El legado de Diamantino sigue vivo 25 años después

El 9 de febrero de 1995 falleció el líder sindical e incansable defensor de los Derechos Humanos

Pedro Ybarra Bores

Desde primera hora de aquel 9 de febrero de 1995 , políticos, amigos y feligreses de su parroquia acudieron al hospital en el que falleció para mostrar su condolencia a su familia por la muerte de «un hombre bueno, un andaluz de pro, que había entregado su vida a los demás. Pese a que su pensamiento no era compartido por algunos sectores, Diamantino se ganó el respeto general ». El día siguiente se celebraría la misa corpore in sepulto en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Dolores (Cerro del Águila), que sería oficiada por el entonces arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo. La mayoría de los artículos sobre este hecho que público ABC ponían especial énfasis en que se trataba de un hombre «bueno», y en que pese a las diferencias ideológicas, «Gobierno, partidos y sindicatos alababan su lucha por los marginados y los pobres andaluces».

Pese a que pocas veces usó en público la sotana, todos lo conocían como «el cura Diamantino» . Nacido en Ituero de Azaba (Salamanca) en 1943, sus padres emigraron a Sevilla, donde transcurrió su infancia en el barrio del Cerro del Águila , lugar que le dedicó una calle e incluso un Instituto de Educación Secundaria. El párroco del Cerro, Alberto Tena , afirma que «en el barrio los vecinos lo recuerdan con agrado. En la casa en la que estuvo viviendo muchos años con su madre sigue existiendo una placa que lo recuerda, así como una calle que se le dedicó en el barrio. Después de 25 años la gente que lo conoció lo recuerda con cariño y aparece en las conversaciones», dice.

Después estudiaría Bachillerato en el Instituto de San Isidoro , renunció a una beca concedida para entrar en Medicina, y en su lugar, ingresó en el seminario.

En agosto de 1976 fue uno de los fundadores del Sindicato Obrero del Campo (SOC). Para el exdirigente del SOC Diego Cañamero, «Diamantino para los jornaleros y para el medio rural ha significado lo que Blas Infante a Andalucía. Aparte de ser el cura de los pobres, era una persona totalmente íntegra, porque hablaba con el ejemplo y sus palabras siempre las llevaba a la práctica en su propia vida», recuerda. «Si había que defender a los emigrantes, él estaba con ellos, si había que defender a los jornaleros también. No solo hablaba, sino que se iba a trabajar a Francia o Navarra con ellos. Es un referente, un ejemplo para todo el mundo», añade.

Diamantino fue también también fundador y primer presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucia (Apdha) , constituida en 1990, hace ahora 30 años, cuando un grupo de personas liderado por él, a quienes previamente había contactado y convencido para unirse al proyecto, fundaron la Asociación. Desde aquellos primeros pasos la Apdha, (como recordaba hace poco Rafael Lara, una de las personas que acompañaron a Diamantino en aquel momento) «nunca intentó siquiera hacer una defensa abstracta de los Derechos Humanos, tan fácil de desvirtuar y manipular, tan cara a Gobiernos y poderosos por otro lado; por el contrario nuestra seña de identidad, que hemos intentado mantener con el mejor acierto, ha sido la opción por los pobres, la opción por los excluidos, priorizar el apoyo en muy diversos órdenes a los sectores sociales más desfavorecidos, denunciar las violaciones de los derechos de estas personas, mantener la cercanía y la empatía, sensibilizar sobre los derechos humanos, crear cultura de paz, justicia y solidaridad... fueron desde el principio tareas de la Apdha». «Sin duda fue esta la impronta y el legado más importante que dejó Diamantino en nuestra Asociación», afirman desde la Apdha.

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