Homenaje a los fallecidos

Lágrimas de San Pedro por las víctimas del coronavirus desde la Giralda

La pandemia también alterará los históricos toques de corneta: sólo los músicos accederán al cuerpo de campanas y sanitarios, policías y bomberos recibirán un homenaje

Sobre estas líneas la banda tocando en la Giralda ABC

Javier Rubi0

Sin procesión del Corpus, sin baile de los seises en la infraoctava, pero con toque de cornetas desde el cuerpo de campanas de la Giralda, aunque restringida sólo a los músicos. Cinco siglos de bella tradición para subrayar la festividad de San Pedro, primer papa de la historia, desde lo alto de la «turris fortissima» también se van a ver alterados por la pandemia del coronavirus. Las conocidas como Lágrimas de San Pedro , un toque de ministriles que se ejecuta con cornetas en la actualidad, tendrá algunos cambios este año desde la Giralda.

Los protocolos higiénicosanitarios de prevención contra el coronavirus han obligado a modificar la costumbre y sólo los componentes de la Banda del Sol podrán subir para interpretar las notas musicales de cada año desde que se recuperó la tradición hace tres décadas, de manera que oficiarán los toques desde el campanario esta media noche y mañana durante una pequeña procesión que incorporará novedades también relativas al combate contra el virus: un sanitario, un guardia civil, un policía nacional, un policía local y un militar de la Unidad Militar de Emergencias formarán parte del reducido cortejo como homenaje a los trabajadores que se han distinguido en el combate contra el coronavirus.

Esto sucederá en el segundo toque de la mañana , a las 12 horas del lunes 29, festividad de San Pedro y San Pablo, mientras que el toque de vísperas a medianoche sólo contará con la Banda del Sol por las excepcionales condiciones que vivimos estos días. De hecho, la Catedral tiene previsto reabrir sus puertas para la visita turística a partir del 1 de julio, estando todavía limitado el aforo durante los oficios que se siguen en el interior.

Y un cambio más que tiene que ver con la colecta del llamado óbolo de San Pedro con el que los fieles de la Iglesia socorren las necesidades del Papa de Roma en esa fecha o en el domingo más inmediato, según disponga cada diócesis. Este año, sin embargo, la colecta se ha trasladado al 4 de octubre, festividad de San Francisco de Asís y onomástica del nombre con que el cardenal Bergoglio eligió tras su proclamación como romano pontífice.

El propio Cabildo Catedral tiene previsto dos tañidos de campanas para conmemorar la festividad de los santos Pedro y Pablo: a las 9.30 y a mediodía del lunes 29.

Será en el de la mañana cuando los cuerpos esenciales que han luchado contra el coronavirus se incorporarán al mínimo cortejo de la Banda del Sol que repite los toques musicales en cada cara de la Giralda.

Historia

La historia de las Lágrimas de San Pedro se remonta a 1504, año en el que aparece el primer libramiento de fondos del cabildo metropolitano para pagar las «trompetas, atabales e tamborinos que tañeron esta noche» . La costumbre pudo establecerse entre 1500 y 1503, aunque no hay constancia documental porque están perdidos los libros de libramiento de esos años.

En 1505, el libro de contabilidad de los canónigos fija pagos por las luminarias, especie de fuegos artificiales que se lanzaban desde la Giralda para mayor realce de la fiesta en su víspera. Luego, desaparecieron las luminarias y quedaron sólo los ministriles y chirimías. En 1533, el campanero mayor de la Catedral, el maestro Mateo Fernández , dictó un libro cuyo nombre lo dice todo: «Regla de los tañidos en la torre de esta santa iglesia».

Allí puede leerse sobre la importancia que la festividad de San Pedro suscitaba en Sevilla: «La fiesta de San Pedro tiene vigilia solemne y es de primera dignidad, y en esta víspera a maitines no hay otro tañido, sino en comenzando la esquileta. Después de la oración, comenzar luego a repicar y dar un toque hasta cansar, y dejar, comenzar las trompetas y en acabando los atabales y luego las chirimías y luego otro toque a las campanas y desta manera han de ser nueve toques en cada estrumento y en dejando, esperar la señal de laudes y dar doce vueltas, como dicho es tañer de laudes solemnes. Y otro día, hay procesión general por encima de las gradas y tañerse a con todas dando setenta vueltas a espacio».

La tradición de las Lágrimas de San Pedro se ha perdido varias veces y otras tantas ha vuelto a emerger, como un Guadiana patrimonial. Dejaron de interpretarse en 1961, cuando el viento de la renovación litúrgica empezaba a soplar antes del Concilio. En 1983, Antonio Burgos y el dueño de Casa Trifón, Rogelio Gómez , rescataron la tradición con la colaboración del capellán real Federico María Pérez Estudillo y el entonces director de la Banda del Sol, Eusebio Álvarez Ossorio. Desde 1986 suenan sin interrupción.

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