SANIDAD

El hotel de las madres primerizas del Hospital Virgen Macarena

Cincuenta mujeres con bebés hospitalizados por diversas patologías se «alojaron» durante el pasado año en las instalaciones habilitadas en la planta cuarta del hospital

Sara, huésped del hotel de madres, dando su leche a su hija Clhoe a través de una sonda HUVM

Jesús Álvarez

En la planta cuarta del Hospital Virgen Macarena de Sevilla hay varias consultas, dos alas de hospitalización de Obstetricia , una de Ginecología y otra de Oncología Ginecológica, además del hospital de día para embarazos de alto riesgo y las zonas de paritorio, preparto y posparto. Y desde octubre de 2013, el «Hotel de Madres», en el que se han «alojado» unas trescientas mujeres. Todas ellas compartieron una habitación con tres camas, baño, salón-comedor, frigorífico, microondas y televisión, con otras madres que también tenían a sus bebés hospitalizados aquí por distintas patologías. O porque vinieron al mundo prematuramente.

Es el caso de Sara , una carmonense de 34 años cuya hija Clhoe nació a las treinta semanas de gestación, dos meses y medio antes de tiempo. Pesaba 990 gramos y desde entonces está ingresada en la UCI de neonatos del hospital. Ahora, un mes después, pesa 1.600 gramos y podrá salir del hospital, si todo va bien, cuando pese un kilo más.

Esta instalación le ha facilitado muchas las cosas a Ana, Mari y Paqui , las tres huéspedes de una habitación muy acogedora. Las tres viven lejos de Sevilla y no pueden estar yendo y viniendo todos los días para darles el pecho a sus hijos.

Mari, la «mamá» de Dilan, tiene 32 años y a su cuarto hijo ingresado en Neonatos. El hospital ha contactado con Servicios Sociales para buscarle un piso de acogida en Sevilla para toda su familia mientras Dilan se recupera . Con cuatro niños todo es muy complicado. No será la primera vez que se le facilite vivienda a una familia en circunstancias parecidas. A una aún más numerosa cuyo último bebé nació con problemas se le consiguió una habitación en el Hotel Macarena. La pagó la Asociación Contra el Cáncer de Sevilla.

Paqui, la mamá de Adriana, es la otra compañera de habitación de Ana. Tiene 45 años, es de Estepa y lleva más de dos meses aquí. También espera salir lo antes posible con su hijo del hospital. Ninguna de las tres sabía que existía este hotel en el hospital y están muy satisfechas con este servicio de la sanidad pública.

Hay varias épocas del año en la que hay listas de espera para alojarse en el hotel, aunque las estancias largas no son habituales y suele haber una buena rotación de huéspedes. En 2019 unas cincuenta madres de alojaron aquí para poder estar cerca de sus bebés.

Sara nunca pensó que acabaría dando a luz a Clhoe en el Virgen Macarena porque todas las consultas durante su embarazo las realizó en Viamed . Una súbita subida de la presión arterial que traía aparejada graves riesgos de sufrimiento fetal (preeclampsia) la trajo finalmente a esta habitación. «Mi embarazo iba muy bien pero todo se complicó de repente y decidimos venir aquí. Cuando hay un problema, todos acabamos en la sanidad pública —dice—. Es cierto que la sanidad privada es confortable, tienes una habitación individual muy grande que no has de compartir con ninguna desconocida, aparte de que todo es más lujoso y está menos masificado que en los hospitales públicos , pero en caso de complicación, no hay duda de lo que ha que hacer», dice.

Clhoe leva un mes en la UCI de Neonatos del Virgen Macarena y su madre lleva alojada ese mismo tiempo en el hotel de la cuarta planta del hospital. La Unidad de Neonatos es de puertas abiertas y los padres pueden entrar en ella a ver a sus bebés siempre que quieran con las debidas precauciones. Pueden estar las veinticuatro horas del día sentadas al lado de su hijo, si lo desean, y es casi lo que hacen Ana, Mari y Paqui. Esta joven carmonense lo ha pasado muy mal porque temió por la vida de su hija pero todo está progresando bien y pronto espera salir del hospital. « Aquí no sólo son profesionales sino muy humanos . No me lo esperaba. Estoy muy contenta», resume su estancia aquí.

Tienen tele en la habitación y la suelen ver un rato por la noche antes de acostarse, pero están bastante ocupadas todo el día con dar el pecho a su bebé (si pueden) o en la sala de extracción de leche materna si la lactancia no puede realizarse de forma natural y precisa de una sonda. También se reúnen con frecuencia con los pediatras para seguir la evolución de sus bebés. Por la noche se relajan un poco y charlan entre ellas.

«Arreglamos las camas, aunque hay una limpiadora del hospital. Siempre tenemos la comida y la cena organizada y nos ayudamos entre nosotras porque estamos muy solas y preocupadas por la salud de nuestros hijos. Se crea un gran vínculo emocional entre todas», reconoce Sara.

Sara con Rocío Lara, jefe de Bloque de Obstetricia y Ginecología HUVM

El Hotel de Madres se concibió como un medio facilitador de la lactancia materna, cuando los bebés se tienen que quedar en el hospital y por razones de distancia de la localidad de procedencia de la madre no pueden viajar a diario desde su domicilio al hospital. Para ayudarlas se ha creado la figura de la «enfermera asesora de lactancia: «Es muy importante porque se le enseña a sacarte la leche con un sacaleche, que no es fácil. Estás muy perdida cuando eres primeriza y Rebeca, esta enfermera, me ayudó mucho», cuenta Ana.

De este modo, se facilita el contacto de la madre con el recién nacido tras el alumbramiento y se le proporciona formación necesaria para despejar sus dudas y temores sobre las alud de su hijo . La estancia media en el hotel es de unos seis días.

Por otra parte, desde la Unidad de Enfermería de Atención al Cuidador se atenderán las necesidades que las madres alojadas precisen en cuanto a conciliación de citas médicas , medicación, formación y consultoría.

Rocio Lara , jefe de bloque de Obstetricia y Ginecología, comenta que a todas las huéspedes se le suministran ropa de cama y toallas. «Ellas ya no son pacientes del hospital y se les recomienda que vengan al hotel vestidas con su ropa de calle. Se les facilita el almuerzo y la cena y unos víveres semanales en función de la ocupación: fruta, zumos o leche. Tienen su llave y no tienen horario de entrada y salida de la habitación», cuenta.

En el hotel no pueden entrar los familiares. «Aquí han llegado a llamarme tres mujeres que llevaban conviviendo aquí durante varias semanas para pedirme permiso para ver un partido de fútbol con sus maridos en la habitación. No se lo pude conceder porque no queremos crear ningún precedente», cuenta Rocío Lara.

La jefa de bloque cuenta que Ana lleva un mes con nosotros pero que ha habido estancias de dos y tres meses con grandes prematuros. «Normamente son niños con sus órganos inmaduros pero hay otros que nacen con una patología que exige su hospitalización», dice.

La lactancia materna es un criterio imprescindible para el hotel pero hay excepciones como la de una mujer de 49 años que tenía un hijo con 16 años y se quedó embarazada por sorpresa. «La acogimos hasta que llegó otra mujer que tenía que darle el pecho a su hijo. No admitimos en el hotel a madres de la UCI de Pediatría porque los niños son mayores y no precisan de lactancia materna», cuenta Lara.

Algunas imigrantes residentes en Sevilla pidieron quedarse aquí pero por otros motivos. «Si no hay lactancia, no tiene sentido la admisión. Una debía de tener problemas en casa y contactamos con Servicios Sociales para que le ofrecieran otro tipo de ayuda», comenta.

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