Impacto del coronavirus
La presión policial, los rebrotes de coronavirus y agosto rebajan el botellón en Sevilla
El dispositivo especial de la Policía Local sumó unas 200 actuaciones cada fin de semana del mes de julio
Los agentes han puesto en torno a cien denuncias cada fin de semana por consumo de alcohol en la vía pública
La pandemia de Covid-19 y las medidas de seguridad higiénica y sanitaria que ésta ha impuesto en la llamada «nueva normalidad» han traído de nuevo a primer plano de la actualidad un problema social endémico que ha tomado de nuevo cuerpo por sus condicionantes: el botellón. Este fenómeno juvenil tan extendido en Sevilla históricamente está vinculado a unas circunstancias como la aglomeración de personas, la anulación de las distancias sociales que se han recomendado y la falta de disciplina con respecto al uso de la mascarilla que, unidas al ya de por sí negativo consumo del alcohol, resultan un cóctel explosivo en la lucha por evitar el contagio y la propagación del coronavirus. De hecho, la Junta de Andalucía, que tiene las competencias sanitarias, ya recordó que se trata de un fenómeno prohibido, aunque desde las administraciones lleven años haciendo la vista gorda con el mismo en cierto modo. Ahora ya no se puede ser tan condescendiente con esta cuestión.
Por ello, sabedor de que ahora pueden pintarle la cara con este tema, el Ayuntamiento hispalense dispuso hace mes y medio un refuerzo del dispositivo especial para el control de la botellona y las actividades de ocio nocturno enmarcado en la vigilancia de las normas sanitarias por el coronavirus, un equipo de trabajo de la Policía Local que ha realizado una intensa labor durante el mes de julio. Tanta que estos dos últimos fines de semana, los dos primeros de agosto, se ha percibido una notable disminución del botellón en las zonas donde este suele concentrarse, especialmente en los espacios más céntricos de este fenómeno en la ciudad.
Durante los seis fines de semana anteriores al actual, los agentes municipales realizaron una media de 200 intervenciones y en torno al centenar de sanciones por fin de semana relacionadas con el botellón, una presión que ha empezado a surtir efecto a tenor de la presencia de jóvenes consumiendo alcohol en la vía pública de los últimos días, bastante menor. A ello se han sumado los rebrotes y el inevitable miedo a una mayor expansión del virus, además de la lógica y tradicional bajada de población durante el mes de agosto, para dejar un panorama actual bastante más relajado en ese sentido, especialmente en los puntos más céntricos donde antes se desarrollaba el botellón.
Antes, eso sí, se ha realizado una labor intensa que en ocasiones se ha complicado. El 21 de julio, por ejemplo, la Policía Local hubo de detener a seis personas en una intervención en la barriada Madre de Dios por una fiesta con alcohol en plena vía pública sin mascarillas, actuación que se saldó con varios efectivos policiales lesionados. Entre las labores policiales ha estado también el seguimiento a convocatorias en redes sociales de concentraciones juveniles que contravenían las exigencias sanitarias para anticiparse a estas fiestas en la calle consumiendo alcohol y sin un uso responsable de la mascarilla .
De esta manera, las aglomeraciones del botellón han quedado reducidas a la mínima expresión. Este mismo fin de semana, el repaso a las zonas habituales de concentración de jóvenes mostraba lugares casi vacíos. Apenas quedaron algunos puntos de botellón esporádico en el entorno de la Alameda de Hércules y en los bajos del paseo fluvial, en Torneo, pero en los aledaños del parque de María Luisa o del parque de los Príncipes, clásicos a la hora de referirse a este asunto, no se produjeron estas concentraciones tan peligrosas en la coyuntura actual.
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