ENTREVISTA

Juan Pérez Floristán: «En Andalucía sobran conservatorios superiores de música»

Este pianista sevillano, reconocido internacionalmente y galardonado como medalla de la ciudad, propone que los conservatorios estén adscritos a las universidades y puedan elegir a sus profesores

Juan Pérez Floristán es un joven pianista sevillano reconocido en todo el mundo KIRILL BASHIRIKOV

-Usted se ha formado aquí y allí con profesores particulares fundamentalmente. ¿Por qué dejó el conservatorio de música de Sevilla?

-Porque perdía el tiempo absolutamente y yo no tenía tiempo entonces ni para estudiar Bachillerato. El curriculum de los conservatorios está mal diseñado, por lo que habría que replantear muchas asignaturas, tanto cómo se enseñan como el número de horas que se imparten. Lo que no puede ser es que un niño de ESO tenga cada vez más asignaturas en el instituto y en el conservatorio. Conozco a padres que han tenido que quitar a sus hijos del conservatorio porque, aunque éstos eran inteligentes, estaban bajando su rendimiento en el instituto y llegaban rendidos a la cama. Eso por no entrar en las enfermedades sistémicas de los conservatorios.

-No ha seguido las enseñanzas regladas pero eso no le ha impedido obtener importantes premios internacionales de piano. Estudiar con tantos profesores privados e ir a cursos por todo el mundo debe ser muy caro.

-Sí, pero son inversiones de futuro. De hecho yo sigo estudiando ahora, ya que estoy en la Hochschule für Musik «Hanns Eisler» de Berlín y recibo clases de Eldar Nebolsin.

-¿Hubiera alcanzado el nivel actual de perfeccionamiento en el piano si se hubiera formado sólo en los conservatorios de Sevilla?

-Difícilmente. En España no falla el talento artístico ni el trabajo, lo que falla es el sistema público de enseñanza.

-Si fuera ministro de Cultura, ¿qué cambios haría en los conservatorios?

-Hay cosas básicas que habría que arreglar. Los conservatorios tendrían que estar adscritos a las universidades en la Ley de Educación. Los conservatorios son ahora como los institutos, por lo que no pueden elegir su propio curriculum, no tienen libertad de cátedra, no pueden elegir a sus profesores... Otra cuestión a cambiar es la democratización de los niveles. En Berlín yo accedí por elecciones abiertas al parlamento estudiantil y participé en votaciones para cambiar asignaturas del conservatorio, pasarlas a otro semestre... adaptando así el curriculum a las necesidades. Por otro lado, los conservatorios tendrían que abrirse a otras disciplinas musicales. No entiendo por qué cuando se habla de enseñanzas musicales sólo se incluye la música clásica. ¿Qué pasa con el jazz, el flamenco, el rock, las músicas étnicas...? ¿Esa gente no tiene derecho a una educación pública y tienen que pagarse clases privadas?

-¿Los profesores de los institutos deberían ser músicos en activo?

-Uff, eso es un tema un poco peliagudo. Un profesor tiene una obligación para con sus alumnos, por lo que no puede aparecer por el conservatorio de higos a brevas, cuando sus conciertos se lo permitan y tener a los alumnos abandonados. Ni blanco ni negro. Eso no quiere decir que el profesor esté esclavizado y que la Administración lo trate como si fuera un niño chico diciéndole: te vamos a castigar si tocas, no te puedes pedir permisos para actuar... En Alemania se fomenta que los profesores de conservatorios sigan formándose. En España tienes que hacer, poco menos que un chanchullo, para que alguien te cubra las horas si eres profesor y quieres tocar con alguien en un concierto.

El pianista Juan Pérez Floristán, en imagen de archivo ABC

-En Andalucía hay cinco conservatorios superiores de música. ¿Sobra alguno?

-Claro. En toda Francia sólo hay dos conservatorios superiores de música, uno en París y otro en Lyon. Son muy prestigiosos y es muy difícil entrar. En Andalucía hay cinco y si quieres mantener tal maquinaria pesada no tienes más remedio que aceptar a muchos alumnos. En lugar de haber abierto tantos conservatorios medios hubiera sido mejor haber impartido más enseñanza musical de calidad en colegios e institutos, como hacen en los Estados Unidos.

-¿Hay salida profesional para tantos alumnos de conservatorio?

-Sí porque el mundo es grande. Ahora si quieres trabajar en España, olvídate.

-En una época en la que hay tanta obsesión por los títulos, usted rompe todos los moldes. ¿En España hay mucha «titulitis»?

-Para un solista como yo tiene una importancia relativa. De hecho, a un novelista nadie le exige que tenga aprobada Filología. Si estas buscando trabajo, pues sí te hace falta porque el mundo sufre de «titulitis». De hecho, cada vez es más arriesgado ir por la vida sin título por muy bueno que uno sea, ya que el mundo está obsesionado con el papel.

