El rincón de...
Ismael Yebra: «Tal vez haya más sevillanía extramuros que intramuros»
Flamante director de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Sevillano de la Alfalfa, hablando con él, da la impresión de que más allá del puente del Cachorro, ya es el extranjero
Felicidades por su nuevo destino en la Academia.
Muchas gracias, aunque digo con sinceridad que es una felicidad relativa por las circunstancias luctuosas en las que se produce el cambio.
Tengo entendido que Rafael Valencia, que en gloria esté, no se sentía con fuerzas para seguir en el cargo. ¿Es así?
Yo acepté presentarme en una única candidatura tras saber que él no quería continuar. Siempre estuve con él en sus Juntas de Gobierno, al igual que otros tres académicos de la nueva Junta, y quise serle siempre fiel.
Dicen que la vida le pasó facturas impagables que él intentaba vadear con ironía y humor, aunque la procesión iba por dentro.
Todos tenemos nuestros fantasmas interiores, no siempre conocidos por los demás. Él intentaba disfrazar los suyos con la ironía y un peculiar sentido del humor, aunque no creo que siempre lo consiguiera.
Es curiosa la relación tan estrecha que existe entre la Medicina y la Literatura. Usted es otro de los médicos que escriben divinamente.
Al menos escribo, si no divinamente sí con asiduidad. La Literatura está llena de médicos escritores o escritores médicos y en nuestra ciudad hay numerosos ejemplos de ello.
Usted siempre ha vivido en la Alfalfa. Y desde allí le aplicó el microscopio a la ciudad para escribir un ensayo. ¿Dígame qué es Sevilla y qué es la Alfalfa?
Sevilla no es lo mejor del mundo ni la Alfalfa lo mejor de Sevilla, pero son los lugares donde nací, donde vivo y, junto con Umbrete, donde mejor me encuentro. Somos animales de costumbres. No obstante, esto lo digo después de haber viajado mucho.
¿La ciudad quién la hace: el paisaje o el paisanaje?
Creo que se hacen el uno al otro. Como se diría ahora, interactúan entre sí. En estos días en los que el paisanaje salió poco, el paisaje es bello, pero resulta soso y desangelado.
Se lo digo porque hay una escuela local que entiende que Sevilla es una, chica y encorsetada intramuros. Pero hay más sevillas, ¿no?
No tengo claro lo que es Sevilla, aunque tal vez haya más sevillanía, utilizado el término que empleaba mi antecesor en la academia Eduardo Ybarra, extramuros que intramuros.
Tambien parece que nos sentimos satisfechos con los estereotipos del miarma, del chistoso y del mejormundista. ¿Le produce erupciones en la piel esa fauna?
Más que erupción diría que un ataque agudo de alergia con arritmia y dificultad respiratoria.
¿Ha bailado alguna vez una sevillana?
No. Si alguien me ve hacerlo a estas alturas le ruego que lo comunique inmediatamente a las autoridades sanitarias y académicas.
¿Suele contar chistes?
A veces, aunque no por sevillano gracioso, sino porque venga al caso. Soy más de la caída graciosa y espontánea que del chiste.
¿Prefiere antes un malaje genético como su hermano o un gracioso incorregible como el chistoso de guardia
El malaje es aquél que no ríe las gracias del que se la quiere dar de gracioso. El chistoso de guardia es un «esaborío», que es peor.
Imagino que en su tertulia no aceptarían a un chistoso profesional…
Si fuese como Paco Gandía, sí. Pero no conozco a nadie que se le parezca.
En esa tertulia, con treinta años de existencia, se habla de todo menos de futbol local y de política. ¿Tanto desunen y enrarecen las relaciones esos temas?
Por eso llevamos treinta años. Hay temas más importantes como la Historia de América, La Historia de la Ciencia y la de la Medicina e infinidad de temas cotidianos mucho más relajantes
De esa tertulia han nacido libros como «Áspera seda de la muerte», del querido Paco Gallardo, gracias a la copia de un registro parroquial que llevó un día Bibiano Torres, el americanista.
Estábamos Paco, Manolo Castillo, Antonio Cano, mi hermano y yo tomando una cerveza y apareció Bibiano con un papelito en el que anotó las referencias del documento. Paco Gallardo vio inmediatamente la novela.
Por esa tertulia me enteré de que Monardes invirtió en esclavos, llevando 300 a América. Como están las cosas ¿le durará mucho su calle?
Casi no me atrevo a repetirlo. Hay mucho necio suelto y, lo que es peor, se le escucha. En la época era como comprar acciones o participar en un fondo de inversión.
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