El rincón de...
José María Sequeiros: «La Expo cambió Sevilla pero no el carácter del sevillano, que sigue igual»
Acaba de publicar un libro, «Cartas de un escritor de oídos» (editorial Itálica), donde recoge cien cartas al director publicadas, preferentemente, en ABC de Sevilla
Es usted, quizás, uno de los lectores a los que más cartas al director le han publicado. ¿Se considera un especialista del género?
No, no creo que sea especialista. Si soy especialista en algo, lo soy en Agrónomos que es mi carrera. El libro se titula así porque, de alguna forma, mis cartas son escritos de oído.
Como tope se fijó cien cartas. ¿Por qué cien y no ciento cincuenta, por ejemplo?
Fue una especie de promesa que le hice a mi padre, que ya había muerto. Él siempre me achacaba que, entre mis hermanos, yo era el que menos afición tenía por la lectura. Con sorna me decía: «Hijo, a ti te molesta lo negro». Bueno, al final, le escribí cien cartas al director.
¿Algún tema o persona fueron recurrentes en sus críticas?
Sí, fundamentalmente, los relacionados con los procesos independentistas vascos y catalanes. Posteriormente también me interesé por el acceso al Parlamento de los extremos populistas.
¿Alguna carta le provocó dolor de cabeza?
Ninguna. Gracias a Dios estaban lo suficientemente medidas como para decirlo todo sin ofender a nadie.
Es curioso cómo en algunas de esas cartas usted se adelanta a ciertos acontecimientos con un ojo muy avizor…
Correcto. No había que tener un ojo muy aguzado para saber que España, tras los gobiernos de Felipe y Aznar, se había deslizado políticamente hacia la socialdemocracia. Y creo que no me equivoqué.
¿En vez de agrónomo le hubiese gustado ser periodista o escritor?
No, no. A mí me hubiera gustado vivir del deporte. He sido muy buen deportista y he tenido la suerte de tener un hijo futbolista profesional, Marcos Sequeiros.
Se queja, con razón, de que muchas de las cartas que ha escrito han sido como clamar en el desierto.
Escribir en España, como decía Larra, es llorar. Y lo mismo no he llorado lo suficientemente alto como para que me escucharan. Quizás debería haber gritado.
Mucha gente está convencida de que el músculo social lo tenemos atrofiado. Fíjese lo que ha pasado con el túnel bajo el río y cómo Bilbao lo consiguió…
En 1986 escribí un artículo para un periódico donde reflejaba el carácter del sevillano, que siempre es autocomplaciente y poco dado a la pelea.
Más que una carta, esa pirula tiene un capítulo importante en el libro de las capitulaciones del empresariado y la política sevillana, ¿no le parece?
Pusimos muchas esperanzas en que la Expo cambiaría Sevilla y a los sevillanos. A Sevilla la cambió, pero el carácter del sevillano sigue siendo el mismo. Lo mismo nos pasó con la Unión Europea y el campo andaluz.
Hubo un tiempo, en EE.UU. por ejemplo, que las cartas al director tenían un peso importante en la prensa y que muchos grandes temas de investigación nacieron de este tipo de denuncias de los lectores. ¿Los periodistas españoles seguimos vuestras cartas?
Pienso que algunas veces no le sacáis el partido suficiente a esas cartas. Es lógico pensar que no se estimen esas cartas escritas por aficionados desde el punto de vista de profesionales. Pero se pierden, a veces, buenas ideas.
Por cierto, usted, con veintipocos años, viajó por motivos de trabajo hasta Carolina del Sur, al «Deep south» de la Unión. Eran los años difíciles de los derechos civiles…
Y tan difíciles. Le contaré algo. En aquel viaje de trabajo, un colega norteamericano se extrañó de que en España no tuviéramos negros encargados de hacer las tareas domésticas y de trabajos duros, tanto en el campo como en las ciudades. Afortunadamente hoy han cambiado mucho las cosas.
Y tengo entendido que usted confundió el té helado con la Coca Cola…
(Risas) Fue así. En el sur es normal servir el té helado para almorzar. Yo vi una jarra con un líquido con el color de la Coca Cola. Y cuando lo bebí les dije que hasta el sabor del refresco americano era distinto allí que en Europa. Inmediatamente me aclararon la situación.
Viajó a Carolina del Sur para temas relacionados con el algodón. ¿Qué se trajo para el algodón sevillano?
Fórmulas para aumentar la productividad algodonera con nuevas variedades de semillas y la introducción del tabaco rubio en España. Sí, yo fui quien trajo el nuevo sistema de cultivo de tabaco rubio a nuestro país.
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