Reloj de arena...
Jesús Pérez Parras: En estado de gracia
Una noche, en una de sus actuaciones, Manolo Caracol tuvo que echar mano de Jesús para sustituir a su hijo...
Cuando Manolo Caracol interpretaba «Carcelero, carcelero» gustaba apoyarse en cierta recreación dramática del tema, haciéndose acompañar de su sangre, que precisamente hacía de vigilante. No tuvo que salir muy bien la cosa con Jesús porque, cuando terminaron la actuación, Caracol lo miró y le dijo: «Como la interpretes otra vez no salimos de la cárcel en la vida». Jesús, o el gran Parra´s como se anunciaba en los carteles, había nacido en Utrera, tierra de gargantas imperiales, que debieron alimentar su fascinación por el cante y el baile. Caso curioso es que, dentro de ese mundillo, no era fácil encontrarse a gente que hubiera hecho bachiller y preuniversitario, más dos cursos de Derecho en Deusto. Muchos firmaban con el dedo. Otros sabían leer los cambios de tiempos en los cercos de la luna. Pero por la escuela, desgraciadamente, no pasaron mucho. El gran Parra´s fue la excepción. Hablaba y escribía con fluidez italiano, portugués, inglés, francés y el materno. Un políglota en la corte de las lenguas de doble filo del espectáculo. Ese espectáculo que lo llevó a encarnar el carcelero de Caracol que nunca convenció al maestro, aunque artistas como Gary Cooper lo fueron a ver en Madrid tres noches seguidas.
Pasar del Derecho Romano a las bulerías por derecho no está al alcance de cualquiera. El gran Parra´s tuvo ese don. Pero antes de pisar los tablaos trabajó con los diseñadores de moda más notables de París y Lisboa, hasta el punto de que, muchos años después, ya en España, vistió a famosas como Norma Duva l, entre otras estrellas. Se manejaba bien con la pintura al óleo, tenía buena mano en la cocina y nunca se le quemó el guiso de la formalidad y la educación. En las horas muertas de los camerinos se entretenía escribiendo canciones que cantaron y grabaron nombres tan sonados como los de Marifé, Antonio Molina y la Santiago . Instruido y consciente de sus limitaciones solía argumentar que su físico no daba para ser una figura del baile flamenco. Estaba tan sobrado de kilos como de gracia natural. Cuando salía a bailar lo hacia envuelto en una faja que le apretaban los sobrantes y disimulaban sus batallas perdidas con la báscula. Uno no puede correr cien metros lisos con la anatomía de un picador. Dicen los que lo vieron que, por encima de todo, sobresalía por su gracia, por su simpatía sobre el escenario. Ese estado de gracia natural es el que le hizo dejar el baile y atreverse con las difíciles piruetas en los terrenos del humor. No sin antes haber visto la cara que puso Manolo Caracol cuando le dijo que rompía con él su contrato para firmar por un duro más con la compañía de Pepe Blanco . El carcelero dejaba el penal para meterse de lleno en el cocidito madrileño.
Hay carteles de los sesenta donde se le ve, junto a Antonio Machín , Marifé de Triana o Estrellita Castro , anunciándose con el mismo ímpetu tipográfico que aquellas estrellas de primerísimo nivel. Parra´s ya era un cómico especializado en hacer parodias y caricaturas de personajes del momento. Y su nombre era habitual en los luminosos de la época. Su humor nunca fue sofisticado. Sobre la base de un guion que él mismo escribía, lo interpretaba de forma muy directa y sencilla, para que nadie se perdiera esa risa que tanto faltaba y tan necesaria se hace siempre. Trabajaba pero seguía aprendiendo. Acompañando a Manolo Escoba r en una turné por España, aprendió a conducir camiones de la mano de Anita, la esposa del almeriense. Anita regentaba una flota de vehículos como negocio personal y Parra´s no dudo en subirse a aquel carro que no tenía nada que ver con el que buscaban Manolo Escobar y sus hermanos. Los mejores años los invirtió repartiendo alegrías por los teatros y salas de fiestas de Madrid. Nueve años que lo proyectaron como un humorista con un puesto notable en el escalafón. Aquel chico gordito, que se tenía que fajar para bailar en las compañías de flamenco, era ya el gran Parra´s que debutó como tal en París y que al verlo Juan Carcellé , unos de los manager más poderosos de la época, se lo llevó para la capital de España. El empresario y profesional de la comunicación Pepe Camacho, que trató al gran Parra´s, recuerda cómo en una actuación en las bodegas de Villanueva del Ariscal, presentada por Marisa Carrillo , tuvieron que echarse sobre los toneles de la bodega para no caerse de risa. El cómico parodiaba a una heroína de los dibujos animados de la época: Heidi. Se vestía como la niña, se pintaba los coloretes en la cara y la gente se partía de risa viendo cómo el humorista, siempre en estado de gracia, parodiaba al abuelo, a Pedro y a la señorita Rottenmeier… Si alguna vez le sobraron kilos, todos fueron arrobas de simpatía.
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