SEVILLA
Juzgados por robar en el piso de un anciano impedido en Genaró Parladé y violar a su asistenta
La Fiscalía pide más de catorce años de cárcel para los dos acusados, que han negado en el juicio los hechos
La Audiencia de Sevilla ha sentado este lunes en el banquillo de los acusados a dos hombres por robo y violación . En la madrugada del 5 de octubre de 2016 entraron en el piso de un empresario local, en la calle Genaro Parladé, para robar. Dentro estaban dormidos el dueño, con problemas de movilidad y de avanzada edad, y la persona que trabajaba allí como cuidadora . A ella la maniataron, la amordazaron y después la violaron . Los dos acusados, que hoy han negado los hechos, se enfrentan a 14 años y cuatro meses, y 16 años de prisión.
Los acusados, de unos 50 años, lograron acceder al descansillo de la quinta planta de un bloque de Genaro Parladé . Allí descolgaron las hojas de una ventana, para que uno de ellos, a través de ese hueco, alcanzara la terraza del piso robado. Eran las cuatro o cuatro y media de la madrugada. Una vez dentro abrió la puerta del piso para que entrara el compañero de fechorías, que lo estaba esperando en el descansillo.
Comenzaron a registrar todos los rincones del piso buscando dinero. Se dirigieron al dormitorio del dueño, ya fallecido. Los ruidos le despertaron. Los ladrones iban encapuchados . La víctima no pudo reconocerlos. Tampoco sus voces. Sí comprobó cómo llevaban un cuchillo, con el que le hirieron en una mano, y que lo llamaban por su nombre. Insistentemente le preguntaban por el dinero. El empresario le dijo que había mil euros en otra estancia del piso. También se llevaron los móviles y otros efectos personales.
Después se dirigieron al dormitorio donde estaba la persona que cuidaba del dueño del piso como trabajadora interna. Allí, según ha relatado ella en el juicio y ante la Policía durante la investigación, la amordazaron, maniataron y la violaron ambos ladrones .
Con mampara y asistencia psicológica
La declaración este lunes de la víctima, una mujer brasileña de unos 35 años, ha sido a puerta cerrada y con mampara. Ella estaba visiblemente nerviosa y afectada por tener que relatar de nuevo todo lo sucedido. Le ha costado expresarse. Ha estado acompañada en todo momento por una profesional del Servicio Andaluz de Asistencia a las Víctimas (SAVA).
El primero de los acusados, Miguel V.R., se ha acogido a su derecho a no declarar . El segundo, Juan Carlos L.M., ha negado los hechos y se ha limitado a decir que el primer investigado lo implicó en el robo y violación por las rencillas que existieron entre las exparejas de ellos . Se conocen porque Miguel vendía drogas y Juan Carlos le compraba.
Según ha relatado el instructor del grupo de robos que llevó la investigación, en un primer momento les entró un aviso por robo con violencia. Fue entonces cuando el empresario, víctima del robo y con problemas de movilidad, narró a los agentes lo sucedido. Y como elemento importante, les explicó que el piso contaba con cámaras de seguridad en el salón y en su dormitorio, cuyas imágenes han sido de gran valor para la investigación.
En la primera inspección ocular, los agentes descubrieron un cuchillo en la puerta del bloque . Era del propietario del piso robado y tenía restos de sangre. Después, localizaron huellas en la puerta del piso, en la del vecino, en el pomo, en las ventanas. Todo se envió a los laboratorios para detectar el ADN. Aunque hoy no han declarado agentes de la Científica.
Investigación en su entorno
La mujer no denunció la violación que presuntamente sufrió por parte de los dos acusados hasta varios días después. Sentía «miedo y vergüenza», según las psicólogas que la atendieron. Uno de los primeros agentes que se personaron en el piso ha explicado hoy que el empresario impedido le narró cómo los ladrones le insistían para que les dijera dónde estaba su empresa , por ellos la Policía Nacional se personó después en la sede de la empresa del hombre asaltado. Todo estaba en orden.
La investigación se centró en personas del entorno cercano y laboral del empresario. Así se llegó hasta u na empleada que había trabajado en el piso . Ella era drogadicta. Según relató esta testigo a la Policía Nacional, en un fumadero de las 3.000 Viviendas le contó a uno de los acusados, habitual de este lugar, que sabía donde podía haber dinero y los detalles del piso.
Así se localizó a Miguel V.R., quien en el momento de su detención por estos hechos estaba en prisión por otro robo a un anciano en la calle Tabladilla , muy próxima a Genaro Parladé.
En su declaración ante la Policía reconoció los hechos relativos al robo e implicó al otro acusado. El empresario robado r econoció fotográficamente a Miguel porque durante el asalto se destapó la cara . Además, lo conocía porque había trabajado en el Club Antares un tiempo atrás.
Las imágenes de las cámaras de la casa reflejan cómo durante 20 minutos no hay movimientos en el salón o en el dormitorio del dueño, lo que, según el instructor, es compatible con el tiempo que podrían haber usado en los hechos relacionados con la doble violación.
El juicio ha quedado visto para sentencia . Antes, todas las partes han elevado a definitivas sus concluesiones. La Fiscalía pide 14 años y cuatro meses de cárcel por robo con violencia, violación con intimidación y un delito de lesiones para Miguel V.R.; mientras Juan Carlos L.M. se enfrenta a 16 años de cárcel por los mismos delitos, pero con las agravantes por robo y por usar disfraz (ir encapuchado).
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