-La compositora sevillana Elena Mendoza, catedrática en Alemania, también se formó fuera y no debió ver futuro aquí porque no ha vuelto. ¿Dónde se ve usted en el futuro?

-Si acabo siendo solista sólo me hace falta vivir en una ciudad con un buena aeropuerto. Me daría igual vivir en Berlín o Madrid. De hecho, creo que terminaré viviendo en una de esas ciudades porque Sevilla tiene un buen aeropuerto pero sin conexiones directas y para ir a cualquier sitio hay que hacer escala. Por otra parte, a mi edad quiero vivir en una ciudad muy potente culturalmente. Sevilla está muy bien culturalmente, pero no se puede compararse en ese sentido con Madrid o Berlín, donde he vivido cuatro y tres años, respectivamente.

-¿Qué opina sobre lo que está pasando con la Orquesta Sinfónica de Sevilla, donde los músicos están sufriendo retrasos en los pagos, incertidumbre sobre su futuro profesional...?

-La situación es terrible y va en línea con lo que se está pasando en este país y Europa con la cultura porque se tiene la concepción de que es un ornamento, un pasatiempo, aunque sea algo fundamental para la formación de la persona. Los músicos están peleándose con los políticos por su supervivencia en lugar de estar produciendo arte, cultivando a la gente... Las administraciones deberían apostar fuerte por la Orquesta Sinfónica.

Pérez Floristán, en su infancia ABC

-Con 8 años empezó a estudiar piano y su primer concierto en público fue a los 12 años. ¿No ha sentido alguna vez hastío de tocar durante horas?

-No, porque nunca toco horas y horas diarias. De hecho, ahora toco unas cuatro o cinco horas. Cuando tenía 17 años toqué durante una temporada seis horas pero a día de hoy me parece una barbaridad. También es verdad que hay muchos opositores y universitarios que estudian diez horas al día.

-¿Dejó de jugar muchas veces con otros niños para tocar el piano?

-Sí, pero tampoco tanto porque soy muy organizado y saco tiempo para todo: ver películas, estudiar, hacer deporte, ver a mis amigos...

-¿Y caza Pokémon?

-Ja, ja. Ahora no tengo tiempo. Pero con 8 años eran fan de Pokémon y si este juego me hubiera cogido con esa edad hubiera sido el niño más feliz del mundo. Pokémon Go me llega tarde y ahora no tengo tiempo para cazarlos, aunque reconozco que juego a la PlayStation en casa.

-No sé por qué, pero no le imagino en un botellón.

-Pues sí he ido a la botellona, pero lo que más me gusta hacer es ir a casa de amigos, tomar unas cervezas, hablar hasta las cinco de la mañana y bailar.

-No será con música de Schubert.

-Ja, ja. Me encanta la salsa y lo que me echen. De hecho, estoy dando clases de salsa. Ya estoy en el nivel dos porque estoy empezando. Dentro de la salsa me gusta desde los inventos y fusiones de Chick Corea hasta la salsa más clásica. Adoro a Richie Ray y Bobbie Cruz, sobre todo su «Sonido bestial»; me encantan los hermanos Palmieri, Ray Barretto, Bebo y Chucho Valdés, Buena Vista Social Club...

-¿Ha asegurado sus manos, como Jenifer López tiene su trasero?

-No, aunque supongo que en un momento dado tendré que hacerlo. No sé ni cuánto cuesta.

-¿Tiene prohibido algún deporte, como esquí o baloncesto, para evitar dañarse las manos?

-Evito los deportes en los que se usan las manos y en los que es fácil lesionarse. Me encanta el futbolín (risas).

-¿Hacen falta nervios de acero para actuar como pianista con una orquesta o en una competición?

-Hace falta un control brutal, pero también espontaneidad y darle pasión porque si no eres una maquinita tocando el piano.

El joven pianista sevillano, durante el concurso internacional Paloma O'Shea 2015 CELEDONIO

-Falla es su autor español preferido. ¿Cuál de los autores extranjeros le gusta más interpretar?

-Schubert, Schumann, Ravel, Bartók... De los más recientes Boulez, Sánchez-Verdú, Schnittke, Ligeti...

-Afirma que le gusta escuchar rock de los años 70 y música electrónica.

-Me gusta Led Zeppelin, King Crimson, David Bowie, Emerson, Lake & Palmer, Yes, The Velvet Underground... De los grupos y socialistas actuales me gustan James Blake, Tom Waits, Bill Callahan, Radiohead, Leonard Cohen, Nels Cline, Tool... Y si nos metemos con el jazz y el flamenco, no acabaríamos nunca.

-No puedo dejar de preguntarle por la música de Semana Santa.

-No soy «semanasantero» y no sé decir el nombre de ningún compositor de una marcha de Semana Santa.

-Hubo una época en que las sevillanas las adornaron con violines y mucha orquesta. ¿No le parece el colmo de la horterada?

-Sí, un poquito, aunque voy a la Feria a bailar, no a analizar la música.

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