jóvenes?

Ha sido terrible todo lo vivido esta semana. En mi vida he salido de Barcelona con tantas ganas como cuando cogí el avión hacia Sevilla. Y mañana tienen preparado algo gordo con la huelga general. Las cinco columnas les llaman. Con ellas entrarán en Barcelona.

El respeto a la ley no vive un buen momento en Cataluña.

Ninguno. Pero es que tampoco se está haciendo nada para evitar los desórdenes. El Gobierno de Sánchez no ha hecho nada.

Da la impresión de que todas las protestas están muy bien organizadas y, probablemente, financiadas.

Yo creo que sí. En Cataluña siempre ha habido anarquismo, casi más que comunismo, como se vio en la Guerra Civil. Y a Cataluña vienen a armarla muchos anarquistas y antisistema europeos. Por supuesto, todo esto está subvencionado y la sentencia del Supremo, de lo cual apenas se ha hablado, también condena por malversación. Considera probado que se han desviado fondos públicos a la promoción de la independencia, en demérito de la sanidad y la educación.

Los catalanes que no son independentistas, que aún son mayoría: ¿pueden tener la tentación de abandonar Cataluña ante el clima de hostilidad creado contra ellos?

Sí, de hecho, conozco muchos casos y hay gente muy buena del mundo académico y profesional que no quiere venir aquí o se ha ido, personas que podrían aportar mucho a Cataluña. Nos hacen la vida muy incómoda y los independentistas se han apropiado de las palabras libertad y democracia. A los que no lo somos nos han dejado la palabra «fascista» y gente como Joan Manuel Serrat, Albert Boadella, Isabel Coixet o Eduardo Mendoza se han convertido en «fascistas». Parece increíble que ellos sean ahora los fascistas y los que se apellidan Sánchez y los musulmanes sean los catalanes independentistas.

Le preguntaba eso porque esa estrategia hacia los catalanes no independentistas puede ampliar la llamada «base social del independentismo en Cataluña», expulsando de su territorio a los que no lo son.

Se ha ido muchísima gente de Cataluña y hay otras que se quieren ir pero no pueden. Llevo pensando en estas últimas noches dónde podría irme a vivir, pero la verdad es que no me quiero ir a vivir a ningún sitio porque Barcelona es mi ciudad.

¿Ha cambiado mucho su ciudad en estos últimos años?

Barcelona siempre ha sido la ciudad más cosmopolita, abierta y moderna de España y ya no lo es. Se está volviendo pueblerina. Y veo que los que no somos independentistas no estamos tan unidos como los que tienen en España su enemigo común. A los independentistas les da igual ser de izquierdas, de derechas o musulmanes. Tienen una ventaja sobre nosotros.

«Barcelona ha sido la ciudad más cosmopolita, abierta y moderna de España. Se está volviendo pueblerina»

¿Ha sufrido en su familia esa fractura entre independentistas y no indepedentistas?

Yo tengo seis hermanos y, por fortuna, somos todos antiindependentistas, pero se están dando muchas rupturas familiares por esta causa. Y amistades de toda la vida que se han roto por este tema.

¿No teme que esta polarización pueda derivar en un enfrentamiento civil entre catalanes?

Yo siempre he pensado que no, porque soy la persona más optimista que se puede encontrar, pero después de lo que he visto esta semana ya no estoy tan segura. Cualquier cosa es posible.

La sentencia

¿Cuál es su opinión sobre la sentencia del «procés»?

Era una sentencia muy difícil y entiendo, porque he formado parte durante muchos años de un tribunal de Justicia, que se ha tratado de que fuera respaldada de forma unánime por todos los magistrados. Se nota que hay ciertas contradicciones porque se ve que trata en todo momento de explicar por qué considera que no hay rebelión. La impresión que yo tengo es que en el fondo piensan que la hay.

¿Y usted qué cree?

Que hay rebelión. Yo lo viví en directo y hubo violencia . Me llama la atención que gente que no es independentista y se considera «progresista» critique que estén en la cárcel los ahora condenados. Creo que cometieron un delito contra la Constitución y se trata de un delito mucho más grave que otros para los que la cárcel se ve razonable, unido, además, a la malversación de caudales públicos, un delito muy antiguo en nuestro Código Penal y del que apenas se ha hablado. Han hecho mucho daño a Cataluña con su comportamiento.

«Se ha subvencionado a los musulmanes para la causa independentista. Son los nuevos catalanes»

Decía antes que el independentismo está mucho más unido que el antiindependentismo. No parece, sin embargo, que sea demasiado homogéneo.

Y no lo es. Está lleno de contradicciones. Los únicos que no las tienen son los de la CUP, pero ellos más que independentistas son antisistema, dentro de la tradición anarquista de Cataluñ a. Mire si no es homogéneo que están adquiriendo peso los llamados «nous catalans» («nuevos catalanes») que son los musulmanes, a los que han ido ayudando con subvenciones para que estén dentro de esa amalgama independentista. Hay un «maremagnum» increíble en el independentismo. Si lo quitáramos, se quedarían en lo de siempre, un 20 o un 30 por ciento.

¿El independentismo se ha infiltrado también en la Universidad?

Sí, pero no tanto como parece. No hay que olvidar que en el fondo los medios de comunicación estatales se nutren, en gran medida, de lo que dice TV3, que es la voz del Gobierno independentista. Y se dicen muchas falsedades en esta cadena sobre la participación de estudiantes en las manifestaciones.

Pero se ven muchos jóvenes armando jaleo en primera línea.

-Sí, pero no son estudiantes universitarios. De todas maneras, a la gente joven siempre le ha gustado la calle y las manifestaciones.

¿Ha tenido problemas con algún alumno en sus clases?

Yo doy las clases en español y nunca lo he tenido . Alguna vez se me ha acercado algún alumno independentista para decirme lo que piensa, pero ya está.

¿Y tienen problemas con los profesores independentistas?

En la Facultad de Derecho, que es lo que conozco, la mayoría no es independentista . En el departamento de Derecho Penal hay un catedrático independentista y una profesora.

¿El ambiente es bueno entonces en la Universidad?

El rector no es independentista pero hace a veces manifiestos extraños. Tampoco se puede olvidar que la Universidad vive de fondos públicos y los otorga la Generalitat.

Hay que llevarse bien entonces...

Por lo menos, no nos podemos llevar mal.

Todas las informaciones hablan de una creciente politización del sistema educativo.

Sí. Sobre todo, en las escuelas y colegios. Es impresionante el adoctrinamiento.

¿Puede explicar eso que sean muchos adolescentes los que estén en primera línea de las protestas y movilizaciones?

Sí, lo puede explicar. Pero cuando llegan a la universidad, van abriendo los ojos y madurando. Aunque se dice que se hacen más radicales en la universidad, la realidad es otra . La mayoría van madurando. Yo doy clases en Derecho y Criminología y observo esa evolución, sobre todo en el trabajo de fin de grado.

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