El rincón de...
José Zabala Ruiz: «La primera Maestranza que pinté se la llevó Alejandro Sanz jugando a los dados»
Fue novillero, actor de teatro, empresario nocturno y pintor. En una tienda de decoración de la calle Puente y Pellón, número 18, el público que mira sus cuadros le pregunta si son Van Gogh auténticos
![José Zabala Ruiz junto a la Maestranza](https://s3.abcstatics.com/media/sevilla/2019/12/02/s/pepe-zabala-machuca-kn2D--1248x698@abc.jpg)
Todos los días se da un buen paseo por el corazón de Sevilla y, sin proponérselo, acaba siempre su recorrido delante de la Maestranza . Debe ser la querencia de sus tiempos de novillero que lo llevan, de forma inconsciente, a la puerta de sus sueños imposibles.
Noticias relacionadas
En un lugar tan legendario se ha querido fotografiar por identificarlo con su rincón favorito en Sevilla. Hoy las luces de los trajes del redondel las sustituye por los colores de su paleta, dedicada a reinterpretar las obras más estimulantes de Van Gogh . En Puente y Pellón 18 tiene colgado 29 cuadros que versionan la obra de un artista universal.
Entonces, ¿usted qué es lo que hace?
Yo interpreto su obra. Van Gogh decía que un cuadro era una partitura y que cada uno podía interpretarla a su forma. Yo no me considero un copista, si no un intérprete de los cuadros del pintor holandés.
Pero hay personas que se equivocan y le insinúan cosas ilegales…
A mí nunca me han temblado tanto las piernas como en aquella exposición en Antares. El tipo era singular: gafas, sombrero, gabardina y ese acento tan de película de espías. Y me soltó que si yo era capaz de falsificar a otro pintor. Allí mismo lo despaché.
¿Nunca le ha dado por pintar toreros, picadores, plazas de toros…?
Sí, sí. Claro que las pinto. Especialmente la Maestranza. Y me gusta pintar motivos taurinos.
Disculpe mi curiosidad: ¿qué tiene que ver el toreo con la pintura?
Tanto la pintura como el toreo o son de verdad o no son nada. Un torero lo da todo. Y un pintor se entrega a la pintura. Yo he sentido lo mismo o muy parecido toreando y pintando. Lo que ocurre es que la obra del torero es efímera.
Cuénteme aquella tarde en cuclillas en la Maestranza…
Yo estaba en cuclillas con pase de favor en la Maestranza. Y una mano me dio en el hombro y señaló un asiento junto a él en la segunda fila de barrera. Era ni más ni menos que Luis Miguel Dominguín, que yo nunca había tratado. Así da gusto ver los toros.
Usted toreó muy buenas novilladas en Burgos. Pero tengo entendido que el empresario lo quiso para otra cosa…
(Risas)Toreé un par de novilladas y estuve un mes trabajando en la cafetería del empresario. Mi acento y la desenvoltura me dieron fama. Volví a Sevilla. Recibí una llamada del empresario, quedamos en el Colón y yo creí que venía con varias corridas bajo el brazo. Pero vino a contratarme para el bar…
¿Se arrepintió alguna vez de no haber seguido retando a los toros?
A veces me despierto como yendo a torear. Y yo mismo me digo: a dónde vas, Pepe.
Pero el reto del teatro lo aceptó y perteneció a la agrupación teatral Álvarez Quintero.
Sí, hice de galán cómico o galán joven. Era muy joven cuando entré en la Agrupación Álvarez Quintero.
¿Trató a Juan Diego, el actor de teatro y cine de los setenta y ochenta?
No, pero estuvo en la Agrupación también e hizo muchos sainetes de los Quintero.
Creo que dejaba el «comedor» donde le pillara, ¿no?
(Risas) Coincidimos en un bar amaneciendo. Estábamos tomando cervezas. Y yo le comenté que había estado en la Agrupación. Estábamos muy a gustito. Y en un momento dado me encontré su comedor, como usted dice, dentro del vaso de cerveza. Era y es un genio.
Con Agustín Embuena hizo un Don Juan Tenorio apoteósico y la mar de cómico.
Se llamaba «Tenorio on the rocks». Fue una nueva versión, actualizada con los temas políticos de entonces, un pelotazo. Más de un mes estuvimos en el teatro con llenos diarios.
Ha interpretado diversos papeles. Quizás uno de los más atractivos ha sido el de empresario nocturno del pub Fleming, junto con su socio Manolo Villanueva.
Ese ha sido el papel más real que he interpretado. Fueron veinticinco años en el pub hasta que cerramos en el 2011.
Por allí pasaron los más famosos del momento. Desde Antonio Gades a Imperio Argentina. Y todos dejaban su firma.
El Fleming estuvo de moda entre los artistas, allí se encontraban actores, cantaores, guitarristas. Era un ambiente muy artístico. El libro de firmas del local así lo corrobora.
Quizás uno de los que mejor dominaran la noche era Alejandro Sanz. Le pilló gusto al piano…
(Risas) Teníamos un piano de pared hecho en Sevilla, un Piazza, que lo tocaron el maestro Solano, Mudarra y Alejandro Sanz. La primera Maestranza que yo pinté se la llevó él. Nos jugamos a los dados la rebaja del cuadro. Y nada más que le salían ases. Ese cuadro está en la finca de Cáceres.
La gran Gabriela Ortega expuso acuarelas en el Fleming…
Ella exponía sus acuarelas en el pub. Y se vendían. Atravesaba una durísima situación personal y profesional. Y esa ayuda le vino muy bien. A partir de aquello se fue recuperando y con su valía empezó a hacer cosas para la televisión.
Tengo entendido que, antes de su muerte, le dejó una carta a modo de testamento. ¿Es así?
Así es. Ella escribía muchas cartas. Y pedía que se incinerara y que sus cenizas fueran al mausoleo de Joselito El Gallo. Tras muchas gestiones se logró abrir la tumba y hoy descansa justo al lado de su tío Rafael El Gallo.