Educación

Instituto Herrera de Sevilla, cincuenta años buscando la excelencia

El Instituto, uno de los de más prestigio de la capital hispalense abre un ciclo de celebraciones tras medio siglo de enseñanza

Fachada del Instituto Herrera Juan José Ubeda

Mercedes Benítez

Corría el año 1968 cuando se estrenaba en Sevilla, en la avenida de la Palmera, el instituto Fernando Herrera en un edificio que hoy sigue prácticamente igual. Este curso, medio siglo después, celebra su aniversario. Ayer fue el primer acto, una mesa redonda en la que participaron, además de la directora, María Reyes Fernández, el catedrático emérito de Literatura de la US y del centro, Rogelio Reyes, el columnista de ABC y antiguo alumno, Ignacio Camacho , el catedrático de Lengua y Literatura y profesor más antiguo, Miguel Cruz Giráldez y la catedrática de Geografía e Historia y profesora jubilada, Elena Relimpio.

El acto tuvo lugar en el antiguo salón de actos, con anécdotas y recuerdos de profesores y alumnos. Rogelio Reyes, que aún compra la lotería de Navidad de la comunidad en la que comenzó su andadura en el curso 1968-1969, no olvida «aquellos primeros años de enseñanza media». Atrapado por aquellos recuerdos de «un joven profesor lleno de ilusiones» en la época en la que en los institutos los cursos empezaban en octubre.

Pero el Herrera, que primero se llamó Francisco Herrera (por el pintor sevillano conocido como «Herrera el viejo») fue, según Reyes, un centro pionero en la expansión de la enseñanza media ya que, en esa época el bachillerato «lo estudiaba poca gente». Cuando en el curso 1968-69 abrió sus puertas apenas en Sevilla institutos: estabanSan Isidoro (de chicos) y el Murillo y el Velázquez (ambos femeninos) y poco más. Fueron los inicios de un centro en el que el profesor Rogelio Reyes hablaba a los estudiantes de usted en un ambiente basado en el respeto al profesor , pero que también tenía «un sello liberal y casi universitario» con cine de autor y teatro de vanguardia. «Que siga esa búsqueda de la excelencia», pidió.

Mesa redonda ayer en el Instituto Herrera Juan José Ubeda

Uno de sus alumnos también estuvo ayer. Ignacio Camacho, que estudió en sus aulas entre 1972 y 1974, recordó «el aire universitario» del instituto con profesores que simultaneaban sus clases con las de la universidad. Camacho llegó un año antes de que lo hicieran las chicas, así que los de su quinta se relacionaban con las del Murillo, por aquellas fechas también en la avenida de la Palmera.

Un orgullo

El periodista evocó aquel tiempo en el que todo lo que le pasó fue bueno. Y destacó que no haya cambiado la vocación por la excelencia, la exigencia el prestigio. «En este instituto se ha enseñado siempre a no conformarse , a tratar de ser mejores», dijo insistiendo en que era una antesala de la universidad y recordando el amor por la literatura que le transmitió su entonces profesor Rogelio Reyes o los consejos que le dio. «Decir yo estudié en el Herrera es un orgullo que se lleva toda la vida y lo van a notar cuando salgan de aquí», dijo a los alumnos.

Miguel Cruz, que lleva cuarenta años dando clases, y es el único que queda de aquel tiempo, afirmó que han cambiado muchas cosas pero sigue la voluntad de hacer un instituto ejemplar y referente en la ciudad. Hoy sigue siendo, según su directora, María Reyes Fernández, de los más demandados pese a que necesita «alguna reforma». Hay lista de espera para entrar.

